Un estudio europeo, liderado por científicos españoles, asegura que los adolescentes de nuestro país tienen peor capacidad cardiorrespiratoria, fuerza y velocidad-agilidad que sus homólogos del centro y el norte de Europa. También son más obesos y cuentan con un mayor porcentaje de grasa abdominal, un factor de riesgo asociado al desarrollo de enfermedades cardiovasculares, cáncer y diabetes, entre otras afecciones. Este artículo describe la obesidad y el sedentarismo en adolescentes españoles y aporta algunos datos sobre los problemas de salud en la adolescencia de todo el mundo que más preocupan a las autoridades sanitarias.
Adolescentes menos activos y más obesos
Los adolescentes españoles tienen un peor estado físico, que se traduce en peor capacidad cardiorrespiratoria, peor fuerza y peor velocidad-agilidad, que los jóvenes de los países del centro y norte de Europa. Además, conviven con más obesidad, más porcentaje de grasa total y mayor obesidad abdominal.
Estas son las conclusiones de un estudio realizado por investigadores del Departamento de Fisiología de la Universidad de Granada, junto con la colaboración de otros 25 grupos de investigación europeos, tras comparar las condiciones físicas de los adolescentes de países mediterráneos (España, Italia y Grecia) con los que viven en las regiones del centro y el norte de Europa. Para este trabajo, publicado en la revista Pediatrics, se incluyeron los datos de 3.528 adolescentes de nueve países distintos (de cuatro ciudades de España, Italia y Grecia y de seis del norte-centro de Europa).
Los adolescentes españoles tienen una alta prevalencia de obesidad y de grasa corporal
Otro de los descubrimientos es que los jóvenes de aquí realizan menos ejercicio físico y, por el contrario, dedican más horas a actividades sedentarias. Para el autor principal del estudio, Francisco B. Ortega, el nivel de condición física de los adolescentes es un indicador de su salud presente y futura.
No obstante, la alta prevalencia de obesidad y de grasa corporal no se ha podido asociar ni a la dieta, ni al escaso ejercicio físico, ni a marcadores genéticos estudiados. También se compararon y analizaron los marcadores de riesgo cardiovascular, como los niveles de colesterol y de tensión arterial, pero no se hallaron diferencias entre los adolescentes de los distintos países.
Estado de salud de los adolescentes en el mundo
Una de cada cinco personas en el mundo es adolescente y el 85% reside en países en desarrollo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Actitudes y conductas que se inician y establecen en la adolescencia, como fumar o beber alcohol, pasan factura a la salud del adulto. Así, muchas enfermedades que se manifiestan en etapas posteriores (enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes…), que provocan una elevada tasa de enfermedad y mortalidad, son consecuencia de unos hábitos de vida inadecuados adoptados en la juventud.
La OMS divide en siete temáticas los problemas de salud de los adolescentes a nivel mundial:
- La salud mental. El 20% de los jóvenes padecerá alguna enfermedad mental, como depresión, trastornos del estado de ánimo, abuso de sustancias, comportamientos suicidas o trastornos alimentarios, entre las más frecuentes.
- El consumo de sustancias. El incremento de adolescentes que consumen tabaco o alcohol es preocupante por los efectos en su salud a corto y a largo plazo. La gran mayoría de fumadores se inicia en este hábito en la adolescencia y se estima que, en la actualidad, hay más de 150 millones de chicos y chicas de esa edad que fuman. El alcohol, además del daño orgánico que provoca, es el segundo origen de traumatismos, violencia y fallecimiento prematuro.
- La violencia. Entre los 15 y 19 años, el suicidio es la segunda causa de muerte. A esta le siguen la violencia en la comunidad y en la familia (incluida la sexual).
- Los accidentes. Son una de las principales causa de muerte en los adolescentes y los responsables de una gran morbilidad y de secuelas físicas (deformidades y discapacidades), psicológicas y sociales. Los más frecuentes son los traumatismos por accidente de tráfico, el ahogamiento y las quemaduras.
- El VIH. El riesgo de que un adolescente resulte infectado por el virus de la inmunodeficiencia humana está directamente relacionado con la edad de inicio de la vida sexual activa. Los datos señalan que las infecciones registradas entre 15 y 24 años suponen cerca de la mitad de todas las nuevas infecciones de los adultos.
- La salud sexual y reproductiva. Cada año, seis millones de niñas de entre 15 y 19 años dan a luz, la mayoría en los países en desarrollo. Además, el riesgo de morir durante el embarazo o el parto es mucho más alto en las adolescentes que en una mujer de más edad.
- La malnutrición. Tanto los niños que empiezan la adolescencia desnutridos, como los que se encuentran al otro lado de la balanza y presentan sobrepeso y obesidad -que no deja de ser malnutrición por exceso-, tienen más posibilidades de desarrollar una enfermedad y de sufrir fallecimiento prematuro.
En este escenario, la promoción de prácticas saludables es de vital importancia en los jóvenes inmersos en esta etapa tan vulnerable. Los programas diseñados para protegerlos aseguran unas bases para una buena salud futura.