La pandemia causada por el nuevo coronavirus (SARS-CoV-2) ha puesto el mundo entero patas arriba… o puertas adentro. A finales de marzo, más de 55 países se mantenían en cuarentena, con casi 3.000 millones de personas confinadas en sus casas. Por fortuna, estas drásticas medidas, junto con muchas otras, han logrado reducir de manera notable el número de contagios. Esto ha permitido que podamos volver paulatinamente a la ansiada vida normal y retomar actividades tan cotidianas como ir a bares y restaurantes para encontrarnos con familiares y amigos. Eso sí, no debemos olvidar que seguimos estando en una situación excepcional que requiere extremar la prudencia, por lo que veremos muchos cambios en nuestro día a día. A continuación, detallamos cuáles son las principales medidas de precaución que podemos tomar en estos establecimientos.
Qué medidas de seguridad se pueden aplicar (y cuáles no)
En las provincias que se encuentran en Fase 1 ya es posible disfrutar de una terraza, siempre que se respeten las normas de seguridad. Durante la Fase 2, es de esperar que tengamos que adoptar ciertas medidas a la entrada de bares y restaurantes para evitar contaminar los establecimientos y a las personas que se encuentran en su interior. Algunas de las que podríamos encontrar son las siguientes:
- Limpiar el calzado sobre una alfombrilla desinfectante, que debería ser renovada con frecuencia.
- Lavar las manos con gel hidroalcohólico, que debería estar fácilmente accesible en todo el establecimiento.
- Introducir algunos objetos personales en bolsas (por ejemplo, los bolsos) para evitar contaminar el establecimiento.
- Colocar el abrigo y otras prendas de ropa alejadas de las de otras personas para evitar que entren en contacto.
En diferentes foros se ha debatido sobre muchas otras medidas, pero no parecen necesarias o factibles. Por ejemplo:
- Ponerse guantes al entrar podría resultar útil, pero, además de la incomodidad que supone para la clientela, su uso podría ser contraproducente. Por ejemplo, si manipulamos el teléfono o vamos al baño, podemos contaminarlos. En ese caso deberíamos lavarlos, de igual modo que lavamos las manos desnudas, así que en esta situación no parecen plantear ninguna ventaja. Es preferible no utilizarlos y lavar las manos con frecuencia.
- El empleo obligatorio de mascarilla resultaría útil, pero no es posible en un lugar donde debemos quitarla para comer o beber.
- Medir la temperatura corporal no resulta de mucha utilidad, porque gran parte de las personas portadoras del virus son capaces de transmitirlo sin presentar síntoma alguno de enfermedad.
- La realización de test rápidos ha sido propuesta por algunos hosteleros. En cierto modo podría resultar útil, pero es materialmente imposible realizar test a cada persona que entre en cada uno de los establecimientos y cada vez que lo haga (por no hablar de que su uso debe priorizarse en otras situaciones donde es más necesario).
- Se ha hablado también de la posibilidad de instalar a la entrada de los establecimientos arcos desinfectantes basados en ozono o luz ultravioleta para aplicar a cada persona que entre. Sin embargo, estos métodos, aplicados con baja intensidad, no son eficaces contra el virus y, aplicados con alta intensidad, son peligrosos para las personas (y no han sido probados ni aprobados contra el coronavirus).
Cómo protegerse en la mesa
Imagen: Pixabay
Una vez dentro del establecimiento, deberíamos encontrar las mesas separadas a una distancia segura y sin montar, para evitar que se contaminen elementos como el mantel, las servilletas y los cubiertos. Se ha hablado mucho de la posibilidad de adoptar medidas complementarias, como la de instalar mamparas transparentes para separar las mesas o incluso para separar los diferentes comensales de una misma mesa. Sin embargo, esto plantea varias dificultades: requiere una inversión notable por parte de los hosteleros y no se sabe hasta qué punto es efectivo ni durante cuánto tiempo será necesario. Hay que preguntarse además si estaríamos dispuestos a acudir a los establecimientos en esas condiciones.
Por otra parte, deberíamos echar en falta objetos cotidianos, como servilleteros, palilleros, aceiteras, vinagreras y saleros, que han de ser retirados para reducir el riesgo de propagación del virus. Y lo mismo ocurre con la carta tradicional, que debería ser sustituida por otras opciones como carteles o pantallas que no necesiten ser manipulados para conocer los platos o, bien, un documento plastificado que se pueda desinfectar después de cada uso.
Tampoco deberíamos ver alimentos expuestos y sin cubrir. Por ejemplo, el pan debería estar protegido por un envoltorio o un recipiente y las comidas que se sirven en la mesa deberían estar protegidas desde que son cocinadas hasta que llegan a su destino. Durante la Fase 3 se debería adoptar la misma medida con los alimentos expuestos en la barra. Es algo que ya era obligatorio antes de la pandemia, pero que en algunos lugares no se cumplía.
Camareros con mascarillas… ¿y con guantes?
La opción más sencilla y segura para el servicio de comidas parece ser el servicio convencional, atendido por camareros, pero, obviamente, con las debidas medidas de precaución: tratar de mantener la distancia con la clientela en la medida de lo posible y utilizar mascarillas o pantallas faciales. También es fundamental lavar las manos frecuentemente con agua y jabón, aunque en este caso es más práctico el uso de gel hidroalcóholico, por ser más accesible y más rápido. Es posible que veamos habitualmente el empleo de guantes porque ofrecen buena imagen y transmiten tranquilidad a la clientela, pero no debemos olvidar que un mal uso puede ser contraproducente porque se pueden contaminar del mismo modo que las manos desnudas. Lo recomendable es utilizarlos solo para acciones concretas (por ejemplo, para servir una mesa determinada), desechándolos posteriormente o, bien, renovarlos con frecuencia (por ejemplo, cada hora).
A día de hoy, opciones como el bufet libre tradicional suponen un mayor riesgo de contagio, tanto directo por contacto entre personas, como indirecto, a través de cubiertos y otros elementos comunes. Por eso se recomienda tomar como medidas de prevención:
- 1. Una buena organización para evitar aglomeraciones y contactos personales.
- 2. Ofrecer un bufet asistido, con emplatados individuales, siempre protegidos, para evitar la contaminación de alimentos y utensilios.
En el momento del pago es recomendable priorizar el pago a distancia (por ejemplo, con tarjeta contactless o aplicaciones para el teléfono) para evitar la manipulación de monedas y billetes.
¿Y si tengo que ir al baño?
En el baño, sería deseable encontrar puertas sin manillas, capaces de ser abiertas y cerradas sin necesidad de utilizar las manos (por ejemplo, puertas de vaivén). En su interior, que debería ser ocupado por una persona como máximo, deberíamos disponer de jabón o gel desinfectante (a poder ser de accionamiento automático, al igual que los grifos), papel de secado y papeleras con tapa y pedal.
Las personas portadoras del virus pueden expulsarlo a través de las heces y, aunque no se ha documentado ningún contagio por esta vía, es importante tomar las debidas precauciones. Por eso es fundamental que los baños sean limpiados y desinfectados con frecuencia (la legislación obliga a hacerlo al menos seis veces al día).
También se debe limpiar y desinfectar con frecuencia el resto de las instalaciones (cocina, sala, etc.) utilizando para ello los productos viricidas autorizados en España para tal fin. Es importante destacar que entre ellos no se encuentran el ozono ni la luz ultravioleta, ya que por el momento no han sido probados ni aprobados contra el nuevo coronavirus. A pesar de ello, hay quien lo está publicitando y vendiendo con esa finalidad, así que conviene estar alerta.
Entre las medidas que acabamos de ver, algunas tienen carácter obligatorio y otras son tan solo recomendaciones. Todas ellas están dirigidas a evitar la propagación de la enfermedad en base a dos criterios: mantener el distanciamiento físico, para evitar el contagio directo entre personas, y evitar la contaminación de objetos, para impedir el contagio indirecto, al tocarlos con las manos y llevárnoslas a la cara.