En ocasiones se cree que las enfermedades respiratorias solo aparecen en invierno y que la salud pulmonar no se puede ver afectada en otras estaciones del año, pero no es así. Las infecciones respiratorias agudas pueden surgir durante el verano, sobre todo debido a los cambios bruscos de temperatura. El siguiente artículo explica cómo influye el aire acondicionado en la salud respiratoria y ofrece consejos para utilizarlo de manera correcta y evitar que se convierta en una amenaza.
Los cambios de temperatura son las principales causas de gripes y resfriados en verano. Las temperaturas sofocantes del exterior, unidas a las fuertes climatizaciones de los lugares cerrados, son la principal razón de su aparición.
Al entrar en un lugar con aire acondicionado, tras estar en la calle con un calor asfixiante, se siente una sensación agradable y reconfortante. El problema se plantea cuando se permanece ahí durante un tiempo y la temperatura está mal regulada. Si el aire acondicionado está puesto entre 24 y 27 ºC con una humedad relativa del aire del 35% al 60%, se convierte en un aliado frente a las altas temperaturas, pero si la temperatura es inferior a 22,5 ºC, entonces se transforma en un enemigo.
Qué hace el aire acondicionado, además de refrescar el ambiente
El aire acondicionado puede generar en el cuerpo alteraciones musculares como contracturas, problemas nerviosos como ciática, afecciones oculares como conjuntivitis, sequedad de piel… Pero sus consecuencias más importantes son los mareos y el exceso de sudoración, debido al paso de las altas temperaturas exteriores a las bajas de los edificios climatizados.
Si la temperatura del aire acondicionado es muy fría, provoca sequedad ambiental. Cuando se respira este aire frío y poco húmedo, las vías respiratorias se irritan y las mucosas que las recubren se inflaman. Esto origina problemas respiratorios como rinitis, faringitis, amigdalitis, laringitis o bronquitis, según la zona afectada.
Si el mantenimiento de los dispositivos de aire acondicionado es defectuoso, estos pueden convertirse en una fuente de propagación de hongos, bacterias y virus y, por lo tanto, ser el origen de infecciones. Si a esto se le une la afectación que se produce en el sistema inmunológico por el frío, es decir, la disminución de las defensas, el riesgo de ser contagiado es mayor. Las afecciones más frecuentes originadas por estos agentes patógenos son resfriados, gripes, bronquitis, neumonía, faringitis y afonía, además del empeoramiento de patologías respiratorias crónicas. Por tanto, es fundamental limpiar, al menos una vez al año, tanto los filtros como los depósitos del agua del aparato de aire acondicionado.
Los pacientes con asma, alergia o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), además de los efectos que el aire acondicionado tiene en todas las personas, pueden experimentar tos, dolor de garganta, silbidos en el pecho al respirar o congestión nasal.
Consejos prácticos para que el aire acondicionado no sea una amenaza
Para prevenir estas consecuencias es fundamental seguir una serie de consejos sencillos:
- Mantener la temperatura de los lugares refrigerados entre 24 y 26 ºC; nunca bajar de 22,5 ºC.
- Durante las estancias en espacios con aire acondicionado, hay que tomar abundante líquido para contrarrestar la sequedad de las mucosas nasales que produce.
- No situar los aparatos de aire acondicionado de forma directa sobre las personas.
- No dormir con el aire acondicionado puesto. Es más conveniente refrigerar la habitación antes de acostarse y luego apagarlo, que mantenerlo puesto, porque el flujo de aire directo puede perjudicar a la persona que está durmiendo.
- Mantener los filtros y depósitos del agua de los dispositivos limpios.
Si se tienen en cuenta estos consejos, el aire acondicionado puede ser un gran aliado en la temporada de más calor, siempre y cuando se lleve a cabo un uso moderado.
Para solventar cualquier duda, puede contactar con nosotros a través del correo electrónico cuentanos@lovexair.com y nuestros educadores respiratorios le ayudarán a solventar sus consultas.