La fisioterapia es una profesión sanitaria que va más allá de las manos. Así lo han querido plasmar Francisco Minaya Muñoz y Fermín Valera Garrido en el libro ‘Fisioterapia invasiva’ (Elsevier). La fisioterapia invasiva comprende un conjunto de técnicas que se aplican a través de la piel mediante agujas. Estos métodos funcionan con el propio movimiento; otros combinan la aguja con calor o electricidad, o con la administración de fármacos. Todas estas técnicas son seguras y efectivas y se desarrollan con el apoyo de ecografías del sistema musculoesquelético. Respecto a la fisioterapia convencional, tienen la ventaja de que aceleran el tiempo de recuperación, evitan algunas intervenciones, lo que resulta muy favorable para los pacientes, y son menos costosas, lo que redunda en beneficio del sistema sanitario, según explica en esta entrevista Francisco Minaya que es también codirector de MVClinic y fisioterapeuta del Servicio de Fisioterapia del Hospital Fremap, de Majadahonda (Madrid).
Sí, y a pesar de que la población conoce algo más la fisioterapia convencional, la fisioterapia invasiva es desconocida incluso por los profesionales.
La fisioterapia invasiva utiliza las técnicas de fisioterapia convencional, a través de la piel, pero con agujas. Esta aguja ejerce un efecto mecánico, como la bioacupuntura o la punción seca (en ellas solo se usa el efecto mecánico de la aguja). Pero también se puede asociar calor a la aguja (moxibustión), electricidad o EPI (siglas de electrólisis percutánea intratisular) o emplear una aguja hueca, para introducir fármacos, como la mesoterapia. Todas estas técnicas se aplican con el apoyo de ecografías musculoesqueléticas, que aportan seguridad al proceso, al tener control visual del tejido en todo momento, y eficacia.
“Estas técnicas se aplican con el apoyo de ecografías, que aportan seguridad y eficacia”
De todas las técnicas de fisioterapia invasiva, la bioacupuntura es la única que tiene una raíz en la medicina oriental. Es cierto que la acupuntura no está regulada. Pero, aunque carece de regulación, en este caso la aplica un profesional sanitario (enfermero, fisioterapeuta o médico). Aunque la acupuntura es una técnica milenaria, le estamos dando un enfoque profesional y se ha publicado evidencia científica que permite englobarla dentro de este marco (la fisioterapia invasiva).
Se aplican en la función de la experiencia profesional que tenga cada fisioterapeuta y del tipo de pacientes. En los últimos años se han ido extendiendo cada vez más, sobre todo la técnica de punción seca y la EPI. Recientemente se han publicado distintos artículos que señalan que la EPI es muy efectiva y que disminuye los costes que habría asociados a una intervención. Los gestores de la sanidad deben tener en cuenta la política de reducción de gastos, es un aspecto muy importante. Estas técnicas, respecto a las convencionales, disminuyen los costes y el tiempo de recuperación.
Cada vez hay más pacientes que recurren a la fisioterapia invasiva y muchos con problemas tendinosos pueden evitar la intervención quirúrgica. También en personas con epicondilitis, se puede realizar la cirugía EPI, lo que supone un cambio muy importante porque libra de una operación mayor. De igual manera sucede ante el síndrome del túnel del carpo, otra entidad que, con una técnica de fisioterapia invasiva, experimenta cambios significativos que pueden evitar la cirugía. Los profesionales sanitarios poco a poco conocen estas herramientas y las pueden considerar antes de llegar a la opción quirúrgica.
“La fisioterapia invasiva permite una recuperación más rápida y una reducción de los costes”
Es difícil dar un porcentaje concreto y, además, sería injusto. Creemos que, en función de cada paciente, se le debe aplicar un tratamiento de fisioterapia convencional o invasiva. Pero este último permite una recuperación más rápida y una reducción de los costes, por lo que se prevé que aumentará y ocupará un lugar más importante respecto a la fisioterapia convencional.
Sí, se augura un futuro de crecimiento inminente. Es un campo de la fisioterapia muy joven y que está en crecimiento. Desde hace cinco años, hay líneas de investigación abiertas, programas de formación o un máster oficial en fisioterapia invasiva por la Universidad CEU San Pablo. A través del trabajo del máster y la continuidad del doctorado se realiza mucha investigación. La fisioterapia invasiva tiene el mismo nivel de evidencia científica y resultados científicos que la fisioterapia más convencional.
El paciente nota el efecto de la punción. En principio, no provoca muchas molestias y son comparables a las de otras técnicas de la medicina convencional. Depende del umbral del dolor, que es distinto en cada persona. Por norma general, cuando se aprecian los efectos beneficiosos de la técnica y la disminución de las molestias de la patología que se trata, se olvida el dolor que se le ha ocasionado.
“En pacientes con lesiones del aparato locomotor, en principio, no hay una contraindicación importante”
Se puede afirmar que, con una buena técnica de punción, se minimiza al máximo el dolor de entrada de la aguja. De momento, se utilizan agujas muy finas, según la tolerancia del paciente. La anestesia parcial puede incluso perjudicar el proceso. Hay que conocer el umbral del dolor de cada paciente y cuál es la sensación que le causan las agujas y utilizarlo como guía durante el tratamiento. La duración de la sesión (entre media y una hora) se decide en función de las necesidades del paciente, es un tratamiento personalizado. Las agujas que se usan son de un diámetro milimétrico, de 0,25 milímetros (mm) a 0,30 mm de ancho por 30 mm, 40 mm o 70 mm de largo.
Según nuestra experiencia, el paciente alcanza su recuperación al cabo de cuatro o cinco sesiones. Sin embargo, después de la primera, ya se notan cambios significativos, que quizás no sean tan relevantes para el enfermo, pero que indican que tendrá un pronóstico y una recuperación buenos. A veces, incluso, en la primera sesión ya se observa una variación en el umbral del dolor en la misma consulta; el paciente lo compara a otras experiencias previas y percibe que se ha producido un cambio en su cuadro clínico casi de forma inmediata.
Se puede aplicar en los tejidos blandos, esto es músculos, tendones, ligamentos y tejido adiposo. Y con ella se pueden tratar lesiones musculares, ligamentosas o capsulares y tendinosas, entre otras.
En pacientes con lesiones del aparato locomotor, en principio, no hay una contraindicación importante. Hay una exclusión, aunque es relativa, en la mujer embarazada, ya que si hubiera un problema durante la gestación se podría achacar a la técnica, aunque esta no fuera la causa. También hay que evitarla en pacientes con antecedentes cardiovasculares, psiquiátricos y los que tengan miedo a las agujas, por los efectos inesperados que pueden darse durante la aplicación. En este aspecto es similar que la fisioterapia convencional.
Todavía no hay muchos centros que la apliquen. El marco de actuación actual se centra en los centros privados, pues el Sistema Nacional de Salud aún no lo recoge.
“La fisioterapia invasiva tiene la capacidad de acortar los plazos de recuperación respecto a la terapia convencional y de reducir los costes. Para los pacientes es beneficioso conseguir que la recuperación sea más rápida y efectiva. Esta rapidez que siempre se ha buscado en deportistas, ahora se traduce en la población general”, recalca Francisco Minaya.
“Las lesiones del tejido blando, del tendón, del músculo y del ligamento, que son las más frecuentes en las consultas del fisioterapeuta, tienen un periodo de recuperación de un mes y medio o dos meses. En cambio, si se trata con fisioterapia convencional, en la mayoría de los afectados tarda de ocho meses a un año o, incluso, se puede alargar a dos”, destaca Minaya.