El virus del Ébola saltó a los medios el pasado mes de marzo, cuando el Ministerio de Salud de Guinea declaró la epidemia de esta enfermedad en el sur del país africano. A partir de ese momento, no han cesado las noticias haciéndose eco del número de afectados y fallecidos. Por su parte, las autoridades sanitarias insisten en las medidas de protección para evitar el contagio y transmisión de la infección de la fiebre hemorrágica. Este artículo señala qué medidas hay disponibles para diagnosticar la enfermedad del virus del Ébola y por qué es tan importante que la población reciba información veraz al respecto.
Después de resultar infectados por el virus del Ébola, tras el periodo de incubación (desde que se infecta hasta que surgen los primeros indicios) que va de 2 a 21 días, los afectados pueden manifestar varios síntomas que pueden recordar a cualquier hemograma que da información sobre los tres grupos de células presentes en la sangre (glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas) que se pueden relacionar con la presencia de infección: número bajo de glóbulos blancos o leucopenia, alto porcentaje de hematíes en el volumen total de la sangre (hematocrito) y disminución de plaquetas, que intervienen en la formación de coágulos sanguíneos.
Dado que las propias muestras de fluidos corporales, como sangre y orina, de una persona enferma y el material utilizado para su extracción son una fuente de contagio, se realizan en laboratorios especializados y bajo estrictas normas de bioseguridad.
Desde que el pasado 21 de marzo se anunciara el brote de Ébola, el Ministerio de Salud guineana puso en marcha un servicio telefónico gratuito para intentar responder las dudas de los ciudadanos y poder derivar con la máxima rapidez los posibles afectados a las salas de aislamiento del hospital Donka, en Conakry, para confirmar o desestimar la infección.
Según información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en estos momentos se reciben hasta 300 llamadas diarias. Entre las dudas consultadas hay rumores e ideas erróneas (como si comer cebolla cruda tres días seguidos evita la enfermedad, o si el consumo de mango puede ser nocivo) que pueden poner en peligro el control de la enfermedad del virus del Ébola e, incluso, la actuación de los profesionales sanitarios. Hace poco, un equipo de Médicos sin Fronteras tuvo que abandonar la tarea de manera temporal porque fueron acusados falsamente de haber introducido el virus en el país.
Las autoridades sanitarias luchan contra reloj para hacer llegar la información veraz a toda la población y para ello han pedido la colaboración de líderes religiosos, jefes tribales y curanderos tradicionales, entre otras figuras de peso en las comunidades afectadas. Solo si los ciudadanos conocen con exactitud qué medidas de prevención deben seguir, se podrá poner freno a la enfermedad.