La Navidad es tiempo de reuniones familiares. Y los perros forman parte de estos eventos. Pero las cenas y comidas navideñas pueden ser fuente de conflictos con canes poco sociables en casa. ¿Cómo actuar si el can no tolera bien la presencia de niños? Este artículo propone seis pautas para ayudar al perro reacio a superar la Navidad, entre ellas, organizar las cenas en la propia casa, advertir a los visitantes de los problemas del can y no invadir su espacio.
A un perro poco sociable le cuesta relacionarse con un entorno distinto al habitual. Ante la llegada de visitas al hogar, algo frecuente durante la Navidad, se muestra nervioso, ansioso o alterado.
Cada perro tiene su propio carácter y personalidad, que depende en gran medida de sus experiencias vitales, sobre todo, en su etapa de cachorro. Hay perros que se relacionan bien con otros perros, pero mal con personas ajenas a sus dueños, y viceversa. En cualquier caso, ¿cómo enfrentarse a las reuniones familiares cuando hay un perro poco sociable en casa?
La Navidad obliga a que toda la familia, incluido el perro, amplíe su círculo social. Las siguientes pautas pueden facilitar al perro su interacción con familiares y amigos.
1. El perro prefiere las visitas de Navidad en su propia casa
Al perro poco sociable le resultará más complicado recibir a las visitas fuera de su casa
No es lo mismo que un perro poco sociable salga de su hogar a que reciba las visitas en su entorno habitual. En el primer caso le resultará más complicado porque no solo tendrá que enfrentarse a la reunión familiar, sino también a un cambio de escenario.
«Siempre que sea posible -aconseja el educador canino Gregorio Sánchez-, es recomendable hacer la cena o comida navideña en casa». Esto no significa que haya que ser rehén de la situación, pero sí hay que intentar moldearla para evitar problemas y roces.
2. Advertir a las visitas antes de las reuniones
Los familiares y amigos que acudan a reuniones de Navidad en las que el perro esté presente deben conocer las limitaciones del can para relacionarse.
Hay que advertir a nuestro entorno de las dificultades sociales del perro y explicar unas sencillas pautas sobre cómo actuar con él para que esté más tranquilo. Esto facilitará los encuentros navideños. La premisa básica en este sentido es «no invadir el espacio del perro y no hacerle caso«, recuerda Sánchez, a no ser que el animal se acerque y demande atención.
3. Niños con los perros en Navidad
Los niños deben conocer cómo acercarse e interactuar con un perro. Esto es válido aunque el animal no tenga problemas para relacionarse con su entorno. Pautas como no correr delante del perro, no gritarle ni invadir su espacio cuando duerme o come ayudarán a facilitar la relación de los niños con el perro, sobre todo, si este no es tolerante con las relaciones sociales.
4. No invadir el espacio del can en Navidad
Nunca hay que forzar al can, sino que debe ser él quien se acerque a la familia
«No hay que forzar al perro durante la reunión familiar, sino dejar que sea él quien interactúe con los presentes», recomienda Sánchez. Si nadie invade el espacio del perro, es decir, no se acercan a acariciarle, le llaman o le prestan atención, es probable que sea el animal quien rompa el hielo. «Hay que dejar que sea él quien tome la iniciativa para interactuar de manera espontánea», asegura el educador.
5. Una Navidad agradable para el perro
Intentar que el perro extraiga experiencias positivas de las reuniones familiares navideñas ayudará a que sea más tolerante con los extraños. Y también a que se relaje en este tipo de eventos sociales.
Para conseguirlo hay que ayudarle. Es importante que el ambiente no se descontrole durante la reunión, que los niños se porten bien con el perro y que sienta que su espacio no ha sido invadido con total impunidad.
6. Paseos caninos antes de las cenas navideñas
El ejercicio físico del perro y un paseo largo antes de la reunión navideña ayudará al can a estar más relajado. Por otro lado, algunas pautas y normas básicas de obediencia para el perro -siéntate, túmbate-, serán muy útiles para controlarle si se muestra nervioso durante la comida o cena de Navidad.
Un perro que tiene problemas para relacionarse con otras personas o animales impide una convivencia normalizada, lo cual afecta al entorno de los dueños. Cuando esto ocurre, debe diagnosticarse y tratarse cuanto antes.
El primer paso en este sentido es acudir al veterinario para que descarte problemas de salud y que derive al perro a un educador canino, si es necesario.
Un perro que no ha completado de manera satisfactoria su proceso de socialización (hasta los cuatro meses de edad) tiene más probabilidades de tener problemas de relación con su entorno.
Sin embargo, una buena educación por parte de sus dueños ayudará a minimizar las dificultades del can.