El Ayuntamiento de San Sebastián obligará a todos los establecimientos hosteleros a proteger los pinchos, uno de los principales atractivos de la gastronomía donostiarra, a partir del 1 de marzo de 2002. La medida adecuará las condiciones de venta de los productos alimenticios a lo establecido por la normativa comunitaria y estatal.
Para tal fin, representantes del Departamento de Sanidad y Medio Ambiente de San Sebastián están llevando a cabo, desde el pasado mes de diciembre, una campaña informativa y de sensibilización, dirigida tanto a los hosteleros como a los consumidores, en la que ponen especial énfasis en la necesidad de proteger los alimentos expuestos en las barras de los bares y cuyas materias primas implican, en muchos de los casos, un elevado riesgo de intoxicación. La mayoría de los productos llevan ingredientes, como el huevo o la leche, que facilitan el crecimiento de los gérmenes patógenos, por lo que el grado de porcentaje de que aparezcan casos de toxiinfecciones es elevado.
La decisión municipal, con apoyo legal en el Real Decreto 3848/2000 de 29 de noviembre por el que se establecen las normas de higiene para la elaboración, distribución y comercio de comidas preparadas, ha sido bien acogida entre los representantes de la Asociación de Empresarios de Hostelería Guipuzcoana, aunque no ha tenido el mismo trato por parte de los consumidores donostiarras, que prefieren la forma tradicional de comer los pinchos, es decir, a través del acceso directo a los mismos, según se desprende de la información aportada a Consumaseguridad por José Manuel Etxaniz, director de Sanidad del Ayuntamiento de Donostia.
Seguridad por ley
«Esta no es la primera vez que se intenta aplicar un sistema de protección de los pinchos», asegura Etxaniz, ya que hace unos diez años, y a través de la Ordenanza Reguladora Municipal de 10 de febrero de 1986, que obligaba a cubrir los alimentos para garantizar la conservación adecuada, se intentó dotar a los bares de unas vitrinas de metacrilato que aislaran los alimentos y que los protegieran de los riesgos externos. Pero la medida no tuvo buena acogida y no se llegó a implantar de forma generalizada.
Por este motivo, muchos de los hosteleros insisten ahora en que la medida se ejecute de forma definitiva y reiteran la necesidad de educar a los consumidores en este sentido. Julián Garikano, gerente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Guipúzcoa ha asegurado que la puesta en funcionamiento de la nueva medida «podría alargarse unas 12 semanas» debido a que los trabajos de diseño del nuevo modelo de mostrador «se encuentran en una primera fase». Pero la demora en la implantación de la nueva medida no «exime de responsabilidad al hostelero en el caso de que se produzca alguna intoxicación», asegura María José Usandizaga, concejala de Disciplina Urbanística y Medio Ambiente.