Tomar el sol en exceso puede aumentar las probabilidades de sufrir un melanoma. En España, los casos de este cáncer de piel han aumentado un 102% desde el año 2000. Estas cifras empeoran en países como EE.UU., donde una persona muere cada hora por esta causa. De ahí la importancia de poder detectarlos en poco tiempo; de hecho, un dermatólogo solo tarda tres minutos en diagnosticar un melanoma con un 90% de fiabilidad. Este tipo de cáncer puede surgir en cualquier parte del cuerpo, pero es más común en las áreas con mayor exposición al sol como la cara, el cuello, las manos y los brazos. Este artículo explica qué manchas son preocupantes y cómo hay que realizarse un autoexamen de la piel.
Tres minutos. Ese es el tiempo que tarda un dermatólogo en diagnosticar un melanoma con un 90% de fiabilidad, según los especialistas de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Este cáncer de piel crece a un ritmo anual del 8%. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) afecta ya a una de cada seis personas a lo largo de su vida. Por este motivo, y con el objetivo principal de informar, concienciar, prevenir y diagnosticar posibles casos de cáncer de piel, cada año se pone en marcha la Campaña del Euromelanoma, que está auspiciada por 30 sociedades científicas, entre ellas, la AEDV.
Más melanomas con más supervivencia
Un estudio publicado en 2011 en la revista ‘Cancer Facts & Figures’ revelaba que cada año hay más casos nuevos de cáncer de piel que la incidencia de todos los de mama, próstata, pulmón y colon juntos.
Sin embargo, los expertos españoles son optimistas con el melanoma, el cáncer de piel más agresivo. Hace algunos años, la tasa de supervivencia apenas alcanzaba un 1% cuando se detectaba en fases avanzadas. Hoy, si se descubre en su estadio inicial, el tratamiento permite que la supervivencia pueda llegar al 100%. Esa es la clave: la detección temprana. De ahí la importancia de poder diagnosticarlos en poco tiempo y de forma sencilla, como indican desde la AEDV.
Los tipos más frecuentes de cáncer de piel son tres: carcinoma de células basales (el más común no-melanoma que se da en las zonas expuestas al sol); carcinoma de células escamosas (puede surgir en la parte superior de la nariz, frente, labio inferior y manos o en áreas que se han quemado); y melanoma, el más agresivo, fácil de identificar por su aspecto negruzco.
Se recomienda revisar la piel, al menos, una vez al mes y prestar especial atención a las manchas que han cambiado de color o forma
El 90% de los melanomas está asociado a la exposición a los rayos UV. Los países mediterráneos, con una población en su mayoría de piel oscura, tienen la menor incidencia. La relación directa entre este cáncer y el sol ha sido demostrada en fechas recientes por investigadores del Instituto Bread de Harvard y del Instituto Tecnológico de Massachusetts (ambos de EE.UU.) con la participación de científicos españoles, que publicaron en la revista ‘Nature’ la secuenciación genética del melanoma. Estos genes han permitido constatar el estrecho vínculo entre la enfermedad y la exposición al sol en edades tempranas. La conocida frase «la piel tiene mucha memoria» queda, pues, confirmada.
¿Manchas o melanoma?
¿Cómo distinguir un melanoma? En general, se caracteriza por sus bordes irregulares y sus diferentes colores, y porque su crecimiento es progresivo. A menudo surge como una mancha nueva no asociada a anteriores lunares y localizarse, sobre todo, en el tronco (en mujeres, a veces también en las piernas).
Hay factores que incrementan el riesgo de desarrollar la enfermedad: tener la piel blanca y haber pasado mucho tiempo expuesto a los rayos; quemarse con facilidad y tener antecedentes de quemaduras solares en la infancia; estar muchas horas al sol (por ocio o trabajo) o exponerse de forma intensa en cortos periodos de tiempo (como las vacaciones); utilizar cabinas de bronceado; tener más de 50 lunares; contar con antecedentes familiares de cáncer de piel; ser mayor de 50 años; o haber sufrido un trasplante. No obstante, no tener estos factores no excluye a nadie.
Autoexploración de la piel en busca de melanomas
La campaña Euromelanoma recomienda revisar la piel, al menos, una vez al mes, y prestar especial atención a las manchas que han cambiado de color o forma, resultan diferentes del resto, son asimétricas, tienen un tacto áspero, son de varios colores, miden más de 5 mm, pican, sangran, tienen una superficie brillante o parecen una herida que no cicatriza. Hay una regla nemotécnica que puede ayudar a recordar: el ABCDE de la detección del melanoma indica Asimetría, Bordes irregulares, Color, Diámetro superior a 6 mm y Evolución de la lesión a lo largo del tiempo.
Para valorar la presencia de manchas sospechosas, los expertos recomiendan tener a mano una luz brillante, un espejo de cuerpo entero y uno de mano, dos sillas, un secador de pelo, mapas del cuerpo y un lápiz o una cámara digital.
En primer lugar, hay que examinar la cara, sobre todo, la nariz, los labios, la boca y los oídos. En este caso, los espejos pueden clarificar la visión. Es importante inspeccionar el cuero cabelludo con la ayuda de otra persona o con un secador de pelo y un espejo. Después analizar las manos: palmas, dorso, entre los dedos y por debajo de las uñas. Y seguir con los antebrazos, para explorar los codos y el resto de los brazos.
Se debería continuar por el cuello y el pecho, sin olvidarse la zona inferior. Después, con la espalda frente a un espejo de cuerpo entero, es conveniente inspeccionar la parte posterior del cuello, hombros y espalda, sin olvidar la región los glúteos y la parte posterior de ambas piernas. Luego, hay que seguir la valoración por los genitales, con el espejo de mano y sentado en una silla, y, después, ambas piernas por completo: muslos, tobillos, la parte superior de los pies, entre los dedos y bajo las uñas. Por último, se deben examinar las plantas de los pies y los talones; es una región muy poco accesible y, en ocasiones, los melanomas ahí pasan desapercibidos.
Para prevenir el desarrollo del cáncer de piel hay unas claves que no hay que olvidar, sobre todo, con los más pequeños: evitar al máximo las horas directas de sol, máxime entre las 12:00 y las 16:00 horas; proteger la cabeza, el cuerpo y los ojos con ropa fina y tejido ceñido, gorras o sombreros de ala ancha y gafas de sol con filtro UVA y UVB; y aplicar cremas con factor de protección adecuadas (se recomienda mínimo de 30) media hora antes de la exposición y repetir cada 2 o 3 horas, después de sudar mucho o tras bañarse.
Por último, es importante dejar que la piel se acostumbre al sol de forma gradual y evitar las quemaduras por exposiciones repentinas y de muchas horas. Hay que tener en cuenta que una piel roja después de ponerse al sol o ampollas que duran más de dos días son señales de quemaduras. Asimismo, se aconseja no usar las cabinas de bronceado.