China tiene una de las mayores industrias de acuicultura del mundo y sus productos cada vez llegan más a los países occidentales. Ahora, una investigación publicada en la revista Environmental Science and Technology revela que los niveles de contaminantes orgánicos presentes en el pescado chino no son mayores que los hallados en otras partes del mundo pero que, no obstante, son suficientemente elevados como para aconsejar una limitación en su consumo.
Uno de los coautores del estudio, Eddy Zeng, químico ambiental del Instituto Guangzhou de Geoquímica de la Academia de Ciencias China, comenta en una noticia de la propia revista que su trabajo «es el primero en evaluar sistemáticamente los contaminantes» del pescado chino. El estudio, para el que se han analizado hasta unas 400 muestras de los mercados chinos, ha medido los niveles de hidrocarburos halogenados, un grupo de contaminantes persistentes que incluye pesticidas, bifenilos policlorados (PCB) y éteres difenilo polibromados o PBDE, que se usan en la industria como retardantes de llama.
Los autores afirman que los niveles son en general moderados, con concentraciones que están por debajo de los limites establecidos actualmente por diferentes administraciones como el gobierno chino o como la Food and Drug Administration de EEUU, pero que si se tuvieran en cuenta evaluaciones más conservadoras desarrolladas por instituciones como la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (más conocida por sus siglas US EPA) las concentraciones halladas harían aconsejable limitar su consumo.
Entrada de contaminantes
Si se tuvieran en cuenta evaluaciones más conservadoras las concentraciones de contaminantes halladas harían aconsejable limitar su consumo
Los ejemplares que peores resultados tienen son los de pámpano lunero (Trachinotus blochii), procedente de acuicultura en jaulas. Los mejores resultados son las carpas y las tilapias. Sirva como comparación ilustrativa la recomendación que dan los autores del trabajo, que no recomendarían consumir más de una vez al mes pámpano y, en cambio, afirman que se puede comer de forma segura hasta 16 raciones al mes de carpa o de tilapia.
¿De dónde vienen los contaminantes? Los autores apuntan a los altos niveles de contaminantes transportados por las aguas que acaban en los estuarios, donde están las plantas de acuicultura. Otra entrada de contaminantes, la principal y bien conocida, es a través del pienso con el que se alimenta a los peces, que está compuesto en buena parte de aceites y carne de otros peces que previamente han acumulado contaminantes.
No es la primera vez que preocupan los niveles de contaminantes en el pescado de piscifactoría aunque hay estudios que demuestran que no siempre el producto de acuicultura tiene más contaminantes que el de pesca extractiva. Por otro lado, uno de los más amplios y recientes informes sobre la seguridad del pescado de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, en sus siglas inglesas), recordaba que los beneficios de comer pescado siguen superando los riesgos de no comer.
Minimizar el riesgo
No obstante, si el mercado de la acuicultura sigue creciendo, el reto es cómo evitar o minimizar ese riesgo. Entre las soluciones apuntadas por los expertos de la EFSA en el informe citado se encuentran las denominadas «estrategias de sustitución» que persiguen reducir los aceites y la carne de pescado de los piensos y sustituirlos por proteínas o aceites vegetales. Otras opciones son buscar para los piensos materias primas de origen marino que estén menos contaminadas o, incluso, aplicar sistemas de filtrado para extraer los contaminantes de la carne y el aceite destinado al pienso.
El problema de estas estrategias es que su aplicación está lejos. Todavía no están lo bastante desarrolladas y, por otro lado, la sustitución del pienso dependería de las especies de pescado, ya que repercutiría en el contenido nutricional del producto final. China es actualmente el mayor productor de pescado de acuicultura, con 32 millones de toneladas en el año 2003, según datos de la FAO. Le siguen India (12 millones de toneladas), Japón (1,3 millones), Filipinas e Indonesia (1 millón).
La dispersión de contaminantes no es algo que afecte sólo a los animales que están entre los consumidos por las personas. Al mismo tiempo que se publicaba la evaluación sobre el pescado chino, la misma revista Environmental Science and Technology ha publicado otro estudio que muestra que pájaros de presa como las lechuzas, aguiluchos o ratoneros, tienen altas concentraciones de compuestos retardantes de llama bromados (PBDE). El trabajo, que también procede de China, ha registrado los niveles más altos de bromados hallados hasta ahora en animales salvajes: hasta 40.900 nanogramos de PBDE por gramo en el hígado, de los cuales 12.200 nanogramos eran de un tipo concreto de contaminante bromado, el BDE-209 o decabromodifenil éter, cuya molécula tiene 10 átomos de bromo.
Los investigadores aseguran que es el mayor nivel de decabromodifenil éter hallado jamás en un animal salvaje. También han hallado contaminantes bromados con moléculas más pequeñas, los denominadas BDE-207 y BDE-208. Al ser más pequeñas, pueden penetrar con mayor facilidad en los tejidos y células de los animales. El detalle tiene su importancia porque estos compuestos bromados con moléculas pequeñas se han ido retirando del mercado progresivamente (en China apenas se usan y en Europa están prohibidos) por su mayor toxicidad. Sin embargo, eso no ha sido suficiente para evitar la contaminación ya que se está viendo que los compuestos con moléculas mayores (con 10 átomos de bromo), una vez vertidos en el medio ambiente, se descomponen en esas moléculas menores, las citadas BDE-207 y BDE-208, con mayor poder de toxicidad y penetración en la cadena alimentaria.
Que las aves de presa tengan altos niveles de contaminación implica que las presas que comen (ratoncillos, pequeños pájaros, gusanos, insectos) también han acumulado contaminantes, afirman los investigadores, que han realizado el estudio con aves muertas por otras causas y cedidas por un centro de recuperación de aves, el Beijing Raptor Rescue Center.