Las nuevas tendencias bioenergéticas anuncian cambios importantes en el ámbito de la nutrición animal. Y es que los biocombustibles podrían no sólo revolucionar la dieta del ganado y la elaboración de piensos sino también redefinir el papel de la agricultura de los próximos años. La funcionalidad es doble: por un lado se consigue obtener bioetanol, por ejemplo, a partir del almidón de los cereales; por otro lado, los ganaderos obtienen productos de alto valor proteico para la nutrición animal. Incluso algunos expertos predicen que esta tendencia podría influir también en los futuros precios de los alimentos, particularmente de los cereales.
Desde una perspectiva energética, la agricultura tiene la doble función de utilizar y producir energía. Ahora, expertos en producción de biocombustibles, agricultura, ganadería, alimentación y nutrición animal acaban de concluir, durante la primera Jornada sobre biocombustibles y alimentación animal organizada por el Ministerio de Agricultura español (MAPA), que la producción de biocombustibles podría tener importantes repercusiones en la disponibilidad de materias primas destinadas a la alimentación animal.
Partiendo de la base de que la producción de biocombustibles puede hacerse a partir de materias primas utilizadas en la alimentación animal, se pueden obtener, además, co-productos que pueden incorporarse al pienso. La nueva tendencia obligaría a los productores de pienso a adaptarse al uso de otra gama de materias primas distintas y empezar a analizar las posibilidades de conversión de estos subproductos en proteína nutritiva. Y es que según los estudios realizados hasta ahora, estos subproductos son más ricos en proteínas que los obtenidos de forma convencional.
Nueva apuesta
Los expertos plantean la producción de biocarburantes como incentivo para explorar nuevas alternativas en alimentación animal
Durante la producción de etanol, el almidón del cereal, especialmente de trigo y maíz, se convierte en alcohol y dióxido de carbono, y del grano se obtienen subproductos entre los que se encuentran principalmente los granos de destilería, reutilizables en alimentación animal, especialmente de rumiantes. Según un estudio realizado por expertos del Departamento de Ciencia Animal de la Universidad de Minnesota, en EEUU, estos granos de «nueva generación» tienen alto contenido en fósforo que es especialmente beneficioso en el ganado porcino. Pese a estudios como este, especialmente en los monogástricos, persiten una serie de limitaciones debido a la elevada variabilidad de su composición.
En este sentido, las nuevas tecnologías que se están desarrollando la calidad y la composición nutricional de los DDGS, como así se denominan estos subproductos, pueden dar lugar a una revalorización y nuevas posibilidades de uso de estos productos en alimentación animal, según admite la Confederación Española de Fabricantes de Alimentos Compuestos para Animales (CESFAC). Lo que sí han demostrado los expertos es que existe un margen máximo para cada especie, ya que tanto la palatabilidad como su digestibilidad varían.
Actualmente existe una marcada diferencia en el tipo de fuentes de bioenergía que están siendo usadas por los agricultores de distintos países de la Unión Europea y también sus preferencias y planes específicos para adoptarlas en la futura generación de energía, según el Estudio de Control de Tendencias 1006 presentado el pasado mes de enero en la feria Agritechnica de Frankfurt. Datos del estudio demuestran que, de todos los países encuestados (República Checa, Francia, Alemania, Hungría, Polonia y Reino Unido), Alemania es líder en la combustión de cereales y aceite de plantas usadas como combustible.
En España, donde se ha pasado de 5.000 hectáreas en 2004 a 220.000 en 2006 en estas producciones, está previsto ampliar, para el año 2010, las superficies dedicadas al cultivo de especies vegetales susceptibles de ser utilizadas para la obtención de biocombustibles. En Brasil, la caña de azúcar permite funcionar a casi un millón de coches, gracias al bioetanol, según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). En la UE, aproximadamente 1,5 millones de agricultores cultivan caña de azúcar destinada al combustible, aunque el «combustible solar» puede elaborarse con una gran variedad de cultivos, como la soja, la remolacha y la semilla de colza.
También se ha demostrado la potencialidad del aceite de girasol como fuente de producción de combustible biodiesel. De acuerdo con datos de la UE, en 2020 los países miembros deben reducir el 20% del consumo de productos derivados del petróleo y sustituirlo por otras energías, de las cuales el 8% deberá ser biodiesel. Según la Asociación Internacional del Girasol, las perspectivas indican un probable aumento del interés por el cultivo de especies oleaginosas anuales para que su aceite sirva de fuente de producción de biodiesel.