Salud humana y animal, vigilancia de enfermedades y bienestar animal son aspectos relacionados de forma directa con el trabajo veterinario. Los servicios veterinarios son imprescindibles para asegurar que los productos de origen animal destinados al consumo cumplan con todos los requisitos de seguridad e inocuidad. Los expertos en este campo, que celebran durante 2011 el zoonosis, la vigilancia de la calidad y la inocuidad de los alimentos, e incluso la investigación en el campo de la biomedicina, son algunas de las principales tareas que cumplen los veterinarios. La saneamiento animal son algunos de los factores que determinan la seguridad de los alimentos de origen animal. La formación de los veterinarios como profesionales de la higiene de los alimentos los sitúa en la vanguardia de los programas en seguridad alimentaria. Y es que la higiene de los alimentos es un campo especializado de la medicina veterinaria. Esta especialización se basa en el estudio de la medicina de los animales de producción, la etiología, prevención y tratamiento de enfermedades (incluidas las contagiosas e infecciosas para las personas), los principios de la epidemiología y la investigación de brotes de enfermedades.
Uno de los principales desafíos de la veterinaria es la salud pública, ya que los consumidores están expuestos a la amenaza de las enfermedades transmitidas a través del consumo de carne de pollo, leche, queso, huevos o pescado. Estas enfermedades muestran la necesidad de contar con profesionales formados que tengan acceso a los riegos y establezcan los procesos necesarios para reducir o eliminar estas amenazas, entre las que figuran también las consideradas exóticas.
El bienestar animal es uno de los aspectos clave para la profesión veterinaria y también es una garantía de mayor seguridad de los alimentos. Uno de los sectores de producción que más atención recibe en este sentido es el de las gallinas ponedoras, cuyo bienestar ha demostrado tener efectos directos en la calidad de los alimentos que proceden de ellas. El modo como se crían, la densidad de las jaulas y la alimentación que reciben son fundamentales para la calidad de los huevos.
Una nueva normativa nacional, que se aplicará a partir de enero de 2012, obligará a los productores de huevos a sustituir las jaulas clásicas por otras acondicionadas. Según el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM), la mayoría de las jaulas en las que se crían las gallinas destinadas a la producción de huevos no están acondicionadas. La puesta en marcha de esta nueva hoja de ruta pretende ayudar a los productores a monitorizar estas jaulas y adaptarse a las nuevas condiciones de producción.