La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) acaba de publicar un informe en el que recomienda realizar un muestreo continuo y aleatorio de un número suficiente de muestras de alimentos. De esta manera se pretende asegurar, en el futuro, una evaluación más precisa de la presencia de dioxinas y otras sustancias relacionadas en alimentos y piensos. La razón es que, tras un estudio realizado sobre 7.000 muestras recogidas en 21 países de la Unión Europea entre 1999 y 2008, no se detecta una clara tendencia ni en cuanto a su presencia en los diferentes alimentos ni en cuanto a los niveles detectados. Si bien en algunas categorías de alimentos se ha registrado un aumento, en otras, la presencia ha descendido.
El dato que más ha trascendido del informe realizado por la Unidad de Recopilación de Datos y Exposición, a petición de la Comisión Europea, refleja que un 8% del total de las muestras analizadas supera los niveles máximos permitidos por la normativa comunitaria. Esta cifra podría deberse a que en el periodo de estudio se recogieron datos correspondientes a muestreos recopilados durante episodios ocasionales de contaminación. Por tanto, las muestras no son del todo aleatorias. Además, debido al desconocimiento de cuántas se han tomado, no pueden extrapolarse como conclusiones absolutas. Debe tenerse en cuenta también que este porcentaje varía según el grupo de alimentos. Los niveles más altos de dioxinas y bifenilos policlorados (PCB) se han relacionado con alimentos con elevado contenido en grasas, como hígado animal y productos derivados. Los niveles medios más altos en relación con el peso total del producto se han detectado en el hígado de pescado y en sus derivados. En cuanto a los piensos, los niveles medios más altos se han registrado en el aceite de pescado.
Toxicidad de las dioxinas
Las dioxinas son contaminantes ambientales que pertenecen a un grupo de compuestos químicos peligrosos para la salud humana por su elevado potencial tóxico. Forman parte de los llamados contaminantes orgánicos persistentes (COP). El término dioxinas se utiliza en la mayoría de los casos para referirse a toda una familia de compuestos relacionados desde el punto de vista químico. Engloba algunas sustancias similares como los PCB, con parecidas propiedades tóxicas. Aunque se han identificado más de 400 compuestos químicos relacionados, sólo unos 30 tienen una toxicidad importante, entre ellos, la dioxina o TCDD (según su abreviatura química) es la más tóxica.
Las dioxinas se acumulan en la cadena alimentaria, sobre todo, en las grasas animales
La exposición crónica a estas sustancias se ha relacionado con el desarrollo de diversos tipos de cáncer, mientras que exposiciones breves causan, sobre todo, alteraciones cutáneas y hepáticas. Una exposición prolongada a niveles altos puede ocasionar graves efectos adversos en la salud humana y afecta a diversos órganos y sistemas. Una vez en el organismo, estas sustancias persisten en él debido a su estabilidad química y a su fijación en el tejido donde se almacenan. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se calcula que pueden permanecer en el cuerpo humano entre 7 y 11 años. En el ambiente, tienden a acumularse en la cadena alimentaria y se hallan en pequeñas cantidades en muchos alimentos. Cuanto más arriba esté un animal en esta cadena, mayor será su concentración en dioxinas, sobre todo, en su grasa.
Las dioxinas se generan, en su mayoría, en procesos de combustión, tanto artificial (incineración de basuras), como natural (incendios forestales o erupciones volcánicas). También son subproductos no deseados de algunos procesos industriales como fundiciones, fabricación de ciertos plaguicidas o herbicidas, o blanqueo de pasta de papel con cloro. Sin embargo, según establece la OMS, su principal fuente de liberación al medio ambiente es la combustión incompleta de las incineradoras de basuras (residuos sólidos y hospitalarios). Los almacenamientos prolongados de grandes depósitos de ciertos aceites industriales de desecho pueden también liberar dioxinas al medio ambiente, por lo que deben extremarse las precauciones.
Aunque su formación es local, la distribución en el medio ambiente es global, ya que se halla en casi todos los medios de todo el mundo. En la UE, los esfuerzos coordinados de diversos organismos han conseguido que sus niveles hayan disminuido desde 1970. Con todo, su presencia preocupa todavía debido, sobre todo, a su acumulación en la cadena alimentaria, en especial en las grasas animales. En 2002, la Comisión Europea prescribió una lista de acciones para reducir las dioxinas y sustancias relacionadas como PCB y, más tarde, estableció la necesidad de evaluar su nivel mediante un muestreo en los Estados miembros.
Reducir la exposición
La OMS estima que alrededor del 90% de la exposición humana a las dioxinas procede de los alimentos ricos en grasas, como carnes, lácteos, pescados y mariscos, por lo que resulta de vital importancia su protección. Este organismo insiste en que es fundamental implantar medidas en el origen para evitar su emisión al medio ambiente. También determina que es necesario evitar la contaminación secundaria de los alimentos en la cadena alimentaria. Las buenas prácticas y los estrictos controles durante la producción, procesamiento, distribución y venta de alimentos son esenciales para que estos sean inocuos. Unos eficaces sistemas de vigilancia de contaminación, así como los posteriores planes de actuación, resultan también de especial relevancia para preservar la salud pública en cuanto a estos compuestos contaminantes.
Algunos de los incidentes detectados en alimentos y relacionados con la presencia de dioxinas en los últimos años son:
- Unión Europea, 2007. A través de la goma guar, un aditivo alimentario procedente de la India y utilizado como espesante, que estaba contaminado con un plaguicida que contenía dioxina.
- Países Bajos, 2006. Piensos con dioxinas procedentes de grasa contaminada usada en su producción.
- Países Bajos, 2004. Leche contaminada con elevados niveles de dioxinas, cuyo origen estaba en una arcilla utilizada en la elaboración de piensos.
- Aves y huevos de corral procedentes de Bélgica, 1999. Más tarde se detectaron otros alimentos de origen animal contaminados con dioxinas a través de piensos contaminados, a su vez, con aceite industrial que se había eliminado de forma ilegal.
- Alemania, 1998. Leche contaminada con un pienso elaborado con pulpa de cítricos importada de Brasil. Se prohibió la importación del producto en toda la UE a raíz de este suceso.
- Estados Unidos, 1997. Pollos y huevos contaminados a través de los piensos utilizados y que contenían una arcilla denominada bentonita. No se vinculó la mina de extracción con ningún foco contaminante artificial, por lo que se concluyó que la contaminación de la arcilla la habían causado fuentes naturales, con probabilidad, un incendio prehistórico.
En 2006, la Comisión estableció los niveles máximos de dioxinas y PCB similares a dioxinas en alimentos de la UE mediante el Reglamento (CE) 199/2006. Como curiosidad, esta normativa autoriza a Suecia y Finlandia durante un periodo transitorio, que finalizará el 31 de diciembre de 2011, a comercializar salmón y otros pescados procedentes del Báltico y consumidos en su territorio con niveles superiores, siempre que se informe al consumidor y se den las recomendaciones y restricciones pertinentes a los grupos vulnerables. Los contenidos de dioxinas y PCB similares a dioxinas en hígado de pescado están regulados desde 2008 en una reglamentación específica.