Con el verano ya iniciado empieza la época de vacaciones para muchas personas. Pero en el traslado a países lejanos merece prestar especial atención a las costumbres alimentarias y de higiene con el fin de tomar las medidas necesarias y así evitar viaja se tomen ciertas medidas de prevención que permitan disfrutar sin problemas de la comida. La probabilidad de enfermar durante las vacaciones dependerá del destino (no es lo mismo, desde el punto de la seguridad alimentaria, viajar a un país con unas prácticas de higiene similares al propio, que a uno donde haya más deficiencias en este ámbito); de la duración (cuantos más días en un país, mayor es el riesgo de contaminación); del tipo de alojamiento; y del comportamiento del viajero-consumidor (la responsabilidad es cuidar de sí mismo mientras se está fuera). Entre las infecciones más comunes que los viajeros pueden adquirir son las causadas por E. coli, shigelosis, norovirus y hepatitis A, así como salmonelosis.
Viajes más seguros: precauciones en alimentación
Sea cual sea el medio de transporte que se elija (coche, barco, tren o avión), hay un denominador común en todos los viajes: los alimentos. La ruta que siga la seguridad depende de las medidas preventivas que adopta el viajero con el agua y los alimentos. Algunas de las pautas que pueden ayudar a evitar las intoxicaciones son:
extranjero, sobre todo en países donde el saneamiento es deficiente. El riesgo varía según el establecimiento, y aumenta cuando se trata de vendedores ambulantes. Se adquiere por la ingesta de alimentos y agua contaminados.
La mejor manera de evitarla es practicar una buena higiene alimentaria y del agua. Y si se viaja a países donde los niveles de higiene pública son bajos y existe un riesgo de contaminación del agua, es importante aplicar medidas de prevención. En estos casos, debe evitarse el consumo de agua del grifo, de zumos de fruta que se venden en puestos ambulantes, helados o cubitos de hielo, marisco, huevos, ensaladas, fruta pelada, carne cruda o poco cocinada o salsas. Es más seguro, en cambio, el consumo de agua embotellada y sellada, los alimentos enlatados o en envases cerrados, el pan, frutas sin pelar, té o café.
Es difícil determinar la prevalencia exacta de la diarrea del viajero, ya que solo un pequeño número de afectados buscan atención médica. Pero sí se ha constatado que el destino es uno de los factores que más influye en el riesgo. Se puede hablar de zonas de alto riesgo (países en desarrollo como África o Asia) y zonas de bajo riesgo (Europa, EE.UU. o Australia).
Precauciones en casaEn verano, aunque no se viaje y uno se quede en casa, son habituales los problemas intestinales provocados por las temperaturas elevadas, los cambios en la alimentación, las aguas contaminadas y cierta relajación en las prácticas de manipulación de los alimentos. Una de las más frecuentes es la salmonelosis, provocada por el consumo de huevo o preparaciones con huevo crudo.
Debe tenerse en cuenta que la temperatura es uno de los factores más determinantes que intervienen en la multiplicación microbiana, ya que la mayoría de microorganismos crecen sobre todo entre los 5 ºC y los 65 ºC. Es importante no olvidar la importancia del lavado de manos, de superficies y utensilios de trabajo; cocinar bien los alimentos ( a un mínimo de 65 ºC); no descongelar alimentos a temperatura ambiente; o evitar el consumo de alimentos crudos o poco cocinados como huevos, carne, pescado o marisco.