Hacer los deberes con los hijos, ver la televisión o contestar una llamada telefónica son actividades habituales que se llevan a cabo mientras se prepara la comida o la cena. Pero desarrollar múltiples tareas mientras se cocina conlleva riesgos alimentarios. Por tanto, es necesario reintroducir hábitos adecuados de seguridad alimentaria y nuevas rutinas diarias para disminuir los riesgos de enfermedades transmitidas por alimentos. El problema radica en que, en muchos casos, no se tiene la consciencia de que una determinada labor se realiza mal y que todo vale cuando se trata de hacer la comida. El artículo explica por qué es arriesgada la multitarea en la cocina, qué otros errores se cometen y cuáles deberían ser los principios básicos de seguridad alimentaria.
El concepto multitarea se ha aplicado desde siempre al trabajo y, en la mayoría de los casos, ha tenido connotaciones positivas porque, cuanto más trabajo se realiza, mucho mejor. Sin embargo, este término ha empezado a entrar con fuerza en las cocinas domésticas, donde los consumidores, cada vez más ocupados, se ven «obligados» a llevar a cabo numerosas labores mientras preparan los alimentos. Pero hacer malabares cuando se trata de comida puede conducir al desarrollo de enfermedades transmitidas por alimentos. En algunos casos, se hace la comida sin prestar atención a la seguridad de los alimentos que se están manipulando. Es difícil saber en ocasiones qué es lo que se está ejecutando mal, cuándo una práctica o una determinada manera de realizar las cosas es segura o cuándo no. Hacer más de una (o dos) cosas a la vez no es lo más aconsejable siempre, como tampoco al referirse a la preparación de alimentos. Es muy importante, por tanto, incorporar hábitos de seguridad alimentaria en las rutinas diarias.
Otros errores que se cometen en la cocina
Las cocinas domésticas son uno de los lugares donde más se llegan a «cocinar» patógenos que pueden derivar en intoxicación. El consumidor, por tanto, tiene una gran responsabilidad cuando prepara la comida. Un simple error puede tener graves consecuencias y, lo que en principio se considera como un pequeño fallo, puede acabar convirtiéndose en algo mucho más peligroso. Por tanto, además de evitar la multitarea mientras se manipulan los alimentos, es importante tener en cuenta otros errores comunes:
Probar los alimentos para comprobar si están bien. Aunque no se vean, los microorganismos pueden estar presentes; por tanto, degustarlos, aunque sea una pequeña parte, puede convertirse en algo grave.
Poner la carne cruda en el mismo plato que la cocinada o encima la encimera. Si esto se hace, habrá que lavar bien la parte donde se ha puesto la carne cruda, antes de poner otros alimentos.
Descongelar pescado o carne en la encimera a temperatura ambiente. Se calcula que a 37 ºC los microorganismos patógenos se pueden multiplicar de forma rápida y pueden llegar a duplicarse cada 15/20 minutos.
No lavarse bien las manos. En muchos casos se piensa que con lavarse las manos antes de hacer la comida es suficiente. Pero no lo es. Hay que hacerlo cada vez que se cambia de alimento y cuando se manipulan otros objetos que no sean alimentos.
Preparar la comida en varias etapas (siempre pensando en ganar algo de tiempo). Los alimentos son más seguros si se cocinan bien y se consumen después de elaborarlos.
Una cocción insuficiente. Si alimentos como la carne de ave, marisco o huevos no se cocinan a temperaturas adecuadas, se pierde capacidad para eliminar posibles patógenos. La mayoría se destruyen a temperaturas de entre 60 ºC y 75 ºC, consideradas «temperaturas de seguridad», a las que se debe llegar en el interior del alimento.
A menudo, los consumidores se preocupan por evitar las zona de peligro (temperaturas de entre 5 ºC y 65 ºC); que los aliños, aunque estén hechos con vinagre, no matan las bacterias; que las bacterias no huelen ni saben mal; y que las verduras es mejor lavarlas. Tampoco debe olvidar que las bacterias se esconden en las grietas y hendiduras de las tablas de cortar y que tienen una especial predilección por trapos y esponjas de cocina.
Más de 23 millones de personas enferman cada año a causa de las enfermedades de transmisión alimentaria. Según el informe ‘Estimación de la carga mundial de las enfermedades de transmisión alimentaria’, publicado en diciembre de 2015 por la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades más comunes son las producidas por norovirus (unos 15 millones de casos), seguidas de la campylobacteriosis (unos cinco millones) y la salmonelosis (2.000 casos al año). El informe hacía mención también a la toxoplasmosis y a la listerioris.