Todos los países del mundo deberían contar con un mismo sistema de trazabilidad, siguiendo el ejemplo de la Unión Europea, y en el que se incluyan requisitos uniformes de identificación electrónica, bases de datos comunes, así como un nivel de estándares de identificación semejantes. Es lo que concluye un estudio realizado por expertos estadounidenses, titulado “Comparación de los Reglamentos y Requisitos de Trazabilidad” y publicado el pasado mes de agosto, en el que examinan con atención si las regulaciones de diferentes países integran todos los alimentos y en qué medida los sistemas de trazabilidad analizados aportan al consumidor la información y claridad necesarias. El artículo explica cómo se ha analizado la trazabilidad alimentaria en todo el mundo y por qué es necesario contar con sistemas armonizados.
El aumento de la actividad comercial de alimentos vivido en los últimos años en todo el mundo ha puesto en evidencia la dificultad de rastrear y seguir los pasos de un producto en el caso de que se produzca una incidencia. La complejidad de los distintos sistemas de trazabilidad hace que el seguimiento se convierta en una tarea lenta y, a menudo, poco eficaz. A pesar de que muchos países ya han implantado requisitos legales para la trazabilidad alimentaria, algunos trabajan con sistemas obsoletos y poco eficientes.
Con el fin de identificar los errores que se cometen y las necesidades actuales en el campo de la trazabilidad alimentaria, un estudio estadounidense ha analizado las normas de trazabilidad de alimentos presentes en 21 de los principales países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), entre los que se encuentran Alemania, Australia, Brasil, Canadá, China, Italia, Japón, Nueva Zelanda, Noruega, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos. Estos países están considerados como los mejores en lo que respecta a la producción y consumo de alimentos y representan los principales países importadores del mundo, según los responsables del trabajo científico.
Análisis de la trazabilidad mundial
Carne, productos lácteos, pescados y mariscos, alimentos procesados y envasados han sido algunos de los productos investigados en cuanto a trazabilidad alimentaria se refiere. Se excluyeron los que proceden de la biotecnología y los orgánicos. Para el análisis, los expertos han utilizado una clasificación que incluye:
Países progresistas: hace referencia a los países que cuentan con regulaciones específicas de trazabilidad de todos los productos, tanto nacionales como los que importan.
Países moderados: cuentan con menos regulaciones que los anteriores.
Países regresivos: se encuentran en una fase de desarrollo en cuanto a la implantación de los sistemas de trazabilidad.
Los mejor posicionados son los países europeos, seguidos de Australia, Canadá, Japón, Brasil, Nueva Zelanda y Estados Unidos. China tiene la peor de las clasificaciones. Los expertos se han basado para ello en las respuestas que han recibido de los distintos países a 10 preguntas: si disponen de regulaciones específicas para los productos nacionales, para los importados, qué productos y materias regula la trazabilidad, qué identificadores usan (etiquetas, códigos de barras, RFID, entre otros) o qué información ofrecen al consumidor para que conozca la trazabilidad de cada producto.
A pesar de que muchos de los países analizados cuentan con vacas locas, que dio los primeros casos en España a finales del año 2000. Entonces, la crisis hizo temblar los cimientos de la seguridad alimentaria en la UE y condujo a la creación de programas de identificación y trazabilidad obligatorios en muchos países. A partir de entonces se vio la necesidad de implantar y extender este tipo de sistema de control a todos los productos.
Seguir todos los pasos de un alimento es imprescindible para gestionar los riesgos alimentarios
Seguir todos los pasos de un alimento, desde que se encuentra en las primeras fases de la producción hasta que llega al consumidor, es imprescindible para lograr gestionar los riesgos alimentarios, a fin de garantizar la autenticidad de un producto y mejorar su calidad. La información es clave en cualquier sistema de trazabilidad. Esta debe ser veraz, de fácil acceso y comprensión. Ello facilita que el consumidor perciba la trazabilidad como una garantía de productos de alta calidad y segura.
Con los sistemas de trazabilidad, se vigilan los alimentos a lo largo de todas las etapas de producción, distribución e importación. Carne de vacuno, de ovino, huevos o alimentos con denominación de origen son algunos alimentos que cuentan con sistemas de trazabilidad en la UE. Para este control, se pueden seguir dos direcciones: hacia atrás, es la que permite conocer a los proveedores y los alimentos que suministran (se recoge información sobre piensos, productos fitosanitarios o biocidas y prácticas de cultivo); y hacia delante, identifica a los clientes, a quién se entrega un producto y cuándo.
En la UE, el Reglamento 178/2002 define la trazabilidad como «una herramienta de gestión del riesgo» que ayuda a facilitar la retirada de cualquier alimento en el que se haya detectado algún problema.