Los países pobres, amenazados en la actualidad por los crecientes precios de los alimentos y el petróleo, podrían proteger su seguridad alimentaria y energética haciendo uso de la yuca, un cultivo tropical de raíz, afirmó la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Los científicos expertos en este tubérculo solicitaron en una conferencia mundial celebrada en Gante (Bélgica) un aumento de la inversión en investigación y desarrollo, necesario para incrementar los rendimientos de los agricultores e investigar prometedores usos industriales de la yuca entre los que se incluye la producción de biocombustibles. La comunidad internacional no puede seguir ignorando la difícil situación de los países tropicales de bajos ingresos, que han sido los más afectados por el alza de los precios del petróleo y la inflación alimentaria, indicaron los investigadores, que han formado una red internacional llamada Asociación Mundial de la Yuca.
La yuca, cultivada extensamente en África tropical, Asia y América Latina, es el cuarto cultivo mundial más importante en los países en desarrollo, con una producción estimada en 2006 de 226 millones de toneladas. Se trata de un alimento básico para casi 1.000 millones de personas en 105 países, proporcionando hasta un tercio de las calorías diarias necesarias. Además, posee un enorme potencial ya que actualmente los rendimientos medios de la yuca ascienden apenas a un 20% de los que se obtienen en condiciones óptimas. Esta planta es asimismo la fuente de almidón más barata que existe, siendo utilizada en más de 300 productos industriales.
Un uso prometedor es la fermentación del almidón para producir el etanol, empleado como biocombustible. No obstante, la FAO advirtió de que las políticas que fomentan un cambio en la producción de biocombustibles deberían considerar detenidamente sus efectos sobre la producción y seguridad alimentaria.
«Cultivo huérfano»
La creciente demanda y las posibilidades que ofrece su producción no han ayudado a que la yuca deje de ser un «cultivo huérfano». Es cultivada por pequeños agricultores, a menudo aislados de los canales de distribución y de las industrias de elaboración de productos, principalmente en zonas que tienen reducido o nulo acceso a variedades mejoradas, fertilizantes y otros insumos productivos. Además, los gobiernos aún no han realizado las inversiones necesarias para impulsar su valor añadido, que harían que los productos de almidón de yuca fueran competitivos internacionalmente.
Los participantes en esta primera conferencia científica de la Asociación Mundial de la Yuca analizaron el estado actual de la producción de este producto y las perspectivas futuras. Acordaron nuevos proyectos, que serán presentados de inmediato a la comunidad de donantes, y un conjunto de inversiones necesarias para que la yuca pueda desarrollar todo su potencial como factor frente a la crisis alimentaria y energética mundial.
Entre estas iniciativas figuran la puesta en marcha de un sistema de distribución de la yuca en cadena con el que canalizar los avances técnicos, mejoras en la fertilidad de la tierra mediante una mejor gestión y un mayor uso de insumos, mejoras en el conocimiento científico básico de la yuca, aumento de su cuota de mercado a través del desarrollo de productos postcosecha, y formación para la próxima generación de investigadores de yuca en los países en desarrollo.