Francisco Miguel Tobal, profesor de la Escuela de Educación Física y el Deporte de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), conoce a la perfección el antes y el después de quienes para mejorar su rendimiento recurren a sustancias tóxicas, prohibidas en el deporte olímpico. Y asegura que no es una transición a mejor.
Francisco Miguel Tobal, médico especialista en deporte, distingue entre los compuestos con acción farmacológica de las llamadas «ayudas ergogénicas», suplementos nutricionales considerados, en principio, inocuos. Pero el hecho de que un número cada vez mayor de deportistas aficionados recurra a estos suplementos, y sin control médico alguno, está empezando a ser una práctica «muy preocupante», asegura Tobal. «Las ayudas ergogénicas pueden ser nocivas si no se utilizan adecuadamente».
Lo primero es distinguir entre ayudas nutricionales y farmacológicas. Las nutricionales son proteínas, grasas o vitaminas que suplementan una dieta correcta. Son sustancias permitidas porque no son nocivas, teóricamente. No se consideran dopaje. El resto, las sustancias farmacológicas, son sustancias incluidas en la lista que publica cada año la Comisión Nacional Antidopaje. Están prohibidas en los deportes olímpicos, pero no en el fisioculturismo, que no lo es y, por tanto, no hay control.
Pueden serlo si no se utilizan adecuadamente. Usadas mal pueden provocar disfunción renal y pérdida de calcio y fósforo, con lo que se fomenta la osteoporosis; aumento del ácido úrico y del colesterol; deshidratación; hipervitaminosis. Incluso se aumenta el riesgo de diabetes y se fomenta la obesidad si se dan muchos hidratos de carbono.
Sí, para nosotros es un tema de preocupación. Estamos viendo ya incluso hipervitaminosis C, algo insólito porque es una vitamina soluble en agua y que se excreta con la orina, pero hay gente que la toma en cantidades tan altas y durante tanto tiempo que empieza ya a tener molestias, dolores en el sistema digestivo, por ejemplo.
«Empezamos a ver problemas por tomar demasiada vitamina C»
Los deportistas profesionales están bajo control médico, el problema está más bien en el resto de la sociedad. Es que esto no es ya un tema médico. Nosotros vemos aquí a todo tipo de personas, no sólo deportistas profesionales; a los que toman ayudas ergonómicas les preguntamos que quién se las ha aconsejado, y en el 80% de los casos no ha sido un médico. Se pregunta antes al entrenador, al monitor del gimnasio, a un amigo o se lee en revistas. Los médicos somos los últimos.
Sí, claro, cada vez más. Hay una tendencia a desconfiar en los propios medios, a pensar que son las pastillas las que aumentan el rendimiento y la fuerza. Y no es así, los agentes ergogénicos no valen de nada si no se hace ejercicio. Cuando alguien me dice que quiere una pastilla para correr más, yo le saco una pastilla, la pongo sobre la mesa y le pregunto: ¿Ves que se mueve? Es decir, lo primero para mejorar el rendimiento es entrenar más o mejor y esforzarse.
Bien usadas desde luego que pueden ayudar, pero es que la mayoría de las veces no son necesarias, bastaría con una dieta equilibrada. La idea es que antes de dar ningún tipo de suplemento hay que estudiar la dieta. Si se ve que puede faltar algo para los objetivos que se buscan, y según el tipo de esfuerzo físico que se esté haciendo, se suplementa. Pero sólo en ese caso. Hoy se toman las ayudas sin saber cómo es la dieta básica, y es un error que puede dar problemas como los mencionados antes.
Las personas a las que les guste el mundo de la fuerza tendrán primero que nada que entrenar bastante, seis o siete días por semana. Tendrá que aumentar su consumo calórico, porque está haciendo más esfuerzo. Y luego habría que ver si se recurre a las ayudas ergogénicas, bien prescritas.
Por supuesto, puede ganar músculo, pero estando delgado. Si quiere coger más peso es posible que haya que recurrir a las ayudas nutricionales. Y si quiere ser fisioculturista, entonces tendría que recurrir a las sustancias prohibidas en el deporte olímpico.
No, no se necesita ningún tipo de suplemento para esa actividad. Sólo comer bien.
Desde luego un médico de cabecera puede dar indicaciones generales y, sin duda, advertir de los efectos secundarios, pero no tiene que ser especialista en medicina deportiva. Lo más habitual es que ellos nos remitan a nosotros los pacientes.
Aún no hay ningún estudio que confirme el efecto de la L-carnitina. Primero, porque el organismo produce esta sustancia de forma natural, y aún no se ha descrito ninguna patología por falta de L-carnitina. Así que, en teoría, cuando al organismo le hace falta la fabrica y ya está. Pero además la L-carnitina no funciona por sí sola. Es cierto que interviene en el metabolismo de las grasas para obtener energía, pero esta ‘quema’ de las grasas sólo se produce cuando el organismo hace ejercicio, así que de nada vale tomar L-carnitina y no moverse.
Tampoco. De nuevo, aún no hemos visto ninguna patología por falta de esta vitamina, y en cambio empezamos a ver hipervitaminosis C. Y su efecto como estimulante del sistema inmune no está comprobado. Mi recomendación en cuanto a vitaminas es que las cantidades diarias recomendadas (por la Organización Mundial de la Salud) son suficientes.
Desde luego. En centros especializados en alimentación para el deportista, en gimnasios, por Internet…
Hormona del crecimiento, testosterona o nandrolona. No son sustancias que puedan usarse a la ligera. Las consecuencias de hacerlo pueden ser tan importantes como la atrofia de los testículos, graves problemas cardiacos o, en las mujeres, aparición de vello corporal y disminución de las mamas. Sin embargo, los fisioculturistas se someten a menudo a tratamientos de muchos meses con estas sustancias.
«La testosterona, por ejemplo, es una hormona que en el hombre secretan los testículos», explica Tobal. «Al tomarla de fuera lo que pasa es que el cuerpo deja de producir la propia, y se produce un hipogonaidismo». En algunos casos el problema es irreversible y muy difícil de tratar. En cuanto al aspecto estético, los músculos no duran siempre. Llegada la mediana edad la masa muscular se desvanece y pierde calidad, y a la piel, estirada en exceso, le cuesta mucho volver a su lugar original.
¿Sigue siendo fácil conseguir estas sustancias? «Ahora es un poco más difícil, pero sigue siendo fácil conseguir sustancias prohibidas. En los gimnasios siempre hay alguien con información. Pero lo que no se les dice nunca a los interesados es lo que puede pasarles. Eso lo contamos nosotros, a menudo cuando vienen a vernos y ya hay algún problema».