Entrevista

Félix Lobo, presidente de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (2005-2008)

El etiquetado de alimentos en toda Europa es muy deficiente
Por Mónica G. Salomone 22 de septiembre de 2006
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Imagen: Alberto Sáinz

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) será “reforzada” con más personal y también con más presupuesto, si su presidente desde hace un año, Félix Lobo Aleu (San Sebastián, 1946), logra lo que considera uno de sus objetivos prioritarios. Lobo repasa algunas de las prioridades más inmediatas, como la estrategia NAOS para prevenir la obesidad; la coordinación con las comunidades autónomas para mejorar el control o la lucha contra la salmonelosis. En cuanto a la crisis que espoleó el desarrollo del área de seguridad alimentaria (y la propia creación de la AESA), las vacas locas, Félix Lobo asegura que “lo que se discute es a qué ritmo relajar los controles”, porque “las prácticas en alimentación animal han cambiado” y se trata de un problema “en vías de solución”. Lobo, que del 11 al 15 de septiembre dirigió un curso sobre seguridad alimentaria en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), en Santander, ha ejercido como catedrático de Economía aplicada desde 1980 en las Universidades de Santiago de Compostela, Oviedo y Carlos III de Madrid, ha sido también funcionario temporal y consultor de la Organización de las Naciones Unidades para el Desarrollo Industrial (ONUDI), de la Comisión de la Unión Europea, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de la Oficina Panamericana de la Salud (OPS) y del Banco Mundial. Entre 1982 y 1988 fue director general de Farmacia y Productos Sanitarios del Ministerio de Sanidad y Consumo.

La AESAN existe hace ya unos años. ¿Puede hacer balance?

La Agencia es un organismo joven, se creó por ley en 2001 (una ley votada por unanimidad en el Parlamento, lo cual es un dato importante) y empezó a funcionar en la práctica en 2003. En la Administración, los organismos jóvenes suelen ser débiles, hace falta tiempo para conseguir personal y presupuesto. En este año y medio al frente de la Agencia, una parte muy importante de mi trabajo ha sido tratar de reforzarla. A fin de año vamos a conseguir ampliar nuestro personal en 25 personas más, y también estamos en plena batalla presupuestaria con el Ministerio de Economía para conseguir un incremento que nos permita trabajar con una cierta comodidad. Ahora gastamos el 100% del presupuesto, incluso tiramos de remanentes de años anteriores, lo cual significa que estamos muy justos.

¿Será más personal científico o de gestión?

Sobre todo en el área de gestión. Tenemos áreas muy desguarnecidas, como la de atención a esta nueva función que se nos ha atribuido, los programas de salud pública de prevención de la obesidad y promoción del ejercicio físico. El año y medio que lleva la estrategia NAOS ha estado en manos de muy pocas personas. Es indispensable reforzar esa área para cumplir las expectativas. También habrá refuerzo en las de alerta y control oficial. Si sirve de comparación, ahora hay alguna asociación de consumidores en España que tiene el doble de personal que nosotros.

¿Cuánto personal tiene ahora la AESAN?

En la oficina de Alcalá, que se ocupa de asuntos de regulación y desarrollo de políticas, entre otras funciones, somos unas 90 personas. Hay ciento y pico más en el laboratorio. Es un organismo relativamente pequeño. No es que tenga que ser muchísimo más grande, porque nosotros, por ejemplo, no hacemos inspección, eso corre a cargo de las comunidades autónomas. Pero sí que hacía falta reforzar, y eso nos ha llevado mucho trabajo.

¿Qué incremento de presupuesto espera conseguir?

El presupuesto de este año de la Agencia es de 16 millones de euros, y queremos subir hasta 20. Es importante en términos percentuales, no tanto en términos absolutos.

Ustedes no se ocupan del control, como ha dicho. Por un lado va la legislación y por otro el control de que esa legislación se aplique. ¿Eso funciona?

“El etiquetado de alimentos en toda Europa es muy deficiente”

Es un problema característico: la legislación progresa, se incorpora la normativa europea, pero luego la aplicación práctica puede fallar. Ahí el instrumento fundamental es la coordinación con las comunidades autónomas. El control es competencia de ellas, nosotros queremos desarrollar una labor de coordinación, y el instrumento fundamental es un Plan Nacional Avanzado de Calidad y Seguridad Alimentaria, que tiene precisamente como objetivo principal el coordinar con las comunidades autónomas para que la legislación se cumpla.

¿Cuáles han sido las crisis más importantes a las que ha tenido que hacer frente?

Nos tocó, nada más entrar en la Agencia, el problema de los pollos precocinados contaminados con salmonella. Fue importante, hubo más de 2.000 afectados, más de 200 personas hospitalizadas, falleció un anciano… Nos preocupó sobre todo que el motivo fueran fallos graves de una empresa importante. Esto no se puede repetir. La empresa rectificó enseguida y la retirada del producto se produjo con gran celeridad, pero hubo un fallo humano importante, y esto hay que evitarlo. De ahí que estemos trabajando también mucho en el plan contra la salmonella, un plan conjunto que tienen los Ministerios de Agricultura y Sanidad y al que la AESAN ha dado toda la prioridad. Queremos hacer progresos importantes en medio plazo. No es un problema fácil, se sabe que la salmonella es un tipo de organismo muy complicado de controlar, pero tenemos que dar pasos adelante.

¿Cómo ha ido este verano en cuanto a las salmonelosis?

Bastante tranquilo, creo que el plan empieza a dar sus primeros frutos.

La gripe aviar no la consideran un problema de seguridad alimentaria.

No, no lo es. Se percibe como tal, pero nosotros desde la Agencia insistimos en que no es un problema de seguridad alimentaria, sino de sanidad animal. Si se desarrollara la gripe aviar, que esperamos que no, sería una gripe. Y no se transmite por vía alimentaria. Suponiendo que llegara a la mesa de algún consumidor un ave contaminada, lo cual es muchísimo suponer, al cocinar el ave, a 60ºC, el virus queda inactivado. Es más, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria ha hecho estudios que demuestran que aún cuando ingiriéramos la carne cruda con el virus, éste no sobrevive en el tracto digestivo de los humanos.

¿Qué parte de los recursos invierte la AESAN en luchar contra los fantasmas del consumidor?

Tenemos que invertir algunos recursos, pero ahí lo fundamental es mejorar la información. Hay mucho campo por cubrir en dos áreas. Uno es la publicidad de alimentos, que es una prioridad para la Agencia. Aún no se han visto los frutos pero sí que se ha hecho mucho trabajo de estudio y planificación para poder mejorar la publicidad de alimentos. Y también es muy importante el etiquetado. El etiquetado de alimentos en toda Europa es muy deficiente. Hay que mejorarlo cuanto antes.

¿Deficiente en qué?

Para empezar la información nutricional no es obligatoria, ni está homologada. Creo que ya se han desarrollado sistemas de información nutricional efectivos, claros y sencillos, que se podrían aplicar. Pero, por ejemplo, la información sobre ingredientes aún es muy insuficiente. No sabemos el contenido en sal de una barra de pan, o a veces el contenido en sal se pone como sodio y eso confunde a la gente.

¿Cuál es la situación actual en cuanto a crisis alimentarias?

Bastante tranquila. Algo muy importante es que los problemas se tratan a nivel europeo. La AESAN está en contacto permanente con las agencias de los demás países, lo que significa que vamos de la mano de países con más recursos, en general. Por otra parte, no hay que dormirse; no hay que olvidar que la enfermedad de las ‘vacas locas’ surgió precisamente en Europa por prácticas discutibles. Ahora se empiezan a relajar los controles respecto a esta enfermedad porque no hacen falta, las prácticas de alimentación animal han cambiado. Es algo que seguramente está en vías de solución, y lo que se discute es a qué ritmo relajar los controles.

ALEGACIONES NUTRICIONALES Y SALUD
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Imagen: Alberto Sáinz

Uno de los puntos de los que también se ocupa la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición es el de las alegaciones de los alimentos, que se incluye en el apartado de publicidad, porque, tal y como puntualiza Félix Lobo, “las alegaciones nutricionales y de salud se hacen en la publicidad”. En este ámbito, una de las iniciativas emprendidas en España hace un año es el Código de Autorregulación de la Publicidad de los Alimentos dirigida a menores (PAOS), que forma parte de las actuaciones de la Estrategia NAOS de prevención de la obesidad y fomento de la actividad física y que va “dirigida a proteger a los niños frente a publicidad desmesurada y engañosa”.

Tras un año de andadura, y pese a que este código pueda “tener limitaciones” y a que se trata de un “esfuerzo autolimitado” con posibilidades de ampliarse, la experiencia ha sido, en líneas generales, “muy buena e interesante”, asegura Lobo. Parte importante de los buenos resultados de esta iniciativa corre a cargo de las empresas que se han adherido a ella, ya que han “hecho un gran esfuerzo” para evitar una excesiva presión publicitaria sobre los menores y fomentar hábitos saludables de alimentación. En el ámbito comunitario se está a la espera de que entre en vigor el nuevo reglamento europeo sobre alegaciones nutricionales, cuyo texto ya es definitivo y para el que sólo “falta la firma formal”.

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