El verano, la subida de las temperaturas y las vacaciones con frecuencia provocan un impacto negativo en los hábitos de vida saludables. Hasta pueden contribuir a que algunos decidan colgar las zapatillas deportivas hasta septiembre. Pero para las personas con diabetes, este es un lujo que no está a su alcance. Deben y tienen que procurar hacer ejercicio, también en la época estival, si bien es necesario tomar ciertas precauciones para que no tenga ningún efecto negativo, debido a las condiciones meteorológicas propias de esta estación. En este artículo se recuerdan los beneficios de realizar ejercicio para los diabéticos, las actividades que conviene practicar y las precauciones que deben tener en cuenta.
Actividad física y diabetes
La actividad fisica es distinta que el ejercicio. La actividad fisica abarca el ejercicio, pero también otras actividades que implican movimiento y se realizan como parte de la vida cotidiana, como trabajar, caminar, bailar, hacer las tareas domésticas o llevar a cabo actividades recreativas, cuyos beneficios para la salud implican reducir el riesgo de hipertensión, cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular, diabetes, etc. Además, es determinante para el gasto energético y, por tanto, es fundamental para el equilibrio calórico y el control del peso.
En diabetes, practicar cualquier tipo de actividad física con regularidad es un aspecto clave para su buen control. Cuando se hace, las células se vuelven más sensibles a la insulina, por lo que pueden funcionar de forma más eficiente. Por lo tanto, realizar ejercicio con regularidad puede reducir el nivel de glucosa y mejorar el de hemoglogina glucosilada. Lo hace de varias formas:
- Aumentando la sensibilidad a la insulina, por lo que las células pueden aprovechar mejor la insulina disponible para usar glucosa mientras y después de practicar una actividad física.
- Cuando los músculos se contraen durante la actividad, se estimula otro mecanismo totalmente separado de la insulina, lo que permite que las células tomen glucosa y la utilicen como fuente de energía, con independencia de si hay insulina disponible.
- El efecto de la actividad física en la glucosa varía según muchos factores, entre estos, el tiempo que se está activo. La actividad física puede reducir la glucosa en la sangre hasta 24 horas o más después de realizar ejercicio, al hacer que el cuerpo sea más sensible a la insulina.
- Antes, durante y después de la práctica de cualquier actividad física, las personas con diabetes deben vigilar y estar preparadas ante una hipoglucemia, en especial las que tienen diabetes tipo 1. El riesgo es menor en el caso de la tipo 2, salvo que tomen insulina o un secretagogo de insulina. Si se produce una hipoglucemia debe ser tratada de inmediato.
Si las hipoglucemias interfieren con frecuencia al realizar ejercicio, es importante que los afectados lo consulten con su médico y que éste establezca los cambios que considere oportunos, bien en la rutina de actividades bien en la alimentación o en la medicación. No está demás que antes de comenzar a practicar cualquier tipo de ejercicio, y aunque no se tenga esta complicación, se acuda a la consulta de un profesional sanitario, para que pueda ofrecer consejos de utilidad acordes a la condición de cada persona.
Practicar ejercicio en verano
A pesar del calor estival, hay que procurar practicar ejercicio a diario. Una buena alternativa puede ser recurrir a deportes acuáticos, como la natación o el surf, con los que también se podrá hacer frente a las altas temperaturas sin problema. Pero si no se tiene esta opción a mano, no hay actividad más sencilla y saludable que caminar o practicar el deporte de «moda»: el Power Walking. Esta práctica consiste en andar de forma rápida y enérgica, activando el abdomen y moviendo los brazos. Además, sus características se pueden aprender con facilidad a través de un curso on line y gratuito que ha puesto en marcha la Federación Española de Diabetes (FEDE) y al que se puede acceder a través de este enlace.
Aparte de seleccionar bien la actividad o actividades que se desempeñarán este verano, es muy importante evitar hacer ejercicio en las horas centrales del día, cuando la temperatura es más alta, por lo tanto es aconsejable emplear para esta práctica las primeras o las últimas horas de cada jornada. Además, es fundamental estar bien hidratado, ya que uno de los mecanismos de control de temperatura es la sudoración, por lo que en condiciones de calor ambiental elevado, el cuerpo pierde grandes cantidades de agua que se deben reponer de inmediato.
La única forma de poder adquirir una rutina diaria en la práctica de ejercicio y no abandonar al segundo día es que, además de elegir una actividad saludable, esta también sea divertida y apta para la condición física de cada uno. El verano puede dar una nueva oportunidad de descubrir otros deportes que marquen, a partir de ahora, los momentos de ocio y contribuyan a mejorar nuestra salud.