Entrevista

Antonio Hormigo, miembro del Grupo Nacional de Diabetes de la Sociedad Española de Médicos Generales (SEMERGEN)

El 75% de los diabéticos fallecen por una enfermedad cardiovascular
Por Clara Bassi 17 de abril de 2012
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Imagen: CONSUMER EROSKI

La diabetes es una enfermedad crónica que se ha comparado con una “asesina silenciosa”, puesto que quienes la padecen no notan sus síntomas. Algunos de estos son orinar y beber con frecuencia y tener mucha hambre pero, a pesar de ello, adelgazar. Se diagnostica con unas pruebas muy sencillas, desde atención primaria, y las consecuencias de no hacerlo pueden ser desastrosas para la salud del diabético, ya que el 75% de los enfermos fallecen por una patología cardiovascular. Para controlar la enfermedad, es fundamental que el paciente se conciencie y cambie de estilo de vida. El 80% del control de la diabetes depende del afectado y solo un 20% de la responsabilidad recae en las pastillas recetadas. Así lo destaca en esta entrevista Antonio Hormigo Pozo, miembro del Grupo Nacional de Diabetes de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) y médico de familia del Centro de Salud Puerto Blanco, de Málaga, con motivo de las VI Jornadas de Diabetes en Atención Primaria, celebradas en Toledo.

¿Hay muchas personas en España con diabetes?

Según los estudios, se calcula que cerca del 12% de la población mayor de 18 años sufre diabetes y, probablemente, el 11% de las personas que la tienen no lo saben.

¿Cómo puede sospechar una persona que tiene diabetes? ¿Qué síntomas pueden delatarla?

“El 80% del control de la diabetes depende del paciente”

Los síntomas clásicos de la diabetes más frecuente en el adulto, la diabetes de tipo 2 (la 1 es más frecuente en niños y no es la más numerosa) son: orinar mucho, tener mucha sed y bastante hambre y, a pesar de ello, registrar una ligera pérdida de peso. Estos son los síntomas más habituales en las consultas, donde con una analítica muy sencilla, a partir de un pinchazo en un dedo, se puede determinar la glucemia en ayunas. Si esta supera la cifra de 126 miligramos (mg), se puede hacer un diagnóstico de sospecha de la diabetes.

¿Se puede hacer también a partir de una analítica de sangre general?

Sí, pero es más sencillo y menos agresivo hacer esta prueba en ayunas y, según el resultado, realizar un estudio más profundo y una analítica de sangre.

También hay otra prueba, la de la hemoglobina glicosilada.

Esta determinación se realiza en ayunas, con la extracción de la analítica general. Sirve para diagnosticar la diabetes (si está por encima del 6,5% de la hemoglobina global) y, una vez diagnosticada, para valorar cómo se ha controlado la enfermedad en los últimos meses. En este caso, mantener la hemoglobina glicosilada por debajo del 7% es la situación idónea.

¿Hay alguna prueba más fidedigna que otra?

“La diabetes conduce a afectación de riñones, ojos y pies”

En principio, no. Cualquiera es válida. Varían los criterios diagnósticos o los marcadores que se toman como referencia en función de la prueba de sangre que se realice. Si glucemia en ayunas es más de 126 mg o de 200 mg dos horas después de haber comido -tanto si la muestra de sangre se toma a partir de un pinchazo en el dedo como de una analítica-, se puede hablar de diabetes. La hemoglobina glicosilada también se puede obtener a través de un pinchazo en el dedo, pero esta prueba está disponible en pocos sitios. Lo normal es que se haga una extracción venosa de sangre.

¿Por qué es importante diagnosticar la diabetes? ¿Cuáles son las consecuencias para la salud de no hacerlo?

La diabetes es una asesina silenciosa, porque el paciente tiene la percepción de que no sufre una enfermedad: no duele, no da síntomas, no le lleva al médico de forma reiterada, no siente nada y puede hacer una vida normal. Pero la diabetes, además de producir un daño por sí misma, conduce a la afectación de los riñones, de los ojos y de los pies, a la vez que aumenta de forma importante el riesgo cardiovascular.

En las VI Jornadas de Diabetes de Atención Primaria se ha apuntado que la mayoría de los pacientes fallecen por causas cardiovasculares.

El 75% de las muertes por diabetes se deben a una enfermedad cardiovascular. Esta también es la causa más frecuente de mortalidad en la población general, pero en los diabéticos es aún mayor.

Una vez que se diagnostica la diabetes, ¿hay posibilidad de revertirla?

“La diabetes es una asesina silenciosa”

No. La diabetes es una enfermedad crónica. Una vez que se diagnostica, es para toda la vida, no hay vuelta atrás. Solo en circunstancias muy excepcionales, de pacientes con una obesidad mórbida, a quienes les sobran 50 kilos y adelgazan, ocurre a veces una reversión.

Volvamos a la cuestión anterior: la importancia de diagnosticarla.

De diagnosticarla y tratarla. Debemos convencer a los pacientes de que los cuidados, por muchos fármacos que se tomen, dependen de que pongan de su parte, del control de la alimentación y de la realización de ejercicio moderado, para evitar el sobrepeso.

¿Qué deben hacer los pacientes a quienes se diagnostica diabetes?

Lo primero, modificar su estilo de vida, que se basa en tomar una alimentación sana, hipocalórica, controlar la ingesta de hidratos de carbono y realizar ejercicio, lo que no consiste en apuntarse a un gimnasio, sino en realizar ejercicio aeróbico e isométrico, como nadar, andar, bailar o ir en bicicleta. Este debe realizarse unos 45 minutos o una hora, durante cinco días a la semana.

¿Y después, cómo se trata?

“La lucha contra el sobrepeso y la modificación de los estilos de vida tiene su trascendencia para evitar la diabetes”

Si no se consiguen controlar las cifras de glucemia, hay distintos fármacos que se pueden administrar. Al inicio, se trata con distintos medicamentos: la más habitual es la metformina, que se administra en dosis de 1 o 2 comprimidos al día. También hay otros, como las sulfonilureas y las glitazonas. Y si ninguno funciona, se administra insulina. Pero insisto, lo más importante es que el paciente se conciencie de que el 80% del control de su glucemia depende de él y no de las pastillas que se le puedan recetar.

¿Quisiera dar usted algún mensaje final?

Mi mensaje es que la lucha contra el sobrepeso y la modificación de los estilos de vida tienen su trascendencia para evitar la diabetes. Hay que controlar la dieta para que sea la adecuada, con alimentos sanos y preparados por los propios pacientes diabéticos, como les indique su médico, y hacer ejercicio cinco días a la semana. Con eso mejoraría la incidencia de la diabetes (los nuevos casos que se diagnostican al año) en la población general y el desarrollo de enfermedades cardiovasculares que, hoy en día, son la primera causa de muerte.

NUEVOS TRATAMIENTOS PARA LA DIABETES

El tratamiento de la diabetes es un campo en el que se han experimentado diversas innovaciones en los últimos cinco años. Uno de los fármacos recientes que se han desarrollado son los inhibidores de la enzima DPP-4. Aunque no es un tratamiento de elección, no es uno de los primeros fármacos que se receta cuando una persona sufre diabetes, tiene ciertas ventajas.

Los principales beneficios de los inhibidores de la DPP-4 son: no causar hipoglucemia (bajadas de azúcar), una de las complicaciones más importantes que pueden tener los pacientes diabéticos; no provocar un aumento de peso; y, en algunos casos, cuando el riñón está afectado, ni siquiera requerir ajustes para controlar la enfermedad. Su inconveniente es el precio, ya que son más caros, una característica que, sobre todo en el contexto actual, obliga a valorar con precisión qué pacientes los necesitan, según explica Antonio Hormigo.

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