La vitamina D es fundamental para el organismo. Sus funciones van desde la contribución al desarrollo y mantenimiento del sistema musculoesquelético, hasta la prevención de enfermedades, como las cardiovasculares, algunos cánceres e infecciones. Se obtiene mediante el consumo de determinados alimentos y se sintetiza con la exposición solar. A pesar de su importancia, expertos internacionales han alertado de que la población infantil, de manera generalizada, tiene un déficit de este micronutriente. Por eso insisten en la importancia de proporcionar un suplemento durante el primer año de vida. A continuación se detalla el papel de la vitamina D en la salud y qué consecuencias conlleva su carencia. Además, se señala qué alimentos son fuente de vitamina D.
Niños en riesgo de falta de vitamina D
Según información del Comité de Nutrición (CoN) de la ESPGHAN (European Society for Paediatric Gastroenterology Hepatology and Nutrition), la población infantil tiene bajos niveles de vitamina D. Este comité lo integran 10 miembros de distintos países europeos, entre ellos España, que está representada por la profesora del departamento de Pediatría de la Universidad de Granada, Cristina Campoy.
Tras la revisión sistemática ‘Vitamin D in Healthy European Paediatric Population’, los expertos del CoN aportan una serie de consejos para prevenir la falta de esta vitamina. Para ello, ven necesario, durante el primer año de vida, tomar un suplemento oral de 400 unidades internacionales (UI) de vitamina D y animan a los profesionales de salud al cuidado de esta franja de población a asegurarse de que esta medida se lleva a cabo.
La exposición solar necesaria para sintetizar la vitamina D es de unos 15 a 30 minutos al día
La revisión, publicada en el Journal of Pediatric, Gastroenterology and Nutrition, también señala que entre los europeos de 2 a 18 años los niveles de vitamina D son menores de lo que cabría esperar, pero todavía no se ha demostrado la necesidad de administrarles suplementos de forma generalizada. En cambio, reclaman a las autoridades pertinentes que adopten estrategias para mejorar el estado nutricional de este micronutriente según las condiciones de la zona.
Como ya apuntaba Ángel Gil, presidente de la Sociedad Española de Nutrición, en declaraciones a EROSKI CONSUMER, «la hipovitaminosis D tiene una alta prevalencia mundial: 1.000 millones de personas poseen una concentración baja del metabolito activo». La exposición solar necesaria para sintetizar esta vitamina es de unos 15 a 30 minutos al día; sin embargo, este experto asegura que el problema en un país como el nuestro, con tantas horas de sol, son el excesivo uso de cremas solares, porque llevan filtros de rayos ultravioletas que son justo las que influyen en su síntesis.
Por ello, la población en riesgo de presentar carencia, según los especialistas de la CoN de la ESPGHAN, son: niños y adolescentes con exposición solar escasa (por empleo excesivo de cremas con fotoprotector alto, con poca exposición solar o porque vivan en países nórdicos), menores obesos y los lactantes que no reciben el suplemento oral de vitamina D recomendado.
El papel de la vitamina D en salud
La vitamina D es un micronutriente esencial para la vida. Entre sus acciones figura la de regular el metabolismo del calcio y del fósforo, por lo que contribuye a la mineralización ósea. Por eso, un déficit en las etapas de desarrollo puede provocar raquitismo y osteomalacia. También, su carencia en la edad adulta puede favorecer la osteoporosis, debilidad muscular y fracturas.
En el sistema cardiovascular también tiene un papel fundamental. Las últimas investigaciones al respecto, realizadas en el Intermountain Medical Center de Murray, en Utah (EE.UU.), señalan que una mínima deficiencia en los niveles de vitamina D ya desencadena diferencias en la casuística de infartos, ictus, insuficiencia cardiaca o muerte; es decir, su carencia se relaciona de manera directa con eventos cardiovasculares y fallecimiento.
De la misma manera, se ha podido demostrar que actúa como mecanismo de defensa: tener niveles adecuados ayuda en procesos infecciosos, como la gripe, y a los fumadores, a ser menos propensos a sufrir enfermedades pulmonares crónicas. Por el contrario, quienes tienen deficiencia de vitamina D padecen infecciones repetidas de las vías respiratorias.
También las investigaciones sustentan que tener niveles apropiados de vitamina D contribuye a la cicatrización de las heridas y previene el desarrollo de algunos tipos de cáncer, como el de colon, de próstata y mama, el cáncer que más afecta a las mujeres.
La vitamina D es una de las más difíciles de incorporar en la dieta, ya que hay pocos alimentos que la contengan de manera natural. Entre los que son fuente en este micronutriente están la grasa de los productos lácteos (queso, mantequilla, crema de leche), el pescado graso (como el atún, la caballa o el salmón) y las ostras. En consecuencia, muchos alimentos se enriquecen con D2 (ergocalciferol) y D3 (colecalciferol), como cereales para el desayuno, margarinas y alguna bebida vegetal, como la leche de soja.
Si se consumen de lácteos desnatados o semidesnatados para disminuir el aporte de energía, se reduce la ingesta de esta vitamina, y habría que considerar otra entrada, como alimentos suplementados o mantequillas enriquecidas y pescado, sobre todo azul, en una cantidad importante para conseguir los niveles adecuados.
Los requerimientos diarios son entre 400 y 600 UI de vitamina D, aunque las embarazadas necesitan hasta 500 UI y los niños prematuros, hasta 1.000 UI al día.
Sin embargo, no hay que olvidar que esta vitamina se almacena en los tejidos grasos y precisa de la acción de los rayos del sol para incorporarse a la circulación sanguínea.