El Panel Científico de Aditivos Alimentarios, Condimentos y Procesado de Materiales en contacto con los Alimentos (AFC, en sus siglas inglesas) de la EFSA acaba de adoptar una opinión sobre los riesgos para la salud de la sustancia isopropiltioxantona (ITX), utilizada en el marcado de envases de tetrabrick. En el dictamen, los expertos concluyen que, a pesar de que la presencia de ITX en el alimento es «indeseable», no debe ser motivo de preocupación ya que los niveles detectados han sido muy bajos, opinión que confirmaría lo apuntado ya por la EFSA el pasado 24 de noviembre.
Bajo una orden judicial italiana, se retiraban hace tan sólo unas semanas más de dos millones de litros de leche infantil líquida producida por la multinacional suiza Nestlé, medida que la empresa asegura que le ocasionará unas pérdidas de unos 2,5 millones de euros. Los productos afectados han sido la leche Nidina 1 y Nativa 2, con fecha de caducidad de junio de 2006, y Nidina 2, con fecha de caducidad de agosto de 2006.
La orden, que autoridades sanitarias de distintos países europeos han calificado de extremada, se produjo después de detectar en la leche, durante análisis rutinarios, trazas del componente ITX, un componente de la tinta que se utiliza como iniciador fotoquímico en la impresión de los envases.
La medida impuesta en Italia ha mantenido vivo el debate sobre si ha sido justificada o no. Hasta el momento, todos los países de la Unión Europea han seguido las recomendaciones dictadas por la Comisión y no han ordenado la retirada del producto. Los responsables sanitarios consideran que la retirada responde a un deseo expreso de la multinacional Nestlé para tranquilizar a la población. En esta misma línea de valoración, países como Reino Unido, Portugal y Bélgica han publicado notas en las que consideran «poco probable» que exista un riesgo para la salud.
La alarma ha puesto también en evidencia la falta de información científica sobre los efectos de esta sustancia en la salud humana. Así lo reconocían las máximas autoridades comunitarias que, tras un proceso de evaluación que ha durado varias semanas, acaba de presentar los resultados de la evaluación sobre la exposición a esta sustancia, así como de su potencial genotóxico.
Primeras conclusiones
La EFSA descarta, por el momento, un riesgo potencial genotóxico para el ITX
Los expertos, respondiendo a una petición de la Comisión Europea, acaban de presentar los resultados preliminares de la investigación ya que el informe definitivo tardará unos meses más (calculan que podría estar a punto antes de marzo de 2006). Para llegar a las primeras conclusiones, los expertos se han centrado en el análisis de cuatro tipos de productos lácteos, incluyendo las fórmulas infantiles, bebidas de soja, así como zumos y néctares de fruta. Según el informe de la EFSA, la composición de los alimentos tiene una clara influencia en los niveles de ITX encontrados. Así, los alimentos ricos en materias grasas tienen niveles más altos de este componente que los alimentos producidos a base de agua.
Los niveles más altos de ITX se han encontrado en los alimentos producidos con leche, seguidos de productos como zumos, debido en este último caso a la presencia de la pulpa. Los análisis confirman que el ITX no es perceptible en zumos de fruta como el de manzana. El tamaño del envase también parece ser un factor determinante ya que los niveles encontrados en envases más pequeños eran relativamente más altos que en los encontrados en envases más grandes.
Los expertos se han centrado de forma especial en los riesgos sobre la población infantil, ya que se trata de un sector de la población que mayor cantidad de productos en tetrabrick consume, aclara la EFSA. En consecuencia, los expertos concluyen que la exposición dietética de estos consumidores podría ser más alta que la de los adultos.
El panel científico ha comprobado, además de que no existen datos que demuestren la genotoxicidad del ITX, que el uso de tintas aplicadas a los materiales de envase que entran en contacto con los alimentos no está amparado por ninguna legislación específica en la UE.
Sin embargo, sí existen normas sobre los materiales y los artículos que entran en contacto con los alimentos (Art. 3 de la Legislación 1935/2004). Esta norma especifica que las tintas no deben transferir sus componentes a los alimentos en cantidades que podrían poner en peligro la salud humana o provocar cambios en la composición o características del alimento.
Breve crónica
La alarma se inició el pasado mes de septiembre cuando, tras la detección del ITX, la empresa anunciaba la retirada de los productos y paraba la producción en la fábrica que tiene en Sevares, en Asturias. La planta de Nestlé española detuvo la producción en septiembre y corrigió el problema. Reinició la producción en octubre, y los productos que se han retirado ahora fueron envasados antes de septiembre.Tras el anuncio de la retirada, la empresa, a través de su portavoz, Xavier Perroud, aseguraba que estaban frente a «un problema en el envase, no en la seguridad del alimento». La Comisión Europea admitía también que la contaminación no es peligrosa para la salud por varios motivos. El primero de ellos, porque el ITX no está incluido, al menos por el momento, en la lista de sustancias nocivas de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, sólo se han encontrado trazas, lo que significa que se trata de cantidades tan pequeñas que no tiene porqué suscitar ningún tipo de alarma.
Nestlé lleva utilizando el mismo envase de la empresa sueca TetraPack para la leche desde hace diez años, una empresa que suministra casi todos los envases tipo brick en la UE. Para el marcado del envase, se utilizan bobinas que van impresas con tintas fotosensibles para decorar el exterior del envase. Sin embargo, al estar el cartón enrollado en bobinas, la cara impresa toca la otra cara, que es la que se convierte después en el interior del envase y la que entra en contacto con el alimento.
Tras la detección del problema, y fruto de una reunión de la empresa TetraPack con la Comisión Europea en septiembre, se retiraron las bobinas potencialmente afectadas y se sustituyeron, eliminando así la serigrafía mediante offset, como se hacía anteriormente, metodología que implicaba el uso del iniciador fotoquímico.
La presencia de contaminantes en alimentos es, según la organización ecologista Greenpeace, común para el «90% de las sustancias que se comercializan en la Unión Europea».
Para fortalecer la falta de información sobre la seguridad de las sustancias, como en el caso del ITX, cuyos efectos sobre la salud humana no están aún bien definidos, al menos en lo que se refiere a una exposición por vía alimentaria, se cuenta con el proyecto REACH, una herramienta legislativa aprobada hace sólo unas semanas en el seno de la UE.
Para muchos se trata de una propuesta de legislación sobre químicos que podría ayudar a prevenir las potenciales amenazas para la salud infantil, como la reciente contaminación de la leche infantil con isopropil tioxantona (ITX), una sustancia que se produce en cantidades inferiores a 1.000 toneladas anuales, según datos de Greenpeace. Un estudio elaborado por la Real Comisión sobre Contaminación Ambiental del Reino Unido alertaba, en 2003, de las posibles consecuencias sobre la salud humana y el medio ambiente del uso de 30.000 productos químicos utilizados en Europa.
Con el fin de aclarar e intensificar el control de estas sustancias, hace unas semanas el Parlamento Europeo aprobaba el paquete legislativo REACH sobre el registro, evaluación y autorización de estos productos. En líneas generales, las nuevas condiciones intentan que no se comercialicen compuestos cuya seguridad no esté demostrada. Una de las principales denuncias se refiere a la falta de métodos que permitan conocer los efectos perjudiciales a largo plazo por persistencia en el ambiente o acumulación en los tejidos grasos.