La importancia de una dieta saludable para reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes y muerte prematura es conocida. Prevenir la obesidad también se ha relacionado de forma habitual con una menor probabilidad de contraer cáncer de mama. En este artículo se explica porqué un peso excesivo no solo influye en el desarrollo de la enfermedad, sino también en el pronóstico y, sobre todo, en las posibilidades de metástasis.
Obesidad y cáncer de mama
El riesgo de recaída y de muerte es mayor en las pacientes con obesidad en el momento del diagnóstico de cáncer de mama. Aunque solo se refieren al tipo más frecuente de enfermedad, investigadores del Albert Einstein College (Nueva York, EE.UU.) y otras instituciones relacionadas con la oncología han publicado en la revista ‘Cancer’ un trabajo en el que aseguran que el riesgo es mayor en las mujeres que tienen un tumor HER2 negativo y receptores hormonales positivos, el tipo más común de cáncer de mama. Los autores achacan esta asociación a los cambios hormonales e inflamatorios provocados por la grasa adicional.Además de esta causa, son varios los elementos biológicos ya conocidos que podrían explicar la relación entre obesidad y cáncer. En primer lugar, la interacción entre las hormonas femeninas (estrógenos) y la insulina: niveles altos de insulina aumentan el riesgo de recurrencia de neoplasia de mama. Por otro lado, se conoce que la obesidad está ligada a la hiperinsulinemia (exceso de insulina en sangre) y el síndrome metabólico, también vinculado con un mayor riesgo de recaídas.
La posibilidad de padecer cáncer de mama es mucho más elevada cuando se sufre obesidad mórbidaTodos estos mecanismos biológicos combinados podrían provocan, según los científicos, la recurrencia del cáncer a pesar de que la paciente se haya sometido a tratamiento y haya conseguido eliminar el tumor. En concreto, se detectó que las mujeres con un índice de masa corporal (IMC) de 30 o más (asociado a obesidad) incrementaban de forma significativa el riesgo de recurrencia del cáncer (un 17%) y de fallecimiento (un 23%). Cuanto más aumentaba el IMC, más riesgo de recaída o de muerte hubo.
Lo que no se sabe todavía es si iniciar un tratamiento basado en una dieta saludable y ejercicio para bajar de peso después del diagnóstico podría disminuir el riesgo de recurrencia y ofrecer un beneficio secundario al reducir la enfermedad cardiovascular.
Obesidad y cáncer
La relación entre obesidad y cáncer ha sido ya estudiada en muchos trabajos científicos. En general, este vínculo se ha basado en la premisa de que la presencia de obesidad aumenta el riesgo de cáncer y muerte. En 2001, varios expertos concluyeron que los cánceres de colon, mama, endometrio, riñón y esófago están relacionados con la obesidad. Algunos estudios también han indicado que existen enlaces entre la obesidad y los carcinomas de vesícula biliar, ovarios y páncreas.
Muchas investigaciones han intentado establecer una asociación entre obesidad y cáncer de mama. En 2003, un estudio publicado por el Instituto Nacional del Cáncer de EE.UU. afirmaba que el aumento de estrógenos en sangre que provoca la obesidad incrementa el riesgo de padecer la enfermedad en la posmenopausia. Y en 2011, un análisis de la Universidad de Granada confirmaba que la posibilidad de sufrir cáncer de mama es mucho más elevada cuando se trata de pacientes con obesidad mórbida.
Un estudio francés también de 2011, publicado en la revista ‘Cancer Research’, descubrió la conexión entre la obesidad y la agresividad del cáncer de mama. Los científicos revelaron que las células adiposas (elemento que constituye el tejido graso) se encuentran con frecuencia en la proximidad de tumores mamarios. Y cuando estas células se relacionan con tumores, podrían ser capaces de transformar las características de las células cancerosas y aumentar su agresividad.
Por último, la Sociedad Española de Oncología Médica afirma que los únicos factores alimentarios que se ha demostrado que aumentan el riesgo de cáncer de mama son la obesidad y el alcohol.
Un metaanálisis reciente (31 estudios sobre un total de 26.066 casos de cáncer pulmonar en una población de 80 millones de personas) ha revelado de forma controvertida que los obesos tienen menor riesgo de desarrollar cáncer de pulmón que quienes tiene un peso normal, en especial, si son fumadores o exfumadores. El estudio se ha publicado en la revista ‘International Journal of Cancer’ y ha sido llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Soochow (China). Los autores concluyen que la obesidad es un factor de riesgo del cáncer de colon, mama, riñón y otros órganos, pero no lo sería para el cáncer de pulmón.
Los científicos han aclarado que se desconocen los mecanismos biológicos que explican el efecto aparentemente protector del sobrepeso contra el cáncer pulmonar, sobre todo, en los fumadores. Aun así, aseguran que los resultados sugieren que las estrategias para mejorar la nutrición y mantener el peso corporal podrían reducir la incidencia del cáncer de pulmón en los fumadores.