La autopsia realizada con muestras del cerebro de Javier Monge, de 33 años que murió el pasado 27 de abril en Madrid, determina que tenía el mal de Creutzfeldt-Jakob, es decir, la enfermedad neurológica humana. La familia de la víctima, sin embargo, asegura que el hombre tenía el mal que se desencadena por el consumo de carne infectada.
La prueba, que se ha realizado en el Instituto de Investigación Fundación Hospital de Alcorcón, deberá ser confirmada ahora por el Centro de Referencia de Edimburgo para que ratifiquen la enfermedad genética. Los análisis realizados en España han consistido en un estudio neuropatológico normal y en la aplicación de técnicas de detección específica de un determinado tipo de depósito en los priones (una forma de proteína que si se acumula causa el mal de las «vacas locas»).
La familia de la víctima siempre ha argumentado que tenía la patología que se desencadena por el consumo de carne infectada. Lo justifican con los dos años que vivió en el Reino Unido (de 1994 a 1996), cuando la crisis de las «vacas locas» estaba en pleno auge. El único caso de «vacas locas» confirmado conocido en España se hizo público el 29 de julio de 2005, cuando el Ministerio de Sanidad confirmó la muerte de una mujer de 26 años en la Fundación Hospital Alcorcón.