El término “golosinas” engloba diferentes dulces como los caramelos (que aglutinan la mayor demanda), chicles o confites. El denominador común de esta gran variedad de productos, tanto por su forma como por los colores, es el público al que se dirigen, sobre todo, infantil y juvenil, si bien no se excluye al resto de consumidores. Esta particularidad hace que las normas que los rigen tengan en cuenta factores de este sector más sensible. El etiquetado, la manipulación e higiene, así como los procesos de producción, son algunos puntos sobre los cuales recae una mayor atención.
Imagen: riesgo de asfixia o que contengan juguetes pequeños que puedan confundirse con un dulce.