La esperanza de vida de los afectados por la esquizofrenia es hasta 20 años menor que la de la población general, según conclusiones del reciente primer Foro Internacional “Nuevos Abordajes en el Tratamiento de la Esquizofrenia”. Aunque los primeros síntomas suelen surgir en la infancia o adolescencia, la media de edad en la que se diagnostica esta enfermedad crónica es a los 25 años. Además, el tiempo medio desde que se manifiestan estas señales hasta que se determina que es esquizofrenia es de dos años. Por lo tanto, es importante conocer, como se explica en ese artículo, que los malos hábitos de salud, como el sedentarismo, la mala alimentación o el abuso del alcohol o el tabaco, repercuten en los problemas cardiovasculares y la diabetes que están tras el deterioro de la calidad de vida de los pacientes con esquizofrenia.
La esquizofrenia es una dolencia mental crónica, grave y compleja. Se calcula que en España unas 400.000 personas padecen esta patología, que afecta del 0,5% al 1% de la población. Las primeras manifestaciones suelen darse en la infancia o la adolescencia, aunque se diagnostica de media a los 25 años de edad. No todos los afectados tienen los mismos síntomas ni viven la enfermedad de la misma manera. Algunos pueden llevar una vida normal si están bien medicados y bajo tratamiento psicológico, mientras que otros deben vivir recluidos en casa o en centros psiquiátricos.
La esquizofrenia afecta al pensamiento, las emociones, la voluntad y la percepción. Los síntomas más frecuentes son los delirios (ideas totalmente alejadas de la realidad, como creer que hay un complot por parte de un grupo de personas para perjudicarles), las alucinaciones (son frecuentes las visuales o auditivas, como oír voces que dan órdenes), el aplanamiento de las emociones (muchos se vuelven cada vez más fríos e inexpresivos, como si no sintieran nada), los problemas de pensamiento y lenguaje (les cuesta expresarse de forma clara y comprensible), las sensaciones extrañas sobre sí mismos (sienten que cambian, como si no fueran ellos mismos) y la tendencia al aislamiento.
Las personas con esquizofrenia viven menos años
Aparte del sufrimiento psicológico que conlleva la patología en sí, las personas esquizofrénicas tienen una esperanza de vida entre 10 y 20 años menor que la población general. Esta fue una de las principales conclusiones del primer Foro Internacional «Nuevos Abordajes en el Tratamiento de la Esquizofrenia», celebrado el pasado mes de junio por el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) y avalado por la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP) y la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEPB).
La diabetes es una de las enfermedades asociadas con más frecuencia a la esquizofrenia
En este mismo congreso se apuntó que el pronóstico de la dolencia depende de la rapidez en el diagnóstico y del tiempo de evolución del trastorno sin tratamiento. Sin embargo, es frecuente que los síntomas pasen desapercibidos durante un tiempo. Se calcula que transcurren de media dos años desde que aparecen las primeras señales hasta que se diagnostica la enfermedad.
Esquizofrenia, problemas cardiovasculares y diabetes
Hay varios motivos que explican la drástica reducción de la esperanza de vida. Numerosos estudios indican que la tasa de suicidio es más elevada entre las personas esquizofrénicas que en la población general. Además, tienen un mayor riesgo de sufrir accidentes. Pero según el estudio «Elementos para la atención de la salud física del paciente con esquizofrenia», realizado por investigadores del Instituto de Salud Carlos III, de Madrid, el 65% de ese descenso de la esperanza de vida se debe a causas naturales.
Los problemas cardiovasculares provocados por una elevada incidencia del síndrome metabólico, que incrementa entre dos y cuatro veces el riesgo coronario, son uno de los principales motivos de mortalidad en estos pacientes. Este síndrome es un conjunto de problemas que puede incluir hipertensión, niveles elevados de azúcar o de triglicéridos, exceso de grasa abdominal o bajos niveles de colesterol bueno, que suelen darse en las personas esquizofrénicas.
Asimismo, una de las enfermedades asociadas con más frecuencia a la esquizofrenia es la diabetes, que también reduce de manera considerable la esperanza de vida. Un estudio de ámbito internacional, liderado por científicos del Instituto de Investigación del Hospital Universitario de La Princesa (Madrid) y realizado en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha demostrado que la probabilidad de padecer diabetes es un 79% más elevada en las personas que durante el año anterior han sufrido alguno de los síntomas más típicos de la esquizofrenia.
Malos hábitos de vida con esquizofrenia
La explicación a esta elevada incidencia de problemas cardiovasculares o de diabetes hay que buscarla en los malos hábitos de vida. Los afectados no suelen realizar ejercicio físico o cuidar su alimentación. Y el 47% de ellos presentan un trastorno por abuso de sustancias a lo largo de su vida (sin incluir la nicotina), como alcohol u otras drogas ilegales. Además, los medicamentos que toman para tratar la enfermedad podrían estar relacionados con la elevada incidencia de diabetes.
De todos modos, estudios realizados en la década de los 50, antes de que se desarrollaran los actuales fármacos antipsicóticos, ya señalaban una relación entre esquizofrenia y diabetes. Por eso, los expertos se inclinan a pensar que esta relación entre ambas patologías está más relacionada con el estilo de vida. Y defienden la importancia de enseñar a los afectados a llevar una vida más saludable para aumentar su esperanza de vida.
Fumar es una de las principales causas de problemas respiratorios o cardiovasculares. Las personas que sufren una dolencia mental fuman más que la población general. Y el tabaquismo en los enfermos de esquizofrenia es especialmente grave. Según un artículo publicado en la revista ‘Enfermería global’, la prevalencia del tabaquismo en este subgrupo es dos o tres veces superior que en la población general con mayor grado de dependencia nicotínica. Muchos son fumadores severos, que consumen más de 20 cigarrillos al día y apuran mucho el pitillo. Se cree que fuman tanto para combatir la ansiedad, los efectos secundarios de la medicación o el aburrimiento cuando están ingresados.