Está demostrado que mantener una vida saludable, a través de la alimentación o el ejercicio, tiene numerosos beneficios que hacen disminuir el riesgo de enfermedades. Junto a estos factores preventivos puede incluirse también la buena salud sexual, después de que un estudio reciente haya probado que los hombres que eyaculan con regularidad reducen el riesgo de padecer cáncer de próstata. El siguiente artículo profundiza sobre los hallazgos de esta investigación realizada por científicos de la Universidad de Harvard (EE.UU.).
En la reunión anual de la Asociación Americana de Urología se ha afirmado que tener numerosos orgasmos puede ser positivo para evitar el cáncer de próstata. Sería, por tanto, «el primer hecho fisiológico que podría modificar esta enfermedad», comenta Natalio Cruz, coordinador del grupo de Andrología de la Asociación Española de Urología (AEU).
En el estudio de la Universidad de Harvard que ha derivado en esta conclusión participaron 31.925 hombres con edades comprendidas entre los 20 y 49 años a quienes se les realizó un seguimiento durante 18 años.
La investigación concluyó que quienes eyaculaban al menos 21 veces al mes reducían su riesgo de cáncer de próstata un 20% comparado con los hombres que eyaculaban cuatro o siete veces al mes. De los cerca de 32.000 participantes, 3.839 desarrollaron un cáncer y 384 de los casos fueron letales.
¿Cómo se relaciona la eyaculación con el cáncer?
A partir de los datos de su estudio, los investigadores han elaborado una teoría sobre cuál podría ser el nexo de unión entre el orgasmo y el cáncer de próstata. Apuntan a ciertas hormonas que estarían implicadas: la oxitocina y la DHEA, que se liberan durante la eyaculación. La primera tiene el efecto de disminuir la presión arterial en las mujeres y reducir las enfermedades cardiovasculares. La segunda se relaciona con un menor riesgo de cáncer de mama y cérvix y podría ser beneficiosa también para la próstata.
También se afirma que ciertas sustancias químicas cancerosas se liberarían durante la eyaculación y, además, se permite que las células se renueven con la consecuencia de que las viejas no se terminen convirtiendo en cancerosas.
Conclusiones, con cautela
Los científicos aseguran que las cifras de este trabajo (casi 32.000 participantes) hacen de esta investigación y de sus conclusiones un hallazgo importante sobre la prevención del cáncer de próstata. Sin embargo, desde la Asociación Española de Urología, se quiere tomar «con cuidado» el estudio, ya que estos especialistas se muestran reticentes a que «un hecho fisiológico como el orgasmo pueda contribuir a modificar el pronóstico de la enfermedad», comenta Natalio Cruz.
Una de las teorías sobre el cáncer de próstata es que parece estar relacionado con «infecciones de repetición», asegura el doctor Cruz. Las infecciones estarían detrás de la inflamación que podría originar el cáncer de próstata. En este caso, para admitir la hipótesis de la eyaculación como factor que disminuye el cáncer, «tendríamos que asumir que el orgasmo evita la inflamación», subraya el experto.
Factores de riesgo
Algunos estudios han señalado a la vasectomía como un factor de riesgo en cáncer de próstata. Según el doctor Cruz, estas conclusiones se han demostrado falsas. Lo que sí está probado es que esta enfermedad afecta mayoritariamente a hombres mayores de 50 años y que, tras esa edad, el riesgo aumenta de forma gradual.
Los norteamericanos, europeos, australianos y caribeños son los más afectados por este cáncer, mientras que en Asia, África, Centroamérica y Sudamérica es menos común. Estos datos estarían en relación con el mayor número de pruebas de cribado que se realizan en los países más desarrollados, pero también con los estilos de vida de estas regiones.
En cuanto a la alimentación, algunos estudios apuntan a que el consumo de carnes rojas o productos lácteos que sean muy grasos produce un mayor riesgo de cáncer de próstata en los hombres. Pero es que, además, estas personas comen menos frutas o verduras.
Otros factores a los que señalan los investigadores están relacionados con la genética y la exposición a productos que sean tóxicos. De todas formas, el cáncer hereditario es raro, ya que implica que una de las mutaciones de los genes se ha pasado de una generación a otra, pero puede ocurrir. La pista la da cuando tres o más parientes de primer grado tienen o han tenido la enfermedad.