Los más de 27 millones de seguros de automóviles vigentes, según la estimación de la patronal de seguros, tienen como objetivo la defensa de los intereses de los clientes implicados en los siniestros de tráfico. No obstante, suponen una notable tarea de gestión, lo que implica que, cuando ocurre una de las situaciones más habituales, como un accidente con otro vehículo, la reparación de los coches se retrase hasta que las aseguradoras deciden quién paga los daños. Este proceso puede acelerarse gracias a los convenios, acuerdos para agilizar la tramitación de siniestros entre vehículos asegurados por entidades adheridas al mismo. En este artículo, se explican los beneficios de los convenios y se detalla cómo formalizar el parte.
¿En qué consisten los convenios?
Los convenios resultan muy útiles para evitar juicios y el alargamiento del proceso tras un siniestro
Los convenios son acuerdos creados para la tramitación de siniestros de daños materiales en aquellos accidentes de circulación que ocurren por colisión directa de dos vehículos asegurados por entidades adheridas. Se caracterizan porque son de indemnización directa (el asegurado la recibe de su propia aseguradora) y sirven para evitar juicios y el alargamiento del proceso.
Para tramitarlos se utiliza un sistema informático creado con el fin de agilizar y simplificar las reclamaciones entre entidades aseguradoras por siniestros de daños materiales ocasionados entre dos vehículos. También repercute en las propias compañías de seguros, pues si incumplen los plazos son penalizadas por el sistema. Por ello, en general, se tiende a dar un mejor servicio a los usuarios y a apremiar la solución final del proceso.
¿Cómo formalizar el parte?
Es frecuente que tras un accidente de tráfico las partes implicadas no sepan bien cuál de ellas es la culpable. Esta actitud genera problemas a las aseguradoras en el momento de determinar la responsabilidad del accidente y saber quién tiene la obligación de asumir los gastos de los desperfectos en el automóvil. Este proceso puede dilatarse en exceso e, incluso, a veces se hace necesario ir a juicio. En estos casos, pueden pasar semanas hasta llegar a una resolución y que se dictaminen las responsabilidades.
Para evitar estas situaciones tan desagradables, se han creado los convenios CIDE/ASCIDE. Con ellos, no solo se pueden evitar los juicios, sino que se genera un ahorro de tiempo y dinero muy beneficioso para los implicados. ¿Cómo se consigue? Se aplica una tabla de culpabilidad en la que se establece la parte perjudicada y, por lo tanto, se puede proceder a los pagos de las indemnizaciones en el accidente de una forma clara y sin demorarse en el tiempo.
Basta con leer la tabla antes de rellenar el parte -no es muy difícil de aplicar-, ya que están enumerados todos los condicionantes del accidente. En función de los datos aportados por los afectados, se sabrá quién es el responsable. En caso de que haya versiones contradictorias -y que el resultado no sea concluyente-, se seguirá un orden de prioridad para la resolución: atestado, verificación ocular, testigos, principio de responsabilidad…
La formalización de este proceso genera algunas ventajas cada vez que un usuario se vea envuelto en un accidente de tráfico:
- Para empezar, se puede cobrar antes las indemnizaciones, al resolver el accidente por medio de este convenio si las dos aseguradoras pertenecen al mismo.
Otra de sus aportaciones es que rebaja sensiblemente el tiempo para dictaminar quién es el culpable del accidente
Por lo general, evita entrar en la siempre molesta vía judicial.
Para que estos convenios se apliquen de manera correcta, los usuarios deben formalizar el parte amistoso bajo unas condiciones muy estrictas que deberán tener en cuenta para proteger sus intereses y agilizar el proceso.
Cumplimentar la declaración amistosa de accidente, para lo cual los asegurados deberán llevar en su vehículo, de forma permanente, un modelo común que rellenarán para afrontar el proceso.
Solo será aplicable cuando se trate de un siniestro que afecte a dos vehículos (los casos más habituales).
La aseguradora debe estar adherida al mencionado acuerdo, situación que cumplen la mayoría de las compañías con las que los usuarios tienen suscrita su póliza de coche y accidentes.
Los daños materiales ocasionados en el accidente no deben sobrepasar 100.000 euros por siniestro. Los daños personales no estarán regulados por estas actuaciones.
Debe haber un contacto directo entre los dos coches afectados, ya que de no ser así tampoco se podrán aplicar los convenios.