La Unión Europea cuenta con varias herramientas para controlar y reforzar la seguridad de los alimentos que circulan por sus fronteras. Una de ellas es el Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF), que cada año actualiza los datos y facilita información sobre cuáles han sido los riesgos y alertas alimentarios más notificados. En los resultados del año 2015 presentados en fechas recientes, algunas de las alertas más notificadas han sido la presencia de mercurio en pescado. Pero ha habido más. El artículo explica cuáles han sido las alertas alimentarias más importantes durante el año pasado y cómo se clasifican los riesgos.
Una de las herramientas clave para garantizar el seguimiento transfronterizo de los alimentos en la Unión Europea y asegurar que estos son seguros es el Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF). Creado en 1979, este método permite que la información se comparta de manera rápida y eficaz entre sus miembros (28 países de la UE, autoridades de seguridad alimentaria nacionales, Comisión Europea, Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, Noruega, Liechtenstein, Islandia y Suiza). El objetivo principal es asegurarse de que las notificaciones de alertas alimentarias se envían, reciben y contestan con rapidez y eficacia; es decir, conseguir que los riesgos alimentarios se manden y notifiquen antes de que puedan perjudicar a los consumidores europeos. Cada año actualiza los datos, y ahora ha hecho públicos los resultados del año 2015, entre los que cita notificaciones, peligros y países implicados.
Contaminación biológica, el principal riesgo
Según el informe del RASFF, referente al año 2015, el número de alertas y notificaciones alimentarias ha llegado a las 3.049, de las cuales 775 han sido alertas, 392 notificaciones de información, 495 como información para la atención y 1.387 rechazos en frontera. La mayoría tiene como origen Asia (en un 43% de los casos).
Los riesgos biológicos han sido los más notificados en el sistema RASFF durante el año 2015
En cuanto a los riesgos, los biológicos han sido los más notables. Y dentro de estos, la Salmonella ha sido la más implicada en la mayoría (en un 58% de los casos notificados), seguida de las micotoxinas (aflatoxinas en cacahuetes), los residuos de pesticidas y medicamentos y los fraudes alimentarios (alérgenos no declarados en el etiquetado). Les siguen la contaminación química, los metales pesados (en especial mercurio en pescado), la mala higiene del producto y, por último, la contaminación física. Las cifras generales muestran un aumento global de un 2% en comparación con los datos de 2014.
Cuando un país miembro tiene alguna información acerca de un grave riesgo para la salud, informa de manera rápida a la Comisión Europea usando el RASFF. Toda la información es evaluada por la Comisión Europea y remitida a los Estados miembros. En el informe, la intoxicación alimentaria va más allá de un problema provocado por patógenos, bacterias o virus. También se incluyen productos químicos o un etiquetado insuficiente por no mencionar determinadas sustancias, como alérgenos. Un incidente de intoxicación alimentaria se denomina brote cuando ha habido más de una persona afectada por la misma fuente. Las cifras no incluyen todos los incidentes porque no todos llegan al sistema RASFF, bien porque han tenido un carácter local o porque no ha habido consecuencias para los otros miembros del sistema.
Clasificación de los riesgos
El RASFF es un dispositivo de la UE que vigila la seguridad de los alimentos que circulan por sus países miembros y refuerza los controles para una mayor inocuidad. Uno de sus objetivos consiste en posibilitar el intercambio de información, en tiempo real, sobre las medidas que garantizan la seguridad de los alimentos y los piensos. De acuerdo con la gravedad de los riesgos identificados, el RASFF clasifica cada uno de ellos como alerta, información o notificación.
Una notificación de alerta o alerta se envía cuando un alimento, pienso o material en contacto con alimentos presenta un grave riesgo y está en el mercado. Las alertas se activan a través de la red, que detecta el problema e inicia las medidas pertinentes, como la retirada del producto. La notificación tiene como objetivo dar a todos los miembros de la red la información necesaria para verificar si el producto ha entrado en su mercado y pueda así tomar las medidas oportunas.
Una notificación de información se refiere a un alimento, pienso o material en contacto con alimentos para los cuales ya se ha identificado el riesgo pero no requiere una acción rápida, bien porque el riesgo no es grave o porque el producto no se encuentra en el mercado.
Una notificación de rechazo en frontera tiene que ver con un envío de alimentos, piensos o material en contacto con alimentos para los que se prohíbe la entrada porque puede suponer un riesgo para la salud humana y animal o el medio ambiente.
Estas son, a grandes rasgos, algunas de las principales notificaciones del RASFF. En otro apartado se encuentra el servicio de noticias, que se refiere a cualquier tipo de información relacionada con la seguridad de los alimentos o piensos y que no se clasifican como alerta o notificación de rechazo, pero que las autoridades de control de alimentos consideran importante y que debe tenerse en cuenta.
Con todos estos datos, el objetivo es que un consumidor de cualquier país europeo pueda obtener información sobre una alerta que pueda haber con algún alimento en el momento en el que se detecta un problema químico, físico o microbiológico. Los datos del RASFF están, por tanto, en constante evaluación.