Todos los pacientes que han sufrido un infarto deberían disfrutar de un programa de rehabilitación cardiaca. Sin embargo, solo el 4% de los españoles infartados recibe este tipo de atención debido a la escasez de unidades de rehabilitación cardiaca que acusa España. Para paliar este déficit, la Fundación Española del Corazón (FEC), la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y una compañía farmacéutica han impulsado el programa PrevenSEC, que propone medidas de rehabilitación cardiaca que el paciente puede seguir desde casa. No obstante, los programas que tienen un mayor impacto sobre la salud de las personas que han sufrido un infarto son los integrados, que se aplican desde las unidades de rehabilitación. Así lo advierte en esta entrevista Esteban López de Sá, jefe de la Unidad Coronaria del Hospital de La Paz, de Madrid, y coordinador del programa PrevenSEC.
La rehabilitación cardiaca es un programa integrado, formado por varios especialistas, para abordar todos los problemas que surgen después de sufrir un infarto o episodio cardiovascular. A menudo, los programas solo consideran el ejercicio, pero los programas de rehabilitación cardiaca que tienen un mejor resultado contemplan también otras medidas de prevención secundaria.
Estos programas se basan en cinco tipos de medidas. La primera de ellas está relacionada con la alimentación, ya que es muy difícil saber qué toma el paciente cuando está en la fase de hospitalización y después siempre surgen preguntas sobre este tema, por lo que es beneficioso tener contacto continuado con alguien que le informe sobre ello. En segundo y tercer lugar, figuran el ejercicio físico y medidas referidas al tabaco, ya que los médicos dedicamos mucho tiempo a insistir que se debe dejar de fumar, pero no decimos cómo y abandonar este hábito es muy difícil. Algunas personas necesitan fármacos y terapia cognitivo conductual o de grupo para conseguirlo. En cuarta posición destaca la medicación: las personas que han sufrido un infarto, a largo plazo, cuando se sienten bien, a menudo abandonan el tratamiento o cambian las dosis prescritas. Por último, la quinta medida defiende la realización de controles periódicos.
“Las rehabilitación secundaria abarca aspectos como la alimentación, medicación, ejercicio físico, hábito tabáquico y la importancia de seguir controles periódicos”
En estos controles periódicos se asegura que el paciente que toma antihipertensivos tenga los niveles de presión arterial dentro de un rango terapéutico. En quienes toman fármacos para la diabetes, se comprueba que se cumplan los objetivos y que tengan una hemoglobina glicosilada (una prueba de laboratorio utilizada para saber si el control que realiza el paciente sobre la diabetes ha sido bueno durante los últimos tres o cuatro meses) inferior a 6,5. Con quienes se trata de hipercolesterolemia, se busca confirmar que las cifras de colesterol están en un rango óptimo. Siempre que se tiene una enfermedad grave, las cifras de colesterol bajan pero, al abandonar la dieta, al cabo de 3, 4 ó 5 meses aumentan de nuevo. A pesar de que esto lo conoce todo el mundo, a menudo cada individuo presta más atención a lo que más le interesa, como dejar de fumar o controlar las grasas de la alimentación, cuando lo importante es hacer un programa integrado de rehabilitación cardiaca, que tiene un mayor impacto en el pronóstico.
Hay distintos estudios que lanzan distintas cifras, pero el impacto de un programa de rehabilitación cardiaca integrado que incluya aspectos de ejercicio físico, medicación y medidas higiénico-dietéticas, como dejar de fumar o seguir una alimentación sana, disminuye la tasa de mortalidad entre un 30% y un 40%.
“En las unidades de rehabilitación cardiaca es fundamental la tarea de un psicólogo, un cardiólogo y un rehabilitador, pero también debe haber expertos en nutrición y fisioterapia”
Se aplica cierta variabilidad en función de cada persona: con quien fuma se hace un hincapié enorme para que deje de fumar y quien está deprimido, con tendencia a dejar la medicación, puede que pida ayuda. Los programas de rehabilitación cardiaca son “a la carta”, según las necesidades individuales del enfermo.
Unidades de rehabilitación hay muchas, pero específicas cardiacas, que cuenten con varios especialistas, muy pocas, unas 40. Y la mitad están en centros privados.
Sería idóneo que todos los enfermos que han sufrido un infarto de miocardio o insuficiencia cardiaca pudieran acceder a una de estas unidades. Debería haber una por cada hospital terciario. En otros países reciben rehabilitación cardiaca el 100% de los enfermos, pero aquí solo un 4%.
Un psicólogo, un cardiólogo y un rehabilitador son los especialistas fundamentales, pero también debe haber expertos en nutrición y en fisioterapias. En general, estos son los mínimos para atajar la mayor parte de los problemas y, en ciertos casos en que se necesita otro tipo de ayuda más específica, también debe figurar un endocrinólogo. Con ellos, en general, es suficiente.
“Sería idóneo que todos los enfermos que han sufrido un infarto de miocardio o insuficiencia cardiaca pudieran acceder a una de estas unidades”
El enfermo se va a casa y acude solo unas horas al día, en función de la necesidad de cada persona. Los pacientes de muy alto riesgo, que están muy dañados, tendrán que ir todos los días, pero las personas que necesitan poca atención y actividades recordatorias, quizá solo tengan que ir una vez a la semana. Un ejemplo es el de personas que acuden tres veces por semana para recibir pautas de ejercicio físico y charlas informativas de alimentación, relaciones sexuales (que para muchas es un problema y una preocupación después de un episodio coronario), medicación y la importancia de no abandonarla.
Sí, sobre todo, que sea de acceso cercano para aclarar las dudas. Cuando una persona sufre un infarto, está tres o cuatro días ingresado en el hospital, le cuentan que hay probabilidades de complicaciones e, incluso, de que fallezca. La familia solo puede verle unos 30 minutos al día: es como una película de terror. Cuando el paciente vuelve a casa, con el día a día, le asaltan muchas dudas. El objetivo de los programas de rehabilitación cardiaca es volver a integrar a los pacientes a la vida que hacían antes. Esto se consigue en más del 60% o 70% de los casos. Estos programas tienen un impacto en la reinserción laboral muy importante. Gracias a ellos, muchas personas podrían volver a trabajar, pero no lo hacen porque tienen miedo.
Es variable, depende de las personas. Un programa de tres semanas, en ocasiones, es suficiente para quienes no necesitan más. No es lo mismo un médico cardiólogo que haya sufrido un infarto y que ya tenga mucha información, con quien haya que centrarse en el ejercicio físico, que una persona que no tenga ninguna noción, no dé importancia a la rehabilitación y requiera un tiempo de mayor concienciación.
La escasez de unidades de Rehabilitación Cardiaca que sufre España ha sido el acicate para que la Fundación Española del Corazón (FEC), junto con la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y Bayer HealthCare, haya lanzado el programa PrevenSEC, para poder seguir ciertas pautas de rehabilitación cardiaca desde casa. Explica qué tipo de ejercicios es sensato realizar tras un infarto y qué alimentación seguir, entre otras informaciones, y se puede acceder a él a través de la web de la SEC.
Esteban López de Sá destaca que “en Internet hay abundancia de recursos, pero no todos son ciertos ni fiables científicamente. Al navegar, se accede a recomendaciones curiosas que algunas veces son malas interpretaciones de los pacientes, que creen haberlas aprendido y las difunden”, precisa. En este caso, PrevenSEC está respaldado por especialistas en rehabilitación cardiaca, reescrito por periodistas para acercar el lenguaje a la población y da la posibilidad de contactar con la SEC en caso de dudas. No obstante, no suple una consulta médica y no permite pedir cita.
López de Sá expone que la utilidad de este programa radica en que “hay muy pocos centros que ofrezcan rehabilitación cardiaca y esta opción puede ser útil para personas que no pueden acceder a estos programas, porque los tienen lejos de casa o porque no disponen de uno en su comunidad”. El objetivo de PrevenSEC es paliar este déficit de unidades, “aunque nunca las sustituye”, reitera.