Hoy 14 de marzo, como cada año desde 2005, se celebra el Día Europeo para la Prevención del Riesgo Cardiovascular. El objetivo principal de esta jornada es concienciar a la sociedad sobre la importancia de prevenir las enfermedades cardiovasculares, que son la primera causa de fallecimiento en todo el mundo, con más de 17 millones de muertes, y también en España, donde por este motivo cada año perecen más de 125.000 personas. En este artículo se describe la situación de las enfermedades cardiovasculares en nuestro país, se analizan los factores sociales asociados y se aportan algunos consejos para cuidar el corazón.
En todo el mundo, cada año, las enfermedades cardiovasculares se acaban con la vida de más de 17 millones de personas, cifra que se reduciría en un 80%, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), si se siguieran estilos de vida saludable y se redujeran los factores de riesgo conocidos, como la hipertensión arterial, el colesterol, la diabetes, la obesidad y el hábito tabáquico.
No obstante, el ritmo y estilo de vida imperante hace que empiecen a despuntar otros factores que están relacionados con el aumento de este riesgo, entre los que se encuentran el estrés, la contaminación ambiental, el consumo de drogas y las apneas del sueño.
Las enfermedades cardiovasculares en España
Hay muchas personas sin síntomas aún, pero que conviven con dos o más factores de riesgo cardiovascularEn España, también las enfermedades cardiovasculares son el principal motivo de mortalidad y discapacidad. Afectan a cerca del 25% de la población, lo que supone la aterradora cifra de más de 11 millones de personas. En el informe «Epidemiología de las enfermedades cardiovasculares en España», llevado a cabo por especialistas del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública, de la Facultad de Medicina, de la Universidad Autónoma de Madrid, se describe cuál es la magnitud del problema en nuestro país: las enfermedades cardiovasculares son las responsables de 125.000 muertes y más de 5 millones de estancias hospitalarias cada año. Además, hay que tener en cuenta que existen muchas personas sin síntomas aún, pero que conviven con dos o más factores de riesgo cardiovascular, lo que les confiere un alto riesgo de enfermar.
Por este motivo, diversas asociaciones científicas celebran cada 14 de marzo, desde el 2005, el Día Europeo para la Prevención del Riesgo Cardiovascular, con el objetivo de insistir a la población en el papel que juega cada uno en sus factores de riesgo modificables.
Enfermedades cardiovasculares en países con bajos recursos
Igual que sucede en la obesidad y el sobrepeso, factores de sobra conocidos en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, también las dolencias cardiovasculares están relacionadas con los factores sociales. De hecho, hacen mella en los países de bajos y medianos ingresos. Según la OMS, más del 80% de las muertes por este motivo se dan en naciones con este tipo de ingresos.
Los expertos están convencidos que los habitantes de las zonas más empobrecidas están expuestos de la misma manera a factores de riesgo (como fumar), pero que, por el contrario, no se benefician de los programas de prevención o de detección precoz, como los que tienen las poblaciones con mayores ingresos. Esto es habitual que vaya asociado a que en estos países haya un sistema de salud público deficitario. El resultado es que los afectados de enfermedades crónicas no transmisibles fallecen más jóvenes.
Además, el coste económico que supone para las familias de los enfermos e, incluso, para el país con bajos o medianos ingresos llega a ser desastroso. Según datos de la OMS, enfermedades como las cardiovasculares pueden hacer disminuir el Producto Interior Bruto en un 6,77% en estos países.
Los especialistas señalan que para proteger el corazón, además de tener unos hábitos de vida saludables, como un adecuado ejercicio físico y dejar al margen el tabaco y el estrés, hay que seguir una dieta saludable. Pero, ¿qué significa? A continuación se señalan diversas consideraciones que se deberían tener en cuenta:
- Ajustar el contenido calórico de la alimentación en base a las necesidades de cada uno: no precisa la misma energía un niño que un adulto y, además, depende de la actividad física o del grado de sedentarismo.
- Las verduras frescas, junto a las legumbres y los cereales, deben ser la base de la alimentación. Las recomendaciones oscilan entre 2-3 piezas de fruta fresca, pero sin exceder la ración diaria de zumo de fruta. Los frutos secos sin sal añadida son una buena opción nutritiva, ya que ayudan a disminuir los niveles de colesterol.
- Reducir el consumo de proteínas de origen animal. Tomar pescado dos veces a la semana. En cuanto al huevo, recomiendan no excederse de 2 a 3 a la semana.
- Es importante prestar atención al contenido de fibra de la dieta.
- Optar por el aceite de oliva, sobre todo, de primera prensa en frío: es más rico en grasas monoinsaturadas.
- Preferir leche y lácteos desnatados.
- Un consumo moderado de alcohol, nunca superior a los 30 gramos al día (dos vasos de vino de mesa o tres cervezas de botellín de un cuarto de litro).
- Limitar el consumo de sal y azúcar, sin olvidar la cantidad que aportan los alimentos procesados.
- Escoger con preferencia alimentos naturales. Si se opta por procesados, hay que fijarse bien en la información detallada en la etiqueta nutricional, sobre todo la referida a calorías, grasa y grasas saturadas, azúcares añadidos y contenido de sal o sodio.