El Consejo de Ministros aprobaba el 19 de enero el proyecto de Ley de Calidad del Aire y Protección de la Atmósfera. Los responsables ministeriales pretenden con esta nueva norma reducir los niveles de contaminación atmosférica, un problema particularmente preocupante en los núcleos urbanos, debido en gran parte al tráfico.
La contaminación atmosférica produce en España 16.000 muertes prematuras y 350.000 en EuropaLa titular del Ministerio de Medio Ambiente (MMA), Cristina Narbona, estima en 16.000 las muertes prematuras por este motivo en España – 350.000 en Europa -, a lo que se añade el efecto en los niños, «cada vez con más casos de asma». Gracias a la aplicación de normas como la aprobada recientemente, se espera evitar en Europa 140.000 muertes al año y ahorrar 42.000 millones de euros sólo en atención sanitaria.
Por su parte, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, explicaba que la nueva ley se basa en los principios de cautela y acción preventiva; de responsabilidad, «el que contamina paga», advirtió; y en la corrección de contaminación en la fuente. De no ser así, el ciudadano podrá hacer valer sus derechos ante los tribunales. La nueva norma establece un rango de sanciones que pueden llegar hasta los dos millones de euros y el cierre de las instalaciones contaminantes.
Las instituciones central y autonómicas tendrán que acordar los valores límite de las emisiones contaminantes, las normas urbanísticas y las autorizaciones del uso de algunos suelos, y realizar un mapa de áreas especialmente protegidas. En este sentido, se obliga a los municipios con más de 250.000 habitantes a disponer de instalaciones y redes de evaluación, informar a la población sobre los niveles de contaminación y calidad del aire o a elaborar planes y programas para el cumplimiento de los objetivos de calidad del aire.
Según la nueva ley, si se superan los niveles de contaminación, las comunidades autónomas y ayuntamientos deberán elaborar planes de reducción, que serán determinantes en los instrumentos de planeamiento urbanístico y de ordenación del territorio. Esta obligación está hoy vigente para un número limitado de contaminantes, pero la nueva norma la extiende a todos los contaminantes para los que se fijen objetivos de calidad del aire.
Los Ayuntamientos deberán limitar, en un futuro, los niveles de construcción de nuevas viviendas si no rebajan sus índices de contaminación. En cuanto al tráfico, se prevén planes de movilidad generales y específicos. Si se superan los límites legales de contaminación, las grandes ciudades deberán avisar a la población e incluso podrán cortar el tráfico rodado.
La ministra Narbona señalaba que además de las obligaciones para las comunidades y ayuntamientos, es importante cambiar ciertas actitudes de la sociedad española, como el «uso del coche para trayectos pequeños». En este sentido, la responsable del MMA señalaba el ejemplo de ciudades como San Sebastián, que han cambiado la geografía de sus cascos urbanos para incluir zonas peatonales, una medida que no sólo reduce la contaminación, sino que «puede tener efectos positivos para el pequeño comercio».
La futura ley, un elemento central de la Estrategia Española de Calidad del Aire, será próximamente aprobada por el Gobierno, aplicando así la Estrategia Temática de la Unión Europea y la nueva Directiva Marco de Calidad del Aire, actualmente en tramitación, que fijan nuevos objetivos para 2020. De esta manera, se sustituirá la vigente Ley de Protección del Medio Ambiente Atmosférico de 1972, desfasada ya por las nuevas normativas comunitarias e internacionales.
Según el MMA, los principales problemas de calidad de aire son similares a otros países europeos. Las grandes ciudades, y puntualmente algunas zonas industriales, concentran los mayores niveles de contaminación, siendo las emisiones del tráfico de vehículos los principales responsables.
Según datos de 2005, en España hay 140 zonas con superaciones de los valores límite establecidos para los principales elementos contaminantes: Dióxido de azufre, ozono, monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno y partículas en suspensión con un diámetro inferior a 10 micrómetros (PM10), siendo especialmente preocupantes estos dos últimos.