Uno de cada cinco españoles sufre síntomas relacionados con trastornos mentales, mientras que otros problemas de inseguridad, timidez o sueño, sin llegar a ser trastornos, conllevan sufrimiento para las personas afectadas. Muchas de ellas toman conciencia de que este sufrimiento psicológico no tiene por qué ser una condena para toda la vida, ya que hay especialistas que les pueden brindar tratamiento. El primer paso es elegir el psicoterapeuta adecuado, que atine con el modelo de tratamiento. Estos son distintos y se basan en diferentes teorías sobre los problemas psicológicos. La psicoterapia es más efectiva y consigue cambios más rápidos que los experimentados por los pacientes sin tratamiento, aunque no se ha demostrado que ciertos modelos sean más eficaces que otros.
Un psicoterapeuta es un profesional de la salud mental (psicólogo o psiquiatra) que está preparado para realizar un tratamiento psicológico. Pero la primera pregunta que muchas personas no saben responder es: ¿Necesito acudir a su consulta? La Asociación Americana de Psicología (APA) recomienda hacerlo si se tiene la sensación abrumadora y prolongada de indefensión y tristeza, de que los problemas no mejoran a pesar de los esfuerzos, si resulta complicado realizar las actividades cotidianas, se está nervioso de manera constante o se cometen acciones nocivas para uno mismo o para los demás.
Se entiende como un tratamiento psicoterapéutico la intervención profesional basada en técnicas psicológicas. Éstas buscan eliminar el sufrimiento del afectado y enseñarle las habilidades adecuadas para hacer frente a los diversos problemas de la vida cotidiana. Un individuo (niño, adolescente o adulto) acude al psicoterapeuta por depresión, ansiedad, obsesiones, falta de habilidades sociales o problemas sexuales. Pero también solicita ayuda una pareja con altibajos en su relación o unos padres que necesitan consejo o tratamiento para su hijo. La terapia puede ser individual, de pareja, en grupo o familiar.
La primera visita
En la primera visita, conviene plantear todas las dudas al especialista. Es necesario tener claro qué se puede esperar de la terapia, cuánto puede durar e, incluso, cuál es el precio. En la actualidad, numerosas mutuas de servicios y seguros médicos de salud contemplan varias consultas gratuitas o a un precio rebajado. Elegir un psicoterapeuta entre los profesionales que colaboran con la mutua es una posibilidad de contactar a un precio módico. Otra opción es acudir a los servicios sanitarios de la Seguridad Social. Las sesiones de psicoterapia dirigidas por psicólogos son un servicio más, siempre que las prescriba un psiquiatra.
El afectado debe saber que el psicoterapeuta le ayudará a superar los problemas, pero la terapia se basa en el trabajo conjunto. Gracias al asesoramiento del experto, el paciente aprenderá a conocerse mejor, a cambiar los aspectos de su vida que no le gustan y a sentirse más autónomo. En principio, todos los modelos de tratamiento son adecuados para cualquier persona, aunque ante algunos trastornos muy concretos es preferible buscar a un profesional especializado en ese ámbito, que conozca el tratamiento más apropiado.
Principales tratamientos
La terapia busca eliminar el sufrimiento del afectado y enseñarle habilidades adecuadas para hacer frente a los diversos problemas de la vida cotidiana
Una vez que se ha tomado la decisión de acudir al psicoterapeuta, llega la pregunta: ¿Cuál es más conveniente? Muchas personas optan por preguntar a algún amigo o conocido, pero es importante tener en cuenta que, aparte de las aptitudes del especialista, hay diferentes modelos psicoterapéuticos. Cada terapia parte de distintas teorías sobre los problemas psicológicos. Según la Asociación Americana de Psicología, la psicoterapia es más efectiva, rápida y duradera que los cambios naturales de los pacientes sin tratamiento, aunque no se ha demostrado que haya modelos más eficaces que otros.
En la actualidad, los tratamientos más relevantes son los cognitivo-conductuales, psicoanalíticos, las terapias humanistas y las sistémicas, con sus diferentes orientaciones. Los colegios oficiales de psicólogos disponen a menudo de un servicio de asesoramiento para resolver dudas sobre las diferentes psicoterapias. Los precios de las sesiones oscilan de 40 a 90 euros.
Terapia cognitivo-conductual
El principal objetivo de las terapias cognitivo-conductuales es identificar los pensamientos distorsionadores para contrastarlos con la realidad y sustituirlos por ideas más adaptativas. También se conoce como reestructuración cognitiva y se centra en crear habilidades para que el paciente pueda interpretar de manera más racional su realidad y sea capaz de enfrentarse a sus problemas. En esta terapia, tras la entrevista clínica, se decide el plan de trabajo.
Por norma general, se realiza una sesión por semana y todo el tratamiento dura entre seis y siete meses. Este modelo está considerado como uno de los más directivos: es el psicoterapeuta quien marca las pautas de acción que debe seguir el paciente.
Terapia psicoanalítica
Este tratamiento persigue hacer consciente lo inconsciente. ¿Y qué es el inconsciente? Todos los factores que influyen en los sentimientos, pensamientos y conductas sin que la persona sea consciente de ello. Lola López Mondéjar, psicoanalista, asegura que la persona que inicia un psicoanálisis encuentra una relación con el especialista, que le permitirá explorar sus conflictos para sentirse mejor y cambiar las conductas que crea necesario modificar.
Este modelo es muy poco directivo y numerosas personas creen que los beneficios de esta terapia llegan tras años de tratamiento. Sin embargo, «los efectos se perciben pronto. Disminuye la angustia, mejoran otros síntomas… Pero es necesario, como mínimo, un año de tratamiento para que la mejora se estabilice y el paciente se independice del psicoanalista», explica la experta. La frecuencia habitual es una sesión por semana de 40-50 minutos. Además, López insiste en que «no es una terapia para gente culta, no se trata de aprender la jerga del psicoanálisis, sino que se busca lograr un aprendizaje vivido para modificar formas de sentir y de actuar».
Terapia sistémica
Las terapias sistémicas parten de la base de que los problemas psicológicos están muy influidos por la relación del individuo con las personas significativas de su entorno. Por eso se trabaja en dos planos: uno interrelacional y otro intrapsíquico, explica Eduardo Brik, director del Instituto de Formación y Tratamiento en Terapia Familiar Sistémica. En estas terapias se intenta convocar a los allegados más significativos, como los padres, los amigos, la pareja, etc.
No obstante, no es necesario que acudan. Si no es posible, se trabaja de un modo simbólico con técnicas como la silla vacía, que consiste en que el paciente imagine que en una silla está sentada la persona con quien tiene un conflicto para que le verbalice éste. Las terapias, adecuadas para cualquier problema, están indicadas de manera especial para problemas, actuales o pasados, de pareja o de familia.
Terapia humanista
La psicología humanista surgió en la década de 1960 como reacción al conductismo y el psicoanálisis, los dos grandes modelos imperantes en esa época. Varias terapias o técnicas forman parte de este modelo. José Zurita, psicoterapeuta humanista integrativo, explica que una de las más conocidas es la Gestalt, que tiene como objetivo la satisfacción de la necesidad no resuelta mediante la identificación de los «autosabotajes» que se provoca una persona para alejarse de su objetivo.
Pero no es la única. También destacan el análisis transaccional, la bioenergética -en la que se trabaja mucho el cuerpo- y la terapia humanista integrativa, cuyo objetivo es que el paciente elabore un duelo terapéutico de su conflicto, que puede ser una ruptura, una relación enfermiza con el trabajo, etc. Esta terapia dura, como mínimo, un año.
Al empezar un tratamiento, es necesario tener claras las diferencias entre un psiquiatra y un psicólogo. Estos son los dos profesionales que ejercen como psicoterapeutas. El psiquiatra es un médico que se he especializado en esta rama de la medicina, mientras que el psicólogo ha cursado la carrera de psicología. Sólo el psiquiatra puede recetar psicofármacos. La psiquiatría pone el énfasis en las causas orgánicas de los trastornos mentales, mientras que la psicología da importancia a factores psicológicos, como la educación recibida, las relaciones sociales, cómo se percibe la persona a sí misma, cómo influyen los sentimientos y emociones, entre otros. A menudo, el psicólogo se encarga del tratamiento psicoterapéutico y el psiquiatra controla la medicación en el caso de que fuera necesaria.