La mitad de los pescados que se consumen en todo el mundo proceden de la acuicultura. Entre 1995 y 2007, la producción global de pescado criado en “granjas marinas” se triplicó. Uno de los motivos que explica este crecimiento es la mayor demanda por parte de los consumidores de productos ricos en ácidos omega 3, como el salmón. Así lo revela un informe publicado en “Proceedings of the National Academy of Sciences” (PNAS). Este aumento plantea varios interrogantes sobre los métodos de producción y nuevos retos, como la alimentación de las especies.
Imagen: Ecotrust
La acuicultura europea es variada. Contribuye a la obtención de moluscos (ostras), peces de agua salada (salmón y lubina) y especies de agua dulce (trucha y carpa). La demanda de productos alimentarios acuáticos continúa la fase de crecimiento iniciada hace unos años. La revista especializada «IPAC.acuicultura» asegura que supera los índices de producción europea. Pero a pesar de que ha realizado importantes avances, como el desarrollo de nuevas especies o la optimización de los piensos utilizados como alimento, debe hacer frente a importantes retos. Algunos pasan por la obtención de productos seguros y de alta calidad sin perjudicar la salud y el bienestar de los peces. Además, se deben cubrir las necesidades de alimento de este tipo de producción, que se ha duplicado en los últimos diez años: el consumo de carne de pescado ha crecido un 68% y el de aceite de pescado, un 88%.
La acuicultura, una amenaza para el mar
La demanda de ácidos grasos omega 3 presiona la producción de salmón en piscifactorías
«La cría de salmón de piscifactoría precisa cinco kilos de peces salvajes para obtener un kilo de pescado con valor nutritivo», reconoce Rosamond L. Naylor, principal responsable del estudio publicado en PNAS y directora del Programa de Medio Ambiente y Seguridad Alimentaria de la Universidad de Stanford. Se necesitan casi 2,30 kilos de pescado salvaje para producir apenas medio kilo de salmón, advierte Naylor. A pesar de que en 2007 la cantidad de pescado salvaje que se requería para generar un kilo de pesca acuícola era de 0,63 kilos (1,04 kilos en 1995), la cifra debe bajar todavía más para conseguir una producción sostenible y evitar que la acuicultura suponga una amenaza para el mar. El reto es doble: por un lado, garantizar al consumidor el acceso a pescado de calidad y, por otro, cuidar el medio ambiente.
Para cubrir la demanda de ácidos omega 3 procedente de salmones de piscifactoría, los expertos proponen varias soluciones. Una de ellas pasa por reducir un 4% la cantidad de aceites de la dieta de los salmones. Con esta medida, se rebajaría de 5 a 3,9 kilos de pescado la cuantía necesaria para obtener un kilo con valor nutritivo. Otra posibilidad sería sustituir la grasa por proteína procedente de vegetales terrestres.
La industria acuícola precisa de una gran cantidad de pescado para la elaboración de piensos. Los peces de crianza consumieron durante 2008 un total de 99.000 toneladas. La harina de pescado se utiliza en las piscifactorías para mantener a los salmones, las truchas o los atunes. Sin embargo, otras especies como la carpa china y la tilapia ya se alimentan de plantas. Estos «pescados vegetarianos» han comenzado a considerarse como una alternativa respetuosa con el medio ambiente.
A finales de 2008, expertos del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y del Instituto Galego de Formación en Acuicultura (IGAFA) participaron en un proyecto experimental de sustitución de harinas de pescado por proteínas vegetales en los piensos. El objetivo: disminuir la cantidad de especies salvajes que se capturan para producir piensos de forma industrial.
Merluza de piscifactoría
Uno de los últimos avances en el campo de la acuicultura es la cría de merluza. Conseguir que ésta se reproduzca en cautividad ha sido un logro del Instituto Español de Oceanografía de Vigo. El pasado mes de julio, científicos de este centro lograron merluza europea a partir de ejemplares mantenidos en cautividad. Tras ser alimentados primero con peces vivos y pescado fresco y congelado, los expertos les suministraron pienso. Hasta el momento, la puesta de huevos fertilizados ha sido reducida, aunque los responsables del hallazgo esperan conseguir «futuras puestas para completar la fase de cultivo larvario y preengorde». Entonces será posible evaluar la «viabilidad del cultivo intensivo de la merluza europea».Para optimizar la producción en acuicultura se controla la especie (selección, reproducción, aspectos sanitarios y nutritivos) y el medio (variables físico-biológicas del agua, creación de jaulas, etc.). Además de la importancia comercial, la acuicultura permite el estudio de los ecosistemas de distintas especies. En 2007, este tipo de producción llegaba a las 65,2 toneladas en todo el mundo, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Este organismo registró un consumo per capita en 2007 de 19,7 kilos. Por países, China es el principal productor (41,2 millones de toneladas), mientras que España se sitúa en el puesto 18, con 281.200 toneladas.
Mejillón mediterráneo, trucha arco iris, mejillón común, salmón atlántico, ostra japonesa o dorada son algunas de las principales especies que se cultivan en la Unión Europea. En España, destacan el mejillón, la dorada, la lubina (la de crianza supone más del 94% del total de lubina comercializada) o el rodaballo. Uno de los retos de la producción española, afirma la Asociación Empresarial de Productores de Cultivos Marinos (APROMAR), es el desarrollo de Agrupaciones de Defensa Sanitaria (ADS). Su objetivo es “alcanzar un nivel zootécnico-sanitario alto de las explotaciones”. Para ello, incluye programas de lucha contra enfermedades animales y mejoras de las condiciones higiénicas.