La intoxicación por ciguatera está provocada por el consumo de peces de arrecife que se alimentan de ciertos dinoflagelados (algas). Si bien en un principio este problema se limitaba sobre todo en las zonas tropicales, con la globalización y el rápido movimiento de personas y alimentos en todo el mundo, los casos de intoxicación por ciguatera se reportan ya en cualquier lugar. Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), desde 2008 tanto España como Portugal han informado de brotes de intoxicación alimentaria por ciguatoxina (en Canarias y Madeira), lo que sugiere que el microorganismo está “cada vez más generalizado en el Mediterráneo”. El artículo explica qué es la ciguatera, las biotoxinas marinas y las microalgas marinas tóxicas.
Intoxicación por ciguatera
El pasado mes de abril, un total de 12 organizaciones de seis Estados miembros de la Unión Europea (UE) y la EFSA firmaron un proyecto de cooperación en materia de intoxicación alimentaria por ciguatoxina. Está previsto que, durante cuatro años, los expertos trabajen para caracterizar el riesgo de esta intoxicación en la UE, una intoxicación provocada por la ingesta de pescado marino de aguas tropicales y subtropicales que acumulan la toxina de forma natural a través de su dieta. La toxina está producida por diversas especies de dinoflagelados (microalgas), lo que origina que se trate de una intoxicación endémica en determinadas zonas del mundo.
Hasta hace poco existía poca información sobre determinados contaminantes ambientales con impacto negativo sobre la salud humana, como las biotoxinas marinas (de las que forman parte la ciguatoxina) que se generan en florecimientos de algas o la basura marina. Por este motivo, y desde hace algún tiempo, en la UE se están reforzando las investigaciones en este campo. El objetivo es conocer con más exactitud en qué consiste.
De momento, se sabe que el pescado contaminado no tiene ni un olor, ni color ni sabor específicos, de ahí que la identificación de pescado contaminado sea muy difícil. También se conoce que Gambierdiscus toxicus es el dinoflagelado responsable de la producción de precursores de ciguatoxina. Estos dinoflagelados, que viven en la superficie de las algas y corales, son una importante fuente nutricional para peces herbívoros pequeños. A su vez, estos se convierten en presa de los peces carnívoros más grandes que, después, consumen los seres humanos. Esta toxina es estable al calor, es decir, no se ve afectada ni por la temperatura, ni por el método de cocción ni por la congelación. La ciguatoxina se ha detectado en peces como meros, pargos, cunas, jurel o barrancuda.
Las primeras señales de la intoxicación por ciguatera aparecen entre los 15 minutos y las 24 horas tras la ingesta de la toxina, aunque en la mayoría de los casos surgen a las 6-12 horas. Los síntomas gastrointestinales son dolor abdominal, náuseas, vómitos y diarrea, mientras que los neurológicos pasan por hormigueo en los dedos, debilidad, reversión de la temperatura (es decir, los objetos fríos se sienten calientes y los calientes, fríos) y, en casos más graves, parálisis respiratoria. Según la EFSA, la intoxicación por ciguatera es el tipo más común de intoxicación alimentaria provocada por biotoxinas marinas en todo el mundo.
Biotoxinas marinas
El pescado y el marisco pueden, por tanto, acumular elementos contaminantes, bien de origen natural o artificial, en el medio acuático donde se desarrollan. Uno de estos contaminantes son las biotoxinas marinas, sustancias tóxicas producidas por algas microscópicas dinoflageladas. Estas biotoxinas se acumulan sobre todo en moluscos bivalvos como mejillones, vieiras o almejas, que se alimentan principalmente de plancton marino donde se refugian estas toxinas. Cuando la proliferación es elevada, se puede originar una coloración rojiza en el agua (mareas rojas), un factor que variará en función de aspectos como la luz, la temperatura del agua o la presencia de nutrientes.
Las biotoxinas marinas son sustancias tóxicas producidas por algas microscópicas dinoflageladas
Se calcula que, para que los dinoflagelados crezcan, la temperatura del agua debe estar entre los 5 ºC y los 8 ºC. Es habitual que los peces o moluscos que se alimentan de estas algas con toxinas no resulten afectados, aunque no sucede lo mismo con las personas que los ingieren, a las que provoca intoxicaciones agudas o graves.
Hay distintos tipos de biotoxinas marinas, en función de los síntomas que causan: toxinas amnésicas, diarreicas, paralizantes, neurotóxicas o la ciguatoxina. Debido a la proliferación de las biotoxinas marinas en los últimos años en todo el mundo, la EFSA lleva desde el 2008 realizando estudios sobre ocho tipos de ellas para establecer dosis de referencia aguda, concentraciones máximas y límites máximos.
Microalgas marinas tóxicas
Este tipo de algas no son visibles al ajo humano y se considera que la contaminación es la responsable de que se den mareas de microalgas, además de la temperatura y las condiciones físicas de la costa. Algunas de estas microalgas son tóxicas y, por tanto, tienen la capacidad de contaminar los peces y el marisco.
Gambierdiscus toxicus, que es la que produce ciguatoxina, es de origen tropical. Supone un riesgo sanitario también en la UE porque ya ha llegado a sus costas debido al calentamiento climático, creen los expertos.
Otras microalgas son Pseudonitzshia Australis, que provoca la intoxicación amnésica por marisco, o Ostreopsis ovata, que produce palitoxina, una neurotoxina que puede ser mortal para las personas, que se acumula en los peces y que, si estos se consumen, originan envenenamiento grave.