Para promover la salud respiratoria, en 2010 se ha celebrado el “Año del Pulmón”. Los pulmones son órganos tan vitales como el corazón, pero a menudo no se les presta la debida atención porque en general las enfermedades respiratorias tienen una evolución lenta. El tabaco es su principal enemigo, pero también la mala calidad ambiental provoca lesiones similares a las del humo del tabaco. Este hábito y una deficiente calidad del aire actúan de forma sinérgica: la acción conjunta de ambos tiene un efecto superior a la suma de sus consecuencias individuales. Así lo advierte Josep Roca, profesor de Medicina de la Universidad de Barcelona, jefe de sección del Servicio de Neumología del Hospital Clínic de Barcelona, director de la Unidad de Función Pulmonar de este centro y presidente del Congreso de la Sociedad Europea de Respiratorio (ERS), que se ha celebrado en Barcelona con la asistencia de 22.000 expertos internacionales.
Las motivaciones principales son dos muy relacionadas. Por un lado, el décimo aniversario de la Federación de Sociedades Internacionales de Respiratorio (FIRS), que agrupa a las sociedades de América del Norte y del Sur, panafricana, paneuropea y asiática. Se ha llegado a este aniversario con un grado importante de madurez de la organización. Por otro, el hecho de que la FIRS colabora para promover la salud respiratoria y mejorar, a través de aspectos científicos, el modelo de salud y las condiciones ambientales. Para ello, trabaja con la Organización Mundial de la Salud en un intento por reducir la polución, el tabaquismo y promover la salud entre la población.
“Uno de los objetivos del Año del Pulmón es disminuir el hábito tabáquico y la polución”
Hay tres grandes objetivos para el Año del Pulmón. Uno es promover la espirometría como una prueba sencilla que se puede realizar en la atención primaria y que es necesaria para tratar el asma. El segundo objetivo lo conforman aspectos de salud ambiental, como disminuir el hábito tabáquico y la polución a través de políticas que promuevan que en los ambientes públicos no haya humo, puesto que supone un problema para los fumadores pasivos. El tercero pretende avances de la medicina respiratoria.
La medicina respiratoria hará un esfuerzo importante hacia la medicina de sistemas. Hasta ahora, se ha trabajado para entender cómo funciona una determinada enfermedad, pero los conocimientos que teníamos no relacionaban unas enfermedades con otras, por lo que eran poco útiles. En cambio, ahora se intenta aplicar metodologías para integrar este saber con una visión más holística de las patologías. La idea es no limitarnos a tratar a un enfermo cuando haya desarrollado una dolencia, sino impulsar también la prevención. Podemos aconsejar a una persona un mejor estilo de vida, que sea más proactiva y que tenga una mayor corresponsabilidad ante la enfermedad. La medicina respiratoria del futuro es la de las 4P (o P4): preventiva, predictiva, participativa y personalizada.
“La medicina respiratoria del futuro es la de las 4P: preventiva, predictiva, participativa y personalizada”
Se ha llevado a cabo una labor muy importante, concentrada en dos niveles. La Sociedad Europea de Respiratorio (ERS) ha interaccionado con la Unión Europea (UE) para desplegar iniciativas en salud pública más integradas. La ERS tiene ventaja para conseguir que se desarrollen este tipo de políticas porque es líder de la FIRS. Una prueba de su influencia es que el Congreso de la ERS celebrado en Barcelona ha sido el más grande del mundo, con mucha diferencia respecto a los organizados por otras sociedades, ya que ha reunido a 22.000 personas inscritas. Un mayor número de inscritos supone un mayor papel político. La ERS es como un lobby en el plano internacional: articula a las sociedades de respiratorio y actúa como mediadora con la UE, en Bruselas.
Para vivir es necesario consumir oxígeno que genere energía. Para llevar el oxígeno a la célula, hay órganos que son indispensables: el pulmón, el corazón y la sangre. Con el corazón ocurre que, ante problemas de tipo agudo, la población se inquieta, pero las enfermedades del pulmón avanzan muy poco a poco y, por ese motivo, no preocupan tanto pese a tener un impacto fundamental en la biología y en la enfermedad. Tan importante es el corazón como el pulmón.
“La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es la cuarta causa de muerte en el mundo”
Se debe hacer énfasis en dos fenómenos importantes: el hábito tabáquico y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), que es la cuarta causa de muerte en el mundo y que en la próxima década se estima que será la tercera en medicina y la primera en pérdida de días de trabajo, por delante de otras enfermedades. No obstante, se han logrado avances destacables y la población empieza a ser consciente de los riesgos.
El cáncer de pulmón, que se relaciona sobre todo con el tabaco, se diagnostica tarde y provoca una tasa de mortalidad muy alta. En este momento, la prioridad se centra en diagnosticarlo de manera precoz y en tratarlo de forma adecuada. El cáncer de pulmón representa el 16%-17% de los casos de muerte por cáncer. Pocos se detectan a tiempo y, por ello, la tasa de fallecimientos es muy elevada. Cuando se diagnostica, se intenta que los pacientes mejoren su calidad de vida, dejen de fumar y se actúe lo antes posible.
“El cáncer de pulmón, que se relaciona sobre todo con el tabaco, se diagnostica tarde y provoca una tasa de mortalidad muy alta”
Sin duda alguna, el tabaco es el primer enemigo del pulmón. Hace 15 años, en Barcelona, hubo un problema medioambiental provocado por la inhalación del polvo de la soja que se descargaba en el puerto y se dirigía a la ciudad. Causó muchos brotes de asma. El efecto de este polvo fue peor por la mala calidad ambiental que había, que ayudó a que otros factores tuvieran más impacto. La mala calidad ambiental es dañina, pero el efecto conjunto de los dos factores -el tabaco y la calidad del aire- es más nocivo aún.
El tabaco y la mala calidad ambiental actúan de forma sinérgica: la acción de los dos de forma conjunta tiene un efecto superior a la suma de sus efectos nocivos por separado.
Exacto. El control en las fábricas de coches mejora. Las grandes urbes, como Barcelona, están mejor que 20 años atrás. Queremos recalcar que, pese a ser un factor del que se pensaba que no tenía importancia, sí la tiene y debemos luchar para reducir la contaminación.
Si, pero el daño lo provoca el conjunto. Hay distintos tipos de contaminación. La de tipo oxidante, sobre todo causada por los coches, produce óxido nítrico y nitroso que provocan un tipo de lesión parecida a la del tabaco. La contaminación también favorece el desarrollo del cáncer y la inflamación.
“El fumador es un enfermo aunque no tenga manifestaciones de las lesiones orgánicas”
En cuanto a fármacos, apenas hay novedades, pero sí las hay respecto a la necesidad de entender la enfermedad y su gestión. Un ejemplo es la EPOC y sus exacerbaciones, que son episodios de agudizaciones: se sabe que cuando se hace una buena prevención y el paciente conoce muy bien los síntomas, disminuye la tasa de ingresos hospitalarios. También se ha debatido sobre atención integrada de la enfermedad crónica. Otro avance importante se ha dado en el apartado de la actividad física ya que, cuando se realiza antes y después de las agudizaciones, el paciente se recupera más pronto y su pronóstico es mucho mejor.
Por desgracia, está más huérfano. Hay que conseguir que se deje de fumar y hacer un diagnóstico precoz.
El tabaquismo debe considerarse una enfermedad. Así lo estima la Organización Mundial de la Salud (OMS) y lo defiende la ERS. La población se debe concienciar de que el hábito tabáquico es una patología y no sólo un factor de riesgo para contraer dolencias cardiovasculares o neumológicas, entre otras.
Josep Roca detalla que el tabaquismo es una enfermedad en sí misma porque es una adicción y, a la vez, provoca lesiones orgánicas. Es posible que quienes fuman tengan que tomar fármacos y, a menudo, hay que ayudarles a cambiar su estilo de vida, pero ellos son los responsables finales y quienes deben hacer el mayor esfuerzo para dejar de fumar. El sistema sanitario es, en todo caso, corresponsable. Debe atenderles porque las personas fumadoras que aún no han desarrollado EPOC o cáncer son individuos en situación de riesgo y, “por lo tanto, enfermos, aunque no tengan manifestaciones de las lesiones orgánicas”.