El uso de bolsas reutilizables para realizar la compra es cada vez más generalizado, un gesto responsable para el medio ambiente, pero que puede conllevar riesgos de seguridad alimentaria si no se toman ciertas precauciones. Bacterias procedentes de productos crudos, como carne y pescado, pueden crecer y contaminar otros alimentos con los que entran en contacto. Por tanto, si estas bolsas no se lavan de manera periódica, cada vez que se vaya a hacer la compra, puede que se estén guardando los alimentos en bolsas contaminadas con patógenos como Salmonella o E. coli. Para evitarlo, los expertos aconsejan lavarlas a fondo de manera que se impida la acumulación de patógenos.
El Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino puso en marcha una Campaña Institucional (2010-2011) para la Reducción de Bolsas Comerciales de un Solo Uso con el fin de reducir «el uso y deshecho de bolsas de plástico por parte de los consumidores». Desde que se empezaran iniciativas como esta, el uso de las bolsas reutilizables se ha generalizado cada vez más para realizar la compra, una opción respetuosa con el medio ambiente. Pero debe tenerse en cuenta que, si se usan para guardar alimentos, pueden ser «un caldo de cultivo para las bacterias«, según un estudio realizado por la Universidad de Arizona y la Universidad Loma Linda de California en 2011.
El riesgo se encontró, sobre todo, con bacterias coliformes, incluyendo E. coli, detectadas en el interior de las bolsas en niveles suficientemente importantes como para provocar enfermedades. El estudio, titulado Evaluación de la contaminación cruzada de productos alimenticios en bolsas reutilzables, coincide con otra investigación realizada por el Hospital de Washington, según la cual, «si no se lavan las bolsas reutilizables, los patógenos crecen y se multiplican». El problema, según esta investigación, se agrava si se dejan las bolsas en el coche, donde las temperaturas interiores se convierten en un importante aliado de los patógenos. Para los expertos, «si se vierte jugo de carne de pollo crudo en la bolsa, al cabo de 10 horas se habrán desarrollado miles de células de bacterias».
Uso seguro de bolsas reutilizables
Los expertos proponen algunos consejos a los consumidores para que el uso de este tipo de bolsas sea lo más seguro posible:
- Separar los alimentos crudos del resto.
- No utilizar las bolsas para objetos no alimentarios, como detergentes o libros.
- Evitar almacenar las bolsas en los coches durante mucho tiempo.
- Lavar las bolsas con frecuencia y asegurarse de que están del todo secas antes de guardar.
- Guardar las bolsas lejos de fuentes de contaminación, como animales domésticos o productos químicos. Es recomendable no guardarlas en el coche.
- Los alimentos crudos, como la carne o el pescado, es preferible guardarlos también en una pequeña bolsa de plástico, de manera que queden separados del resto.
Estas medidas son útiles para reducir la concentración de agentes patógenos y luchar contra la contaminación cruzada en los alimentos a través de las bolsas reutilizables. Los expertos sugieren que aún son necesarias más investigaciones para comprobar el riesgo bacteriano real de este tipo de bolsas y para identificar con mayor precisión cuáles son los principales patógenos asociados.
Bolsas y galletas
Otra investigación, realizada por las autoridades sanitarias de la ciudad estadounidense de Oregón y publicada en Journal of Infectious Diseases en 2010, daba cuenta de un brote de norovirus en un grupo de jugadores de fútbol. La fuente: una bolsa reutilizable contaminada. El estudio epidemiológico de los casos permitió descubrir que la mayoría de las personas enfermaron tras consumir galletas que se habían almacenado en una bolsa reutilizable al lado de bocadillos, y que había estado en contacto con una persona enferma con norovirus, que se propaga muy rápido y persiste en el ambiente. Según la investigación, el lavado de las bolsas hubiera disminuido el riesgo de contaminación «en un 99,9%».
Cuando se hace la compra debe prestarse atención a detalles que afectan en la seguridad de los alimentos ya que no todos precisan las mismas atenciones. Los alimentos crudos o refrigerados exigen más medidas de prevención que los alimentos que no necesitan frío, como leche o zumos, latas o botellas de bebidas y conservas. Para que los alimentos crudos y refrigerados no se estropeen, deben ponerse de nuevo en la nevera en un plazo inferior a la hora y media. Para los congelados, es poco probable que en este plazo se descongelen de forma completa, pueden utilizarse bolsas isotérmicas para evitarlo. Un orden lógico para realizar la compra sería: alimentos que no necesitan refrigeración; alimentos refrigerados; alimentos congelados. Si se guardan estos dos grupos lo más juntos posible, el frío se conserva durante más tiempo ya que el contacto con el aire caliente es menor.