Los fenómenos meteorológicos extremos relacionados con el agua, como el exceso de precipitaciones, las inundaciones y la sequía, están relacionados con una mayor incidencia de infecciones provocadas por el agua en las personas. Según el proyecto europeo VIROCLIME, las fuertes lluvias y las inundaciones son dos de las causas más comunes de brotes, sobre todo relacionados con patógenos como Vibrio spp. y Leptospira spp. presentes en el agua. Los expertos destacan la importancia de reducir el impacto de esta contaminación en momentos en los que se espera que aumenten los efectos del cambio climático. El artículo explica la relación entre virología, cambio climático y seguridad alimentaria en general.
Los fenómenos meteorológicos extremos relacionados con el agua representan un riesgo para la salud pública en países tanto desarrollados como en desarrollo. Según el proyecto VIROCLIME, dirigido por expertos de la Universidad de Aberystwyth, en el Reino Unido, las lluvias excesivas pueden movilizar patógenos en el medio ambiente y aumentar la turbidez del agua, un problema relacionado con la aparición de enfermedades gastrointestinales. Los expertos prevén que estos problemas aumenten, por tanto, afirman que es importante determinar cuáles son los riesgos y el impacto real de este tipo de problema para poder formular medidas de prevención eficaces. Según los expertos, se trata de un problema que afecta a todos por igual, e incluso los países con más posibilidades económicas no cuentan con las infraestructuras necesarias para hacer frente a condiciones climáticas extremas.
Virología y cambio climático
Virología y cambio climático deben interactuar para reducir posibles efectos negativos en la salud
Hay numerosos virus presentes en las aguas residuales que, si no se gestionan bien, pueden convertirse en una fuente de contaminación a través del agua potable. Según las investigaciones realizadas hasta el momento, está previsto que el cambio climático provoque modificaciones del medio acuático que afectarán a la exposición humana a los microorganismos patógenos transmitidos por el agua. El proyecto VIROCLIME, un consorcio internacional de investigación integrado por ocho instituciones de investigación de España, Reino Unido, Grecia, Suecia, Brasil y Hungría, se ha diseñado para integrar virología y cambio climático, dos disciplinas que, según los expertos, deben interactuar para reducir posibles efectos negativos en la salud.
Para ello, han utilizado modelos hidrológicos que determinan los efectos del cambio climático sobre la variación del flujo viral y, por tanto, sobre el riesgo asociado a las enfermedades virales. Tras cinco años de investigación, los expertos destacan que:
Los virus mantendrán un papel predominante en la aparición de enfermedades gastrointestinales relacionadas con el agua. Esto es así por la presencia ubicua de algunos virus de origen humano en aguas residuales y en el ambiente.
En la actualidad, hay pocas herramientas de vigilancia ambiental virológico que proporcione todas las garantías para la salud humana.
Las predicciones apuntan a que los niveles de virus cambiarán como resultado del cambio climático.
Durante la investigación, los expertos han evaluado los niveles de exposición a virus con el fin de calcular cuál es el riesgo real de contraer enfermedades a causa del cambio climático. A partir de modelos epidemiológicos, se ha establecido un seguimiento de las relaciones entre las concentraciones de virus y los modelos de calidad del agua. Campylobacter
Cambio climático y seguridad alimentaria
Los problemas derivados del calentamiento del planeta acarrean también consecuencias en el medio ambiente y, por tanto, en la producción de alimentos. La temperatura ambiente y los patrones de precipitaciones influyen en los alimentos y las enfermedades transmitidas por el agua. En un estudio publicado en 2011 en Environmental Health Perspective, ya se avanzaba que el cambio climático podía cambiar la distribución de las enfermedades transmitidas por el agua. En el estudio, los expertos avanzaron que «las infecciones transmitidas por los alimentos se verían afectados por el cambio climático».
La mayoría de los expertos apuntaban en la lista de patógenos más habituales salmonelosis, campylobacteriosis e infecciones por enterovirus, que causan enfermedades que pueden verse afectadas por el cambio climático ya que presentan una marcada estacionalidad.
El cambio climático afecta a la transmisión de enfermedades porque traslada el área de distribución geográfica de los patógenos y acorta su periodo de incubación. Por ejemplo, el incremento de la temperatura en la superficie del mar da lugar a una mayor incidencia de enfermedades infecciosas transmitidas por el agua y relacionadas con la presencia de toxinas en marisco. En el seno de la Unión Europea, se consideran una prioridad las acciones sobre la salud humana, animal y vegetal. Para ello, debe fortalecerse la cooperación entre los servicios de estas tres disciplinas; desarrollar planes de acción en caso de condiciones climáticas extremas; recopilar información más fiable sobre los riesgos del cambio climático.