Austria, Grecia, Alemania, Portugal y España son algunos de los países que han confirmado algún caso de lengua azul en ganado ovino en las últimas semanas. Pese a que se trata de una enfermedad inocua para las personas, es de gran importancia por los efectos en la cabaña ganadera y por las pérdidas económicas que lleva asociadas. Una de las principales dificultades para su control radica en que no tiene un tratamiento de profilaxis eficaz, lo que obliga a crear medidas como el establecimiento de zonas libres de la enfermedad o medidas de cuarentena en las zonas afectadas. De la investigación epidemiológica realizada hasta ahora se extrae que uno de los puntos que más vulnera la seguridad del ganado es su transporte, y que la enfermedad puede propagarse de los animales infectados a zonas que todavía no han sido afectadas por el virus.
Imagen: Ana y Paco Sancho
Hasta hace poco la lengua azul se comportaba como una enfermedad estacional que «desaparecía» en invierno, con el descenso de las temperaturas. Sin embargo, y fruto de una combinación de factores, como la aparición de nuevas especies del vector transmisor (el mosquito de la especie Culicoides) y de las condiciones climáticas, la enfermedad se ha hecho fuerte incluso durante los meses más fríos. Procedente de África, y ayudado por las altas temperaturas y el viento, este mosquito y, en concreto, su picadura, ha puesto en jaque la producción ovina del norte de Europa.
En España, y según los últimos datos epidemiológicos del Comité de Seguimiento de la Lengua Azul de la Red de Alerta Sanitaria Veterinaria (Rasve), presentado el pasado mes de octubre, se han registrado 1.404 focos, de los que 1.391 correspondieron al serotipo 1 y 14 al serotipo 8 de esta enfermedad que sufre el ganado bovino y ovino y que no afecta a la cadena alimentaria.
Transporte sin riesgo
El riesgo de transmisión de la lengua azul es menor durante el periodo que va de enero a julio
Entre los distintos aspectos que pueden poner en riesgo la salud de los animales se encuentra su transporte. Si el movimiento de ganado no se hace siguiendo unas correctas prácticas higiénicas, el riesgo de propagación de la enfermedad aumenta. De acuerdo con una investigación realizada por el Panel de Salud y Bienestar Animal de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, en sus siglas inglesas), determinar con exactitud el riesgo de transmisión de la lengua azul a través del movimiento de animales por zonas restringidas constituye una ardua tarea por la dificultad de estimar con exactitud cuáles son los parámetros asociados a la biología del mosquito transmisor.
Bajo la premisa de que con los datos de los que se disponía hasta ahora no era posible determinar con exactitud el riesgo real del transporte de animales y la transmisión de la lengua azul, los expertos comunitarios han trabajado con distintos panoramas, fundamentados básicamente en dos parámetros concretos: las temperaturas, y sus fluctuaciones, y la densidad de los mosquitos responsables de la transmisión. Una de las valoraciones más positivas hasta ahora era considerar el movimiento de animales durante el «periodo estacional libre», es decir, durante los meses de más frío, considerado hasta hace poco el principal enemigo del mosquito.
De acuerdo a los casos detectados, el periodo que iba de enero a junio era considerado como el de menor riesgo. Pese a ello, los casos han demostrado que el virus se ha hecho fuerte incluso con el frío, lo que obliga a extremar las medidas también durante los meses de invierno. También está implicada en esta reducción del riesgo la vacunación, que ha demostrado ser más eficaz en los casos en los que el ganado que se transportaba no estaba vacunado contra la enfermedad.
La investigación confirma además que la enfermedad se puede transmitir, a través de los mosquitos del género Culicoides, desde el ganado infectado que se transporta en zonas no infectadas a ganado sano. A pesar de la carencia de datos y de la imposibilidad de cuantificar el riesgo exacto de las distintas formas de transmisión, sí se ha podido demostrar que tratar a los animales y los vehículos con insecticidas puede ayudar también a reducir el riesgo.
Cómo y por qué
La lengua azul afecta, además de al ganado ovino, a vacas y cabras. Como enfermedad transfronteriza que es, la situación epidemiológica de un país puede afectar al resto de países vecinos, lo que pone en evidencia, según la EFSA, los límites de las medidas nacionales para controlar su extensión. El hecho de que se trate de una enfermedad en cuya transmisión está implicado un mosquito hace que cobren mayor protagonismo los factores ambientales, como la temperatura o la humedad.Hasta hace poco, la enfermedad había quedado restringida a zonas del sur de Europa, como Italia, España, Francia y Portugal. Pero, en agosto de 2006, varios países europeos del norte empezaban a confirmar los primeros brotes. Holanda, Bélgica, Alemania y Francia se sumaban a la lista de países con casos de lengua azul, a los que les seguirían, entre 2007 y 2008, el Reino Unido y Suecia.
De declaración obligatoria a la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), se considera que un país está afectado por el virus si se ha confirmado algún caso en los últimos dos años. La determinación del riesgo exacto, tal y como ha quedado reflejado con el informe de la EFSA, incluye hacer una valoración particular de cada caso y zona concreta. Las medidas de control que se establecen, pues, variarán en función de la necesidad de cada brote.
En el ámbito comunitario, algunas de las medidas que se han hecho más fuertes para reducir los casos han sido: establecer zonas de protección y de vigilancia para que el virus no salga de los puntos afectados y aplicar la vacunación, una de las herramientas más importantes para el control de la enfermedad. Pero la investigación sobre cómo actúa el virus transmisor y cuáles son las especies susceptibles continúa, y pretende de forma especial dar respuesta a cuestiones como:
- Determinar el origen de los serotipos de la lengua azul en la UE.
- Profundizar en la epidemiología y la diagnosis clínica.
- Precisar cuáles son los patrones de actuación del mosquito y en qué condiciones estacionales se mueve mejor.
- Comprobar la eficacia de métodos como el uso de insecticidas o repulsivos para proteger a los animales contra la picadura del mosquito.
- Mejorar la vacunación para reducir el riesgo de infección.
De acuerdo con este último punto, la Comisión Europea ha presentado recientemente la intención de conceder, a los países europeos, unos 100 millones de euros adicionales para la vacunación. Con esta nueva ayuda, está previsto que en 2009 se destinen 160 millones de euros para luchar contra esta enfermedad, algo que los países más afectados venían solicitando desde hacía tiempo. El objetivo es, tal y como reconocía Androulla Vassiliou, comisaria europea de Sanidad, “frenar la enfermedad y reducir su prevalencia”.
El virus de la lengua azul afecta a todos los rumiantes, aunque la especie más vulnerable es la ovina. Con un periodo de incubación de unos 5 a 20 días, la forma aguda de la enfermedad produce, en ovinos, inflamación y ulceración de las mucosas de la boca, la lengua se vuelve tumefacta y los animales cojean. La muerte suele producirse en un plazo de unos 8 a 10 días (en un 70% de los casos); de lograrse una recuperación, el animal sufre esterilidad y retraso en el crecimiento. Para que se produzca la transmisión deben cumplirse y coincidir tres condiciones: la presencia del virus (animales infectados), de los mosquitos (género Culicoides) y de animales susceptibles (rumiantes). La enfermedad no afecta a las personas.