Un nuevo análisis realizado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaira (EFSA, en sus siglas inglesas) a petición de la Comisión Europea no cierra la puerta a un posible aumento de los límites máximos de aflatoxinas en frutos secos, en concreto en almendras, avellanas y pistachos procesados. Según la nueva valoración, que pretende equiparar los niveles a los estándares comunitarios, este aumento sólo tendría un efecto menor en la exposición dietética total estimada. Pese a que el panel científico sobre contaminantes en la cadena alimentaria (CONTAM) destaca la importancia de mantener la exposición a esta sustancia a los niveles tan bajos como sea posible, no desestima la petición del Codex Alimentarius, presentada en 2006, de establecer en 8 microgramos/kg la cantidad de la sustancia en los tres tipos de frutos secos, frente a los 4 vigentes hasta ahora.
Tras varias evaluaciones, la EFSA continúa valorando los posibles efectos de un consumo elevado de aflatoxinas, sustancias químicas producidas por cepas toxigénicas de hongos, principalmente Aspergillus flavus y Aspergiullus parasiticus y presentes en frutos secos, en la salud de las personas. El motivo de esta nueva valoración es la propuesta presentada hace unos meses por el Codex Alimentarius, que establecía el nivel en 8 microgramos/kg para estos tres tipos de frutos secos, una vez procesados. Los expertos valoran ahora si una cantidad superior puede implicar riesgos inaceptables para los consumidores, teniendo en cuenta los grupos vulnerables de población, como niños, y el importante aumento del consumo de frutos secos en los últimos años.
Hace apenas un año, la Comisión Europea apoyaba el proyecto de nivel máximo de 15 µg/kg para el contenido total de aflatoxinas en almendras, avellas y pistachos sin elaborar, propuesta presentada en 2005 por el Codex Alimentarius, que será el que evalúe de nuevo la idoneidad de esta medida el próximo mes de abril. Uno de los principales problemas que hay con las aflatoxinas es que se trata de unas sustancias que, debido a las prácticas de producción y almacenamiento, son muy difíciles de eliminar de forma completa. Por este motivo, los expertos apuestan por fijar límites tan bajos como sea razonablemente posible (principio ALARA, as low as reasonably achievable). Hasta ahora no se han presentado pruebas que indiquen que el contenido total de aflatoxinas de 4 µg/kg en los tres alimentos citados no sea posible siempre y cuando se apliquen las medidas preventivas adecuadas.
Nuevos valores
La OMS relaciona el consumo elevado de aflatoxinas con cáncer de hígado o problemas hepáticos gravesEl principal objetivo de las nuevas valoraciones es encontrar una solución común en toda la Unión Europea que responda a las observaciones de los distintos países miembros. Desde el inicio del debate, la Comisión Europea no se ha opuesto al nivel de 8 µg/kg, a pesar de que haya reticencias por las posibles consecuencias para la salud pública, ya que dicho nivel supone un aumento importante en relación al de 4 µg/kg vigente hasta ahora en la UE. Los expertos han tenido en cuenta ahora un total de 40.000 resultados analíticos, y en un 75% de las muestras la cantidad de aflatoxinas detectadas está por debajo del límite vigente actualmente.
Para determinar el impacto real de un posible cambio en los niveles máximos en almendras, avellanas y pistachos, el panel de expertos ha estimado la exposición dietética sobre 4, 8 y 10 µg/kg, respectivamente. Estos cálculos han indicado que las concentraciones reales están por debajo de 1 µg/kg. En el Reino Unido, la Food Standards Agency (FSA) fija como niveles admisibles de aflatoxina por debajo de 2-4 µg/kg, cantidad por debajo de la cual no se producen efectos en el organismo, según los expertos. En el año 2004 las aflatoxinas encabezaron la lista de los principales riesgos detectados en la UE. Según datos del Rapid Alert System for Food and Feed (RASFF) se notificaron un total de 844, cifra superior a la de 2003, y casi tres veces mayor que la de 2002. La mayoría de los riesgos se detectaron en productos como el pistacho (538), procedentes básicamente de Irán, cacahuetes de China, Argentina e India, y en higos de Turquía.
Los estudios realizados hasta ahora han confirmado que las aflatoxinas, que forman parte del grupo de las micotoxinas, se producen de forma natural en frutos secos, cereales y arroz en condiciones de humedad y temperatura elevadas. Desde su identificación se les ha atribuido un riesgo para la salud humana «poco reconocido». Un informe realizado por la Organización Mundial de la Salud atribuye a estos compuestos efectos tóxicos inmediatos, además de inmunosupresores, mutagénicos y carcinogénicos.
El principal órgano diana de estos efectos tóxicos es el hígado. Un análisis epidemiológico realizado por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) ya adelantaba hace unos años que existían suficientes datos demostrativos del efecto carcinogénico de mezclas naturales de aflatoxinas en el ser humano, por lo que se clasifican en el Grupo 1 de carcinogénicos.
En algunos países, especialmente tropicales, ya se han registrado varios brotes de aflatoxicosis en adultos con una nutrición deficiente y cuyo alimento básico es el maíz. La aflatoxina constituye, según los expertos, la micotoxina má peligrosa para la salud por su potencial carcinogénico para el hígado humano. La B1 está considerada la de mayor riesgo, seguida por la M1. Reducir su presencia en los alimentos que las contienen pasa por adoptar medidas preventivas como sistemas de cultivo mejorados y prácticas de almacenamiento adecuadas.