La circulación de dinero puede ser también un intercambio de bacterias que puede derivar en intoxicaciones alimentarias. Los billetes y las monedas tienen la capacidad de convertirse en un riesgo para la salud cuando se asocian con el tratamiento de los alimentos y se transforman en fuente de agentes patógenos. Debe tenerse en cuenta que la mayoría de estos microorganismos pueden sobrevivir en superficies y estas, a la vez, pueden ser fuente de transmisión de patógenos, si no se llevan a cabo las medidas de higiene adecuadas. El artículo explica cuáles son los principales patógenos detectados en billetes y cómo el lavado de manos es una buena protección ante las infecciones.
Las manos son uno de los principales riesgos de contaminación patógena. Las fuentes pueden ser varias: la contaminación fecal, producida tras usar el baño o tocar comida; la manipulación de productos crudos con elevada contaminación superficial; o la contaminación por el contacto con objetos de uso común entre personas, como teléfono, dinero, llaves o barandillas.
Varios estudios han evaluado la supervivencia de bacterias en billetes de distintos países y cómo estas pueden transmitirse a las personas. El último de ellos, realizado por expertos de la Universidad de Nueva York, ha detectado en billetes de un dólar cerca de 3.000 tipos de patógenos como cobre) a la supervivencia bacteriana.
El dinero en papel posee una amplia superficie para albergar bacterias y microorganismos
A la investigación estadounidense se le une otro estudio reciente, elaborado por expertos de Arabia Saudí y de Francia y publicado en abril en Future Microbiology. El análisis revela que bacterias como Enterococcus spp., S. aureus, E. coli, Shigella o Clostridium pueden sobrevivir durante meses en las superficies. Según este trabajo, en muchos establecimientos de comida, los manipuladores manejan dinero y alimentos a la vez. En la mayoría de los casos analizados, se han aislado de los billetes sobre todo Salmonella y S. aureus. Además, el estudio apunta que las manos húmedas pueden transferir un mayor número de agentes infecciosos.
Según otra investigación, elaborada por expertos de la Universidad de Oxford y publicada en 2013, el dinero es percibido como uno de los elementos menos higiénicos de todos, más que las barandillas de las escaleras metálicas, los botones de los cajeros automáticos o los libros de biblioteca. Según el trabajo, los billetes del Reino Unido son de los más sucios de los 15 países europeos analizados, seguidos de la corona de Dinamarca y el euro de Austria.
Lavado de manos para protegerse de las infecciones
La higiene de las manos está considerada una de las principales garantías para prevenir este tipo de brotes. Es muy importante que esta acción se haga con agua tibia y abundante jabón, secarse con un trapo limpio o toallas de un solo uso, después de tocar dinero, ir al baño, fumar o estornudar. El agua tibia ayuda a la eliminación de los microorganismos que puedan estar en la piel. También las herramientas de manipulación de alimentos pueden contribuir a la prevención de la contaminación cruzada que se produce entre el dinero y los alimentos.
Las manos deben lavarse siempre antes de comer y cocinar, durante la manipulación de los alimentos, tras limpiar o tocar productos de limpieza o basura, después de ir al baño, tocar animales y mascotas, curarse una herida, visitar o cuidar personas enfermas, sonarse la nariz, cambiar un pañal, estar en el jardín, utilizar transporte colectivo y, por supuesto, después de tocar dinero.
Además del lavado de manos, se ha propuesto la fabricación de billetes con materiales poliméricos antimicrobianos activos, destinados a impedir el crecimiento de microorganismos y, por tanto, limitar los riesgos de contaminación durante la manipulación. También se propone el tratamiento de los billetes con iones metálicos, con propiedades antibacterianas.
Los billetes están fabricados a partir de fibra de algodón, lo que da resistencia y durabilidad, y están impregnados con alcohol polivinílico para darle una resistencia extra y evitar la falsificación. El estudio “El dinero y la transmisión de bacterias“, publicado en 2013, sostiene que es probable que las propiedades de los billetes constituyan un factor que afecta a la supervivencia de las bacterias.