Al preparar una comida para degustar fuera de casa se plantean una serie de necesidades sobre los alimentos a las que hay que prestar atención: el transporte, los utensilios que precisan y, sobre todo, cómo mantener los alimentos que requieren frío. Este es un aspecto fundamental, en especial en verano, cuando la temperatura ambiental es más elevada y, por tanto, los riesgos también son mayores. En el mercado hay numerosas opciones: neveras con hielo, bolsas isotérmicas… todo para evitar que el calor favorezca el crecimiento de patógenos. El artículo explica cómo usar las neveras portátiles, las reinas de las comidas al aire libre, y qué otras precauciones se deben tener en cuenta cuando se come al aire libre.
Con las altas temperaturas se intensifican las actividades al aire libre en forma de barbacoas y picnics. Y también aumenta el riesgo de que crezcan bacterias en los alimentos. Siempre, pero en verano más que nunca, es imprescindible no romper la cadena de frío, si no se quiere que la salida acabe estropeando el día. Así que conviene atender a las cuatro normas básicas de higiene: limpiar, separar, cocer y enfriar. Todas son fundamentales, pero debe tenerse en cuenta que, en la época estival, el calor es capaz de echar a perder con mucha rapidez cualquier alimento que no se refrigere como es debido. Por tanto, es recomendable no consumir alimentos perecederos que hayan sido expuestos a temperatura ambiente. Pero hay varias maneras de conseguir mantener frescos los alimentos cuando no se dispone de frigorífico. Las neveras portátiles son las protagonistas del verano si se prepara una comida al aire libre.
Las neveras portátiles, las reinas de los picnics
Es esencial que los alimentos se mantengan a la temperatura adecuada durante la preparación y el transporte, ya que las temperaturas cálidas pueden hacer de la comida un caldo de cultivo idóneo para las bacterias. Las neveras portátiles rígidas son quizás una de las opciones más usadas y también una de las más recomendadas para conservar los alimentos que más necesitan el frío. Van con paquetes de hielo (bloques helados o bolsas de gel helado) que permiten mantener el frío durante varias horas. Hay también neveras con enchufe que pueden ir conectadas al coche.
Los cubitos de hielo sirven para mantener el frío, no para enfriar los alimentos
Es recomendable no usar cubitos o bolsas de hielo porque, con las horas, se irán derritiendo y formarán un charco de agua que es mejor que no entre en contacto con los alimentos. Se evitará abrirla innecesariamente para no perder frío cada vez que se haga. Se debe tener en cuenta que los cubitos de hielo sirven para mantener el frío, no para enfriar los alimentos. Además, una vez que los cubitos se han fundido, los alimentos dejan de ser seguros.
Los productos como la carne y el pescado crudo se pueden colocar en el fondo de la nevera para evitar que se desprendan jugos que puedan contaminar el resto de alimentos.
Durante el transporte, se pondrá la nevera en el lugar más fresco del vehículo (se puede incluso conectar el aire condicionado para facilitar la conservación en frío), y se evitará dejarla en el maletero.
Una vez que se llegue al lugar donde se comerá, se sacará la nevera del coche (su interior puede llegar a alcanzar altas temperaturas que llegarían a estropear todo) y se pondrá a la sombra. Además, de nuevo se evitará abrirla de forma innecesaria porque cada vez que se abre se pierde frío del interior. Una de las maneras de saber si los alimentos se conservan bien en la nevera es controlar que el hielo no se derrita del todo y que los alimentos estén frescos al tacto.
Otro modo de conservar el frío, en este caso para las bebidas, es congelarlas, de forma que se irán descongelando con el paso de las horas y se podrán beber bien fresquitas.
Si los productos así lo permiten, también es posible usar bolsas isotérmicas, menos eficaces y sólidas que las neveras pero suficientes para determinadas preparaciones como bocadillos.
También existen unas barras de hielo, una especie de cantimploras que se congelan; al ser el plástico duro, deja mantener el frío durante bastante tiempo.
Otras precauciones cuando comemos al aire libre
Además de la temperatura, cuando se come fuera de casa es importante tomar otras precauciones que ayudarán a hacer la salida más segura. Debe tenerse en cuenta que la facilidad con que los gérmenes se pueden propagar a través de las manos sucias, los utensilios o los alimentos crudos es sorprendente. Por tanto, habrá que asegurarse de mantener separados los alimentos crudos, como la carne, de los listos para consumir, como las ensaladas. Otras consideraciones son:
- Planificar la cantidad justa de alimentos que se llevará, de manera que se reducirá la cantidad de sobras que habrá que almacenar.
- Lavarse las manos es esencial, así como tener limpios los utensilios.
- No dejar alimentos fuera a temperatura ambiente durante más de una hora.
- Tener especial cuidado con la carne, cocinarla bien y no dejar partes crudas en las que pueda haber bacterias. También prestar atención a los huevos y preparaciones a base de huevo.
- Nunca colocar alimentos cocidos en un plato donde antes había productos crudos.
- Lavar frutas y verduras antes de cocinar. Las frutas con cáscara dura, como los melones, también deben lavarse, porque las bacterias que pueda haber en la superficie pueden pasar al interior a través del corte.
- Si no se tiene cerca una fuente de agua potable, habrá que llevarla de casa para la limpieza, así como papel de cocina.