El Departamento de Medio Ambiente ha presentado el estudio “Degradación de suelos y desertificación”, que identifica los escenarios de degradación de los suelos en España y propone líneas estratégicas de actuación para Cataluña y otras zonas del territorio nacional. En Extremadura, por ejemplo, el 70% del territorio sufre peligro de desertificación.
El trabajo se ha presentado en el marco de un seminario de gestión ambiental y analiza, por un lado, las formas de degradación del suelo que pueden causar desertificación: erosión, pérdida de materia orgánica, salinización y compactación. Por otro lado, propone la aplicación de medidas preventivas y correctivas para evitar la degradación de los suelos en las zonas más afectadas del ámbito agrícola y forestal de Cataluña.
En los suelos agrícolas, el estudio recomienda adaptar la gestión del uso de este tipo de suelo en las condiciones de cada zona de cultivo, con la aplicación de técnicas de agricultura de conservación (cultivo mínimo); el uso de prácticas agroambientales, como mantener las estructuras tradicionales de conservación del suelo o aumentar el contenido de materia orgánica; y la integración de la conservación del suelo y la biodiversidad en la planificación territorial.
En Cataluña, las zonas agrícolas más afectadas por la erosión son las que concentran la mayor parte de los cultivos leñosos, entre los que se encuentra la viña y la fruta seca. Los incendios forestales que no cuentan con las actuaciones necesarias también pueden llegar a materializar riesgos elevados de erosión. En las tierras de Tarragona, el grado de afectación es prácticamente del 100% debida a la suma negativa de cuatro factores: erosión, incendios forestales recurrentes, sobreexplotación de acuíferos y aridez.
Caso extremeño
En Extremadura, el 70% del territorio sufre peligro de desertificación, según los estudios del Ministerio de Medio Ambiente. Todas las hectáreas desérticas de la comunidad, unas 25.000, se encuentran en la provincia de Cáceres. A pesar de que esta cifra no es la más alta de España, la situación es especialmente delicada por la posibilidad de que el riesgo aumente si no se toman las medidas necesarias que permitan acabar con la sobreexplotación. Así, el 0,59% de la región tiene un «alto» riesgo de padecer este problema, el 45,06% un nivel «medio» y el 24,88%, bajo.
Según el estudio presentado por Medio Ambiente durante la celebración del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, la desertificación se mide en función del índice de aridez del terreno. Todas las zonas con un nivel de aridez inferior a 0,65 son susceptibles de padecer un proceso de desertificación, informa El Periódico de Extremadura.