La obesidad es una epidemia en los países desarrollados y cada vez son más evidentes las graves repercusiones que tiene el sobrepeso para la salud. Sin embargo, a pesar de la magnitud del problema, todavía no se han conseguido medicamentos que permitan controlar el peso de una forma segura y efectiva. Un nuevo fármaco, creado a partir de dos sustancias conocidas y utilizadas hace tiempo, y una práctica tan sencilla como beber agua antes de las comidas se han revelado como la última revolución para el tratamiento de la obesidad.
Tratamiento prometedor contra la obesidad
Una nueva sustancia, creada a partir de dos fármacos ya conocidos, podría ayudar a perder peso a personas con problemas de obesidad, según concluyen expertos estadounidenses. El fármaco se ha diseñado a partir de un medicamento utilizado para dejar el tabaco, el bupropión, y otra sustancia empleada para la deshabituación alcohólica, la naltrexona. El Centro de Investigación Biomédica Pennington de Louisiana (EE.UU.) ha realizado este trabajo, publicado en la revista médica «The Lancet», que promete ser una revolución en el control del sobrepeso y la obesidad, además de los problemas de salud asociados.
En la investigación participaron más de 1.700 voluntarios de 18 a 65 años con problemas de obesidad, procedentes de 34 centros distintos de EE.UU. Se dividieron en tres grupos al azar y se les suministró una dosis diferente del fármaco: al primero se le administró una determinada cantidad, al segundo otra más reducida, mientras que el tercer grupo recibió placebo. Los resultados mostraron que la pérdida de peso en el primer grupo fue de un 6,1% y en el segundo, de un 5%. En el grupo que tomó placebo también hubo pérdida, pero sólo de un 1,3%.
No obstante, sólo un 50% de los participantes terminó el estudio. Los investigadores señalan que esta cifra se debió a dos factores: las personas del grupo placebo abandonaron el estudio tras no obtener los resultados esperados y, entre los participantes de los dos grupos que tomaban el medicamento, se desarrollaron algunos efectos secundarios.
El efecto adverso más común fueron las náuseas, aunque duraban un tiempo limitado. Otros, como el insomnio y pensamientos suicidas, no fueron significativos en comparación con el grupo placebo. Sin embargo, se detectó una pequeña elevación de la presión arterial que, a pesar de que se controló de manera posterior, los expertos señalan que habrá que tener en consideración este factor.
En adultos de mediana y tercera edad, beber dos vasos de agua antes de comer ayuda a perder peso
La nueva fórmula actúa en el sistema nervioso central: modifica los centros de recompensa y altera el apetito. Actúa sobre la conducta alimentaria, el paciente queda más satisfecho durante las comidas y pierde el antojo de picar entre horas. Frank Greenway, coordinador del estudio, avisa de que no es «un medicamento para ayudar a perder 4 kg para lucir el bikini», sino que el fármaco está recomendado sólo para adultos con un índice de masa corporal (IMC) superior a 30, o mayor de 27 en el caso de personas diabéticas de tipo 2.
Beber dos vasos de agua antes de comer
En ocasiones, los remedios más sencillos y económicos, utilizados a conciencia y con inteligencia, pueden resultar también muy útiles. Para reducir peso, muchas personas recurren a tratamientos caros, con fármacos que causan efectos secundarios indeseados, rutinas de ejercicio agotadoras y dietas imposibles e insanas. Y a pesar de ello, tampoco consiguen reducir su peso. ¿Y si la solución fuese tan simple como beber agua? Un estudio reciente demuestra que beber dos vasos de agua antes de cada comida puede ser muy beneficioso para las personas que desean perder peso.
Los investigadores del departamento de nutrición humana, alimentos y ejercicio de la Universidad Virginia Tech (EE.UU.) que han realizado el estudio sostienen que una simple acción como beber agua antes de las comidas podría servir de ayuda para perder peso en adultos de mediana y tercera edad. Para la investigación, se dividió en dos grupos a hombres y mujeres de 55 a 75 años y se les indicó que siguieran una dieta específica, baja en calorías. A los miembros de uno de los dos grupos, además, se les pidió que antes del desayuno, de la comida y de la cena bebieran dos vasos de agua.
Al cabo de 12 semanas los resultados fueron claros. Las personas del grupo que no había bebido agua adelgazaron una media de 5 kg, frente a los 7 kg del grupo que bebía agua antes de las comidas. Esto supone una diferencia de casi un 30%. La idea para el estudio surgió de una investigación anterior, cuando se detectó que quienes bebían agua antes de comer tendían a perder peso con más facilidad.
A pesar de que el fundamento fisiológico que explica los resultados de la ingesta de agua antes de las tres comidas principales todavía no está claro, los investigadores creen que puede ser una cuestión de sensación de llenado. Las personas que llenan el estómago con agua tienden a comer menos, ya que se sienten más satisfechas antes. Sin embargo, esto sólo sería así en las personas de mediana y tercera edad. Esta explicación justificaría el hecho de que los resultados sólo se confirmaron en participantes de edad avanzada porque el estómago de las personas más jóvenes es más rápido y se vacía enseguida, aunque esté lleno de agua, de modo que la ingesta de sólidos posterior es la misma.
La doctora Brenda Davy, coordinadora del estudio, mostró su temor a que, a pesar de comer menos, después se compensaran las calorías no ingeridas con picoteo entre horas. No obstante, los resultados rechazan esta hipótesis. Puesto que la obesidad y el sobrepeso son dos problemas que requieren una estricta concienciación por parte del paciente, ya que debe controlar su dieta y realizar actividad física con frecuencia, los resultados suponen una importante aportación. Con una sencilla acción, rápida y económica, se facilitaría en gran medida la reducción de peso y, con ello, muchos problemas de salud.