Al igual que sucede con el vino, conseguir un equilibrio entre olores, sabores y maridajes en el té requiere vigilar varios factores, como el agua y la preparación. En el caso de la temperatura, el agua no debe llegar a hervir, pero los grados exactos varían según el tipo de té. Su temperatura puede oscilar entre los 50 ºC y 80 ºC, si la variedad de té es verde o blanco, y entre 90 ºC y 95 ºC, en el caso del té negro. Como se explica a continuación, superar esas recomendaciones hará perder parte del olor y sabor que definen al té.
¿Cómo hay que preparar el té?
🔷 El agua
Lo conveniente es calentar el agua en un recipiente aparte y luego verterla sobre el té en el recipiente donde se desee tomar, para controlar la temperatura correcta.
También es preferible emplear agua mineral o filtrada (sobre todo en lugares donde el agua es más dura), para que la cal o la sal no interfieran en el sabor del té.
🔷 El tiempo de inmersión del té
La cuestión central es el tiempo de preparación. Puede variar en función de si se quiere más o menos intenso y del tipo de variedad.
Los tiempos estimados de «inmersión», según la clase de té, son los siguientes:
- Blanco: entre 5 y 10 minutos.
- Verde: entre 2 y 3 minutos.
- Rojo, semifermentados y post fermentados: 3 minutos.
- Negro: entre 3 y 5 minutos.
- Otras infusiones: entre 5 y 10 minutos.
🔷 ¿Es malo dejar el té mucho tiempo?
Dejar la bolsita durante más minutos de los recomendados tiene consecuencias. Según los expertos, puede aumentar el sabor del té y oscurecer el color de la bebida, por lo que también afectará al esmalte de los dientes.
Durante el rato extra que quedan las hojas de té en el agua caliente sale una mayor cantidad de taninos (sustancias muy astringentes, no exclusivas del vino, que se emplean incluso en el curtido de pieles y en la elaboración de ciertos fármacos), algo que amarga el sabor.
Dejar las hierbas más tiempo produce efectos secundarios, como el aumento de la concentración de cafeína, ya que incrementa al exponerse más tiempo al agua.
¿Por qué no hay que estrujar la bolsita de té?
Además de pasarse de tiempo dejando la bolsita de té en la taza, para los más puristas existen otras dos acciones, igual de comunes y aberrantes, que deberían estar prohibidas:
- Estrujar la bolsita de hierbas con la cucharilla para arrancarle hasta la última esencia.
- Dejarla bien seca en el plato.
- Remojar la bolsita metiéndola y sacándola del agua repetidamente.
Aunque posar la bolsita en la cuchara y enrollar en ella el cordel pueda parecer un gesto sofisticado, esta práctica desvirtúa la calidad de la infusión. ¿Por qué? Al estrujar la bolsa, no hay espacio para que las hojas se expandan y se acaba extrayendo una mayor intensidad y, por tanto, un sabor más amargo, alternando su equilibrio. Al apretar más veces la bolsita también se favorece el aumento del contenido en cafeína en la taza de té.