Expertos de la Universidad Pública de Navarra han caracterizado las principales variables genéticas de un virus patógeno de la plaga más importante del cultivo de maíz. La investigación se ha centrado en el estudio de los virus nucleopoliedrovirus (NPVs; Baculoviridae), y está previsto que ayude a entender cómo evolucionan los sistemas genéticos.
Oihane Simón De Goñi, responsable de la investigación «Functional importante of genotypic and phenotypic diversity in a Spodoptera Frugiperda multiple nucleopolyhedrovirus population», destaca que «este hallazgo es de gran importancia si se tiene en cuenta que los NPVs han mostrado un gran potencial insecticida para el control de plagas agrícolas y forestales, preferentemente de maíz en países como México y Honduras». Este estudio, cuyos resultados han sido publicados en parte en la revista Nature, es de aplicación práctica para la elaboración de insecticidas biológicos. Según la investigadora, ayudará además a comprender cómo evolucionan los sistemas genéticos.
Los nucleopoliedrovirus (NPVs; Baculoviridae) han mostrado un gran potencial insecticida para el control de plagas agrícolas y forestales. Se trata de un virus infeccioso para insectos que causan plagas, cuyo tamaño es de 2 a 3 micras y que puede encontrarse, según la investigadora, «contaminando una hoja de una planta de la que se alimenta el insecto. Este virus está compuesto por una proteína que engloba a las partículas infecciosas, denominadas viriones. Cuando la larva come de la hoja contaminada, ingiere el virus que cuando llega al tubo digestivo del insecto, se disuelve la proteína que rodea a los viriones y éstos quedan libres».
«Los viriones, entonces, se unen a las células epiteliales y entran en el núcleo de las mismas, donde se multiplican produciendo nuevos viriones, que sirven para infectar las células de otros tejidos internos del cuerpo del insecto. Así, las células infectadas se rompen y, finalmente, todo el insecto queda convertido en un charco en cuestiónde 3 o 4 días, liberando miles de millones de partículas virales que contaminan otras hojas para que comience un nuevo ciclo. De ahí el valor insecticida de este virus», asegura la experta.
El estudio intentaba resolver el interrogante de porqué se mantienen en la población del virus los genotipos deletados que no son capaces de infectar al insecto por sí solos. «Hasta ahora se había creído que las variantes genotípicas con deleciones eran defectivas y, por lo tanto, estas variantes tenderían a desaparecer con la evolución. En consecuencia, se creía que para producir buenos insecticidas lo lógico sería utilizar sólo los genotipos que estuvieran completos. En cambio, tras hacer la secuencia genética de este virus, caracterizando las variantes genotípicas presentes en este aislado, hemos podido comprobar que la diversidad genética presente dentro de este virus es importante para la actividad biológica del virus y su potencialidad».
Los resultados serán aplicables al desarrollo de bioinsecticidas «que puedan ser utilizados en países como México u Honduras, donde se producen daños muy importantes, en las plagas del cultivo del maíz, a los que afecta este virus». Pero además estos resultados podrían «extrapolarse a la elaboración de otros bioinsectidas porque el hallazgo de que es importante la retención de estas variantes puede ser válido para otros virus». Las ventajas del uso de bioinsecticidas frente a los insecticidas químicos son muchas afirma la investigadora. «Su acción insecticida de alta especificidad, no contaminan el medio ambiente y no son tóxicos para el resto de los insectos beneficiosos, plantas, animales terrestres o acuáticos, ni para el hombre. Esto hace que los productos basados en dichos virus sean ecológicamente muy deseables y compatibles con la mayoría de los agentes de control por lo que constituyen una interesante alternativa dentro de cualquier programa de control de plagas».