Las historias clínicas electrónicas o digitales conforman un nuevo instrumento para archivar la información de los pacientes. En la actualidad, se implantan en la sanidad pública y privada a ritmos desiguales, pero en cualquier caso, gracias a ellas los médicos pueden acceder con facilidad a los datos de los pacientes. Sergio García, director del Departamento de Informática y Telecomunicaciones del Grupo Hospital de Madrid, destaca los diversos sistemas de seguridad que se asocian a esta aplicación para garantizar la confidencialidad y seguridad de los datos. A su juicio, los pacientes deben estar más tranquilos que cuando su información clínica se registraba en papel ya que, según explica, “la información que se debe aportar para cumplir con la Ley Orgánica de Protección de Datos es más compleja en el caso de una historia manuscrita”.
En nuestro grupo, oscila entre un 70% y un 75%. Todos los hospitales del Grupo Hospital de Madrid, excepto dos, tienen HCE en las consultas y áreas de urgencias. La sanidad privada, en general, tiene un nivel más bajo, mientras que en la sanidad pública la situación varía mucho en función de la comunidad autónoma y de los municipios.
Es el rumbo que toma la sanidad. Todo el mundo quiere tener un acceso más rápido, seguro y mejor. Cuanto más accesible es la información, mejor es el trabajo
“Con la HCE hay menos errores, al no depender de la caligrafía y recoger los datos de forma digital”
Las HCE son mucho más accesibles. Ya no se depende de un ordenanza o celador para recuperar las historias clínicas del archivo y llevarlas al médico, un proceso que en un hospital público grande puede tardar entre uno y dos días. Otra ventaja es la legibilidad porque, al no depender de una información manuscrita, los datos son inteligibles para todos. Otras ventajas son la rapidez en la accesibilidad y su mayor seguridad. La información que se debe aportar para cumplir con la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD) es más compleja en el caso de una historia manuscrita que en el de los datos de una aplicación informática. Y este proceso para cumplir con la LOPD es importante en el día a día.
En general, hay menos errores al no depender de la caligrafía y recoger los datos de forma digital, pero además hay un registro claro ante cualquier error o equivocación. Si se apunta “pierna izquierda” en lugar de “pierna derecha”, siempre queda registrado un log (un registro informático del cambio) y el usuario que se equivocó.
Podríamos hablar, sobre todo, de la reticencia por parte de los usuarios -médicos y otros profesionales-, a quienes no gusta el cambio en la metodología de trabajo, y la falta de formación. Hay personas más versadas en la tecnología que otras: no es lo mismo un médico que acaba de terminar la carrera, que uno de 40 años u otro de 60 que se tenga que enfrentar a un ordenador.
En general, es alto. Nuestros médicos rotan por distintos hospitales y, como la HCE aún no es global, cuando acuden a uno de los centros donde no disponen de ella, la reclaman. Aunque al principio hayan tenido dificultades para adaptarse al sistema operativo, para gestionar un alta hospitalaria o buscar información de un paciente, el día a día todo son ventajas. Simplifica la tarea de búsqueda de documentos de un paciente, en vez de hacerlo entre una pila de informes.
“Los pacientes deben estar más tranquilos con las HCE que cuando el médico usaba una carpeta con su información”
No todos los médicos pueden acceder a las historias clínicas de los pacientes. Hay unos procesos y protocolos asistenciales que impiden que un ginecólogo tenga acceso a la información de un traumatólogo, mientras que otros procesos asistenciales permiten la interconsulta, que se realiza de manera correcta y es un proceso legislado. Los médicos son conscientes de que leerán en el ordenador la misma información que leerían en papel y, por lo tanto, deben tener cuidado.
Antes, cuando el médico usaba una carpeta con su información, podía olvidarla en algún lugar y alguien podía cogerla o leerla. En esos casos, la información no estaba registrada y, si había algún incidente con ella, para averiguar lo sucedido se tenía que escuchar la palabra de una persona contra la otra. En cambio, con las HCE, un control de acceso registra quién lee la historia clínica, quién la modifica, el tipo de modificaciones que realiza y qué errores se cometen.
Los certificados digitales son una firma que permite marcar un documento para que se identifique a un usuario determinado. Son similares a la firma de un manuscrito. Los DNI electrónicos nuevos cuentan con certificados digitales y el Ministerio de Economía y Hacienda, al hacer la declaración de la renta, los admite para dar validez a la persona y al documento que presenta. Trabajamos con el Colegio Oficial de Médicos de Madrid, que es una entidad emisora de certificados digitales, para que nuestros médicos los utilicen para firmar las historias electrónicas y que puedan usarlos en el sector público.
Una firma digital que autentifica al usuario, que asegura que ésa es su firma y que garantiza que pertenece a ese usuario.
“La biometría consiste en utilizar partes del cuerpo, desde el punto de vista informático, para identificar a las personas”
La biometría utiliza partes del cuerpo, desde el punto de vista informático, para identificar a las personas. Un ejemplo es la biometría de las venas de la muñeca o del iris, que difieren de unas personas a otras. Lo más común es usar las huellas, pero no la huella digital. A partir de los 27 puntos de la huella de un dedo, se elabora un algoritmo que corresponde a una cadena de números y que permite afiliar a un paciente. La huella se traduce en números y, cuando el paciente acude a la consulta, basta con que ponga el dedo en un sensor, que lo ficha. Así el facultativo reduce el tiempo de búsqueda y se evitan equivocaciones. Si una persona se llama José María Pérez, se asegura de que el médico encuentre su historia y no otra archivada como J. M. Pérez.
Colocamos puestos en las consultas de los hospitales, en servicios de admisión o de radiología, entre otros, para filiar huellas de los pacientes y que los profesionales accedan a sus datos de forma rápida. En una segunda fase, nos gustaría que permitiese al paciente autentificar su identidad y acceder a parte de su historia clínica para conocer qué pruebas tiene pendientes, la fecha de las mismas, qué tipo de pruebas debe realizarse o cuántas personas le preceden en la lista de espera(no quiénes, puesto que es confidencial).
Los identificadores aglutinan en una las distintas identidades que tiene una persona para acceder a diferentes sistemas informáticos. Hemos constatado que algunos pacientes utilizan hasta 70 usuarios y contraseñas diferentes para entrar en el ordenador de la empresa o en la intranet. El objetivo es volcar todos en uno.
Las historias clínicas electrónicas no sólo serán más accesibles para los médicos, sino que los pacientes se sentirán más seguros.
La historia clínica electrónica (HCE) es reciente y se implanta con ritmos desiguales en el sector sanitario español, público y privado. Sus posibilidades en el presente y en el futuro son numerosas. Sergio García aventura que tanto el paciente que viaja como sus médicos tendrán acceso a su historia, con independencia de la parte del mundo donde estén.
Otras prestaciones futuras permitirán que, en el momento en que un paciente se someta a una analítica, se pueda consultar por Internet de forma segura. “Si todas las personas tuvieran el DNI electrónico, se podrían realizar muchas consultas con mayor accesibilidad y flexibilidad, además de evitar muchos desplazamientos. Un individuo podría consultar con otro médico, quien accedería a su historia clínica, sin necesidad de portar todas las radiografías u otros resultados de pruebas complementarias”, declara García.
En opinión de este experto, hablar del futuro de la historia clínica electrónica supone “mayor seguridad desde el punto de vista de la salud” y una mayor agilidad para valorar los resultados clínicos. No obstante, debido a la cantidad de centros hospitalarios y a sus distintos tipos de historias clínicas, este cambio implica el desarrollo de algún sistema que permita la convergencia.