El conocimiento que tienen los consumidores sobre el marcado y el etiquetado de los huevos ha mejorado en España. Así lo señala la encuesta Huevómetro, enmarcada en la campaña de información “El huevo, de etiqueta”, desarrollada por la Organización Interprofesional del Huevo y sus Productos (INPROVO). Los resultados del sondeo muestran una clara mejora en el dominio del consumidor sobre todo lo relacionado con la información que acompaña a los huevos. El artículo explica cómo mejora el conocimiento sobre el etiquetado del huevo y en qué consiste el Modelo Europeo de Producción.
Los huevos que se comercializan en la Unión Europea (UE) vienen con una serie de información, como un código impreso en la cáscara, que permite rastrear el producto desde su origen. Este sistema facilita identificar quién, dónde y cómo se ha producido el huevo. También ofrece otro tipo de información como la fecha de consumo preferente, la alimentación de las gallinas ponedoras o dónde se han empaquetado los huevos. Este sistema, implantado para facilitar la identificación y el registro, es decir, para garantizar la trazabilidad del producto, debe llegar también al consumidor. Para que así sea, INPROVO ha llevado a cabo durante dos años la campaña «El huevo de etiqueta», destinada a «mejorar el conocimiento de los españoles sobre el marcado y el etiquetado de este alimento básico en la cocina». Con el fin de esta iniciativa confinanciada por la Unión Europea y el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, sus responsables han podido comprobar que ha mejorado la comprensión hacia estos aspectos.
Mejora el conocimiento sobre el etiquetado del huevo
Durante dos años, productores y responsables del sector del huevo han recorrido España con el fin de acercar a los consumidores cómo se producen los huevos de gallina en la UE y cuáles son las exigencias del modelo europeo. Los responsables de la campaña destacan que, durante este tiempo, se ha producido una mejora en el conocimiento.
Durante dos años se ha trabajado para acercar al consumidor cómo se producen los huevos de gallina en la UE cuáles son las exigencias del modelo europeo
Si bien aseguran que en 2014 los consumidores confundían el código de la cáscara con la fecha de consumo preferente y solo el 2% era capaz de relacionarlo con el sistema de producción y la granja en la que se había producido el huevo, dos años más tarde la situación ha cambiado. Según INPROVO, del 11,3% de los consumidores que conocían el significado del código en 2014 se ha pasado a un 26,4% en 2016. En 2014, un 70% de los consumidores encuestados asociaba el código con el sistema de producción a la granja de origen. Los nuevos resultados, presentados el pasado mes de julio, muestran que el porcentaje aumenta hasta el 76%. En comunidades autónomas como Navarra, País Vasco, Asturias, Galicia, Murcia, Comunidad Valenciana y Canarias, esta cifra llega al 80%.
La campaña se inició con la finalidad de que los profesionales del sector explicaran, según informa INPROVO, las características del Modelo Europeo de Producción, el significado del código impreso en la cáscara y el etiquetado, así como otra información como la manera en la que se garantiza que los huevos que se comercializan son de calidad, frescos y seguros.
La trazabilidad es uno de los factores más importantes cuando se pretende ejercer un control exhaustivo sobre el camino que siguen los huevos desde que se producen en la granja hasta que llegan al consumidor. En los últimos años también se ha dado importancia a factores como el bienestar y la sanidad animal con la implantación de normas. «Si no lo contamos, nadie imagina que para poner un huevo en el mercado aplicamos más de 70 normas», asegura Medín de Vega, presidente de INPROVO. El consumidor, afirman, debe ser consciente de todo el esfuerzo que ello supone. Este ha sido el objetivo de los dos años de trabajo y los más de 100 encuentros informativos con consumidores, estudiantes y medios de comunicación.
Modelo Europeo de Producción de Huevos
La producción de huevos en la UE, y en España, sigue unas estrictas normativas de seguridad alimentaria, sanidad animal, trazabilidad y bienestar animal. El Modelo Europeo de Producción así lo contempla, una tarea en la que están involucrados granjeros, veterinarios, nutricionistas, técnicos de calidad, inspectores y transportistas, entre otros, con el fin de asegurar que los huevos «vayan de etiqueta», según se ha destacado en la campaña. Los esfuerzos en los últimos años para que así sea han sido enormes, con una gran implicación del sector de la avicultura de puesta.
Los trabajos empiezan en la granja, donde se revisan cada día aspectos como la iluminación, la temperatura y la alimentación, así como las condiciones de higiene.
El siguiente paso es el centro de clasificación, donde se reciben, seleccionan y clasifican los huevos en categorías: calidad (A y B) y peso (clases S, M, L y XL). En este centro se incorpora en la cáscara la información sobre la granja de origen.
De ahí se pasa a las tiendas y supermercados. Debe tenerse en cuenta que desde que la gallina pone el huevo hasta que llega al punto de venta pueden transcurrir de uno a tres días. En cada entrega queda registrado en un documento el centro de embalaje, el tipo de huevo, la fecha de consumo preferente y la cantidad entregada.
El último paso de toda la cadena de distribución es el consumidor, que debe conocer cómo manipular el huevo con seguridad y debe ser capaz de entender toda la información que le llega a través del etiquetado.
Todas estas condiciones se encuentran en el Modelo Europeo de Producción, un conjunto de normas estrictas que garantizan la seguridad alimentaria.