A esta conclusión han llegado dos estudios internacionales a los que ha tenido acceso la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), centrados en la función benefactora del pescado en aspectos como la prevención del daño pulmonar causado por el tabaco o el inicio de los síntomas asociados al asma.
Según estudios realizados por las Asociaciones del Pulmón y Cirugía Torácica de EEUU, las personas fumadoras que comen pescado dos o más veces a la semana manifiestan a lo largo del tiempo una menor reducción de su capacidad pulmonar comparado con los fumadores que no consumen este alimento.
Los expertos aseguran que el efecto protector del pescado en fumadores puede deberse a que su aceite es muy rico en ácidos grasos omega-3, y más si se trata de pescado azul. Su consumo regular puede ser un factor de inhibición de procesos inflamatorios relacionados con enfermedades respiratorias de tipo crónico.
Los beneficios derivados del consumo de este alimento también se han asociado con el asma, o mejor dicho, con la aparición de los síntomas que caracterizan a esta afección. El último estudio sobre la relación entre consumo de pescado y asma se efectuó en Australia, y compara la dieta habitual de un grupo de personas asmáticas con la que seguía otro grupo de población no afectado por el problema. La conclusión fue que el consumo de pescado era más frecuente en este último grupo.
La dieta mediterránea, en la que se incluye por derecho propio este alimento junto a otros como la verdura, las legumbres y el aceite de oliva, es comparativamente mucho mejor que las dietas en las que predomina más la grasa de origen animal, y esto tiene unos efectos directos sobre el estado de salud de la persona.