Cáncer de mama: mitos y realidades

Algunas afirmaciones acerca de la neoplasia de seno no tienen suficiente evidencia científica
Por Teresa Romanillos 23 de octubre de 2011
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Cada año se diagnostican en el mundo 1,3 millones de casos de cáncer de mama y cerca de 500.000 mujeres fallecen a causa de este tumor. Como muchas enfermedades, esta patología se rodea de información no siempre contrastada. Hechos demostrados conviven con falsas creencias, como la relación de los implantes mamarios con neoplasia. ¿Qué puede aumentar el riesgo? ¿Se puede prevenir? Son múltiples las cuestiones, a las que se suma un reciente estudio que asegura que sería posible evitar el desarrollo de la enfermedad en mujeres de alto riesgo mediante la quimioprevención.

Está demostrado que ciertas circunstancias favorecen el desarrollo del cáncer de mama. Algunos de estos factores de riesgo, como el consumo de alcohol, pueden evitarse. Otro factor modificable es la inactividad física, ya que se ha constatado que las mujeres con escasa actividad tienen mayor predisposición a enfermar. También son prevenibles, en muchos casos, el sobrepeso y la obesidad, que se relacionan con una mayor incidencia de cáncer.

Más edad, más cáncer de mama

Por desgracia, muchos de los motivos que predisponen al cáncer de mama no pueden evitarse. La edad es uno de ellos. La mayoría de las mujeres tienen más de 60 años cuando se les diagnostica y parece claro que las probabilidades de desarrollar una neoplasia de seno aumentan de forma progresiva con la edad. Es evidente que, además, hay factores directamente relacionados con la vida reproductiva de la mujer. De esta manera, tener hijos protege de la neoplasia de mama, así como la edad a la que se ha tenido el primero: cuanto más joven, mejor.

La edad a la que se registró la menarquía y la menopausia también juegan un papel destacado: hay más posibilidades si la primera regla tuvo lugar antes de los 12 años y la menopausia después de los 55. En la menopausia, las mujeres que reciben terapia hormonal durante muchos años tienen un riesgo sobreañadido.

Más del 80% de las mujeres que desarrollan un cáncer no tienen antecedentes familiares

La menopausia aumenta el riesgo, pero a menudo se considera que hasta entonces no hay que preocuparse por el tema. Esta idea es falsa, ya que, si bien las posibilidades de sufrir un cáncer de seno aumentan con el paso de los años, ello no significa que no pueda desarrollarse a cualquier edad. Una de las razones por las cuales se recomiendan las mamografías de control es que los casos aumentan cada día entre las mujeres más jóvenes.

Antecedentes familiares con cáncer

Otra falsa creencia consiste en pensar que se está «a salvo» si no ha habido casos en la familia. Esta afirmación tampoco es cierta ya que, a pesar de que la genética predispone a los tumores mamarios, más del 80% de las mujeres que desarrollan una tumoración maligna no tienen antecedentes familiares. Está claro que si la madre, la hija o bien una hermana han padecido una y, sobre todo, si ha sido antes de los 50 años, el riesgo es mayor. Si la enfermedad se ha desarrollado en otros familiares también, pero las probabilidades son menores.

Las alteraciones genéticas son las responsables de estos casos. Los cambios en ciertos genes, como BRCA1 o BRCA2, aumentan la probabilidad de sufrir neoplasia de mama. También se han identificado regiones específicas en ciertos cromosomas y, en este caso, el riesgo será mayor o menor según el número de mutaciones genéticas identificadas. Cuando se dan numerosos casos en la familia, puede ser adecuado realizar un estudio genético para reforzar las medidas preventivas.

Desodorantes y estrógenos

Una de las ideas más extendidas es que los desodorantes pueden favorecer la enfermedad. Los resultados de algunos estudios parecían sugerir que estos productos contienen sustancias dañinas que podría absorber la piel, sobre todo, si se aplican después de depilarse las axilas. Los desodorantes con peor fama cuentan con propiedades antitranspirantes, ya que algunos estudios insinúan que los compuestos de aluminio que contienen pueden causar efectos hormonales similares a los estrógenos.

Otras de las sustancias implicadas son los parabenos, que también imitan la actividad estrogénica. No obstante, respecto a esta cuestión, no hay investigaciones concluyentes que relacionen el uso de antitranspirantes o desodorantes con el cáncer de seno.

Los implantes mamarios

Un mito más considera que los implantes pueden aumentar el riesgo de tumoración maligna. En este caso, el problema radica en que las prótesis entorpecen la visión de la imagen mamográfica, al ocultar una parte del tejido mamario, y dificultan al radiólogo para visualizar signos sospechosos. Por otra parte, los implantes se han relacionado con más probabilidad de desarrollar un tipo de linfoma en la cicatriz adyacente a la intervención.

El tamaño no importa, la densidad sí

Es erróneo considerar que tener los pechos pequeños «protege» a la mujer. La realidad es que el tamaño del pecho no tiene relación alguna con la probabilidad de padecer un tumor. Sí puede comportar un riesgo añadido la densidad. En una mamografía puede apreciarse que las mamas están formadas por tejido glandular y grasa. Las mujeres con senos más densos tienen mayor riesgo de cáncer. Pero ello está relacionado con la dificultad de interpretar los resultados de la mamografía, de ahí que muchos especialistas propongan el uso añadido de la ecografía en las mujeres con estas características.

EVITAR LA ENFERMEDAD

¿Puede evitarse el cáncer de seno? ¿Hay algo más que autoexámenes y mamografías? Los resultados de un estudio llamado MAP.3 revelan que la quimioprevención puede ser un arma para combatir la neoplasia de mama. El trabajo, publicado en la revista “New England Journal of Medicine”, demuestra que el exemestran, un inhibidor de la enzima aromatasa, tiene un gran potencial como agente preventivo, ya que consigue reducir en un 65% la formación de tumores en mujeres posmenopáusicas.

Los resultados del estudio demuestran que solo en España se podrían evitar más de 5.000 tumores anuales, una cifra muy esperanzadora si se tiene en cuenta que se espera un incremento del 50% en su incidencia en los próximos años. La investigación ha recaído en científicos del Grupo de Ensayos Clínicos del Instituto Nacional de Cáncer de Canadá (NCIC) y se ha presentado en el congreso de la American Society of Clinical Oncology (ASCO), celebrado recientemente en Chicago.

Paul Goss, coordinador del NCIC, explica que algunos tumores son sensibles a los niveles de estrógenos y que los inhibidores de la aromatasa reducen de manera significativa estos niveles en las mujeres posmenopáusicas. En los casos en que se detecta rápido y el tumor se extirpa, este tratamiento hormonal ha demostrado que reduce la probabilidad de desarrollar un tumor contralateral. Una de las ventajas del exemestran en relación a otros fármacos es su perfil de seguridad. En el estudio no se ha encontrado ningún efecto secundario, ni tampoco se ha constatado un incremento del riesgo de osteoporosis, problemas cardiovasculares ni desarrollo de otros tumores. Esto supone una ventaja importante respecto a otros fármacos como el tamoxifeno, aunque los efectos a largo plazo están por determinar.

En el estudio participaron 432 mujeres españolas, entre el total de 4.560 voluntarias de Canadá, EE.UU., Francia y España. Esto se debe a la colaboración del Grupo Español de Investigación del Cáncer de Mama (GEICAM), que también ha presentado los resultados del estudio en la 4ª Revisión Anual de Avances en Cáncer de Mama.

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